Veintiuno

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El auto se detuvo en el estacionamiento privado, un silencio invadió el momento y Harry suspiró mirando a Louis, este mantenía sus brazos cruzados mientras veía al frente, parecía bastante molesto.

— Ya me disculpé

— No debiste hacer eso, fue demasiado vergonzoso —Frunció el ceño sin mirarlo. 

— Tu fuiste el culpable —Murmuró, Louis lo miró con indignación. — Bueno solo decía 

— ¿Por qué dijiste que era mi novio? —Bufó.

— Solo estaba celoso —Suspiró mirando al frente de nuevo. 

— Lo conozco de siempre, ahora me avergüenza verlo —Cubrió su rostro el castaño.

— ¿Te da tanta vergüenza por que si te gusta? —Frunció ligeramente el ceño.

— El no me gusta, Harry, me gustas tú, solo quería darte celos y lo mencioné porque lo vi esa mañana 

Louis no le permitió responder, bajó rápidamente esperando por Pain, terminó por caminar hasta la puerta del departamento dejándolo solo en el auto, el rizado suspiró cerrando sus ojos, todo esto volvía a ser nuevo para él. 

Bajó del auto y caminó a la parte trasera para bajar las bolsas, caminó cargando todo con facilidad y abrió la puerta del departamento dejando que Louis y Pain entraran primero, el castaño subió rápidamente las escaleras hasta la habitación aún sin dirigirle la palabra. 

— ¿Y ahora que hago? —Miró a Pain, este ladró antes de correr a su área de juegos. 

Harry suspiró con pesadez subiendo las escaleras, creyó que lo mejor era darle un poco de espacio al castaño mientras el enojo se le pasaba, dejó las bolsas frente a la puerta y fue a su pequeña oficina en casa. 

Esperó por al menos cuarenta minutos, sus manos ya picaban por la ansiedad, así que caminó de nuevo a la habitación y entró sin tocar, el castaño estaba sentado en la alfombra junto a la cama, parecía leer las notas que le había traído del instituto, su cabello escurría en señal de haberse dado un baño y llevaba puesta otra de sus playeras.

Harry observó el pequeño pedazo de papel rosa y mordió su labio pasando su mano hacia su espalda mientras caminaba hasta él, tomó una pequeña toalla y se sentó en la cama, justo detrás suyo, con suavidad la pasó por su cabello quitando el exceso de agua.

— Si no secas tu cabello podrías enfermarte —Murmuró pasando su mano por su cabello castaño con suavidad. 

— Estoy muy sensible —Habló el castaño. 

— Lo se, fui muy tonto, Lou —Se inclinó besando su cabeza. — Solo me puse celoso, él es guapo.

— Pero a mi me gustan los señores que parecen mi papá —Echó la cabeza hacia atrás para mirarlo. 

Harry sonrió con diversión y rodó levemente los ojos, el pequeño descarado volvía, sujetó su cuello con suavidad y se inclinó besando sus labios. 

— ¿Podrías perdonarme? —Susurró mientras rozaba los labios con los suyos. 

— Solo si cumples tu promesa —Jadeó cerrando sus ojos. 

— ¿Cual promesa? —Succionó su labio inferior mientras apretaba con cuidado su cuello. 

— Que me dejarás sin caminar dos días —Sonrió jadeando ante la sensación de la mano apretando su cuello. 

— Con una condición —Lo miró.

El castaño hizo un puchero cuando el mayor lo soltó para que se incorporara, su nuca dolía ante la posición pero eso no importaba, volvió a levantar la cabeza girándose para ver al rizado esperando escuchar la condición.

DETENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora