Veintidós

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Cuando vió el cartel que indicaba el final de Doncaster abrió sus ojos con sorpresa, giró su cabeza observando como el auto se alejaba de la ciudad.

— ¿Estamos saliendo de Doncaster? —Murmuró aún mirando por la ventana.

— Si, vamos a Yorkshire del norte, es lo único que puedes saber —Arqueó una ceja aún mirando al frente. 

— ¿Me venderás en alguna granja? 

Harry sonrió divertido y negó con su cabeza sin dejar de prestar atención al camino, Louis lo veía  recargado en el asiento copiloto, incluso su forma de conducir era tan atractiva. 

Después de algún rato con música suave en la radio y el sol ocultándose en el camino, Louis terminó por quedarse dormido, Harry llevó su mano a su pierna para acariciarla con suavidad. 

Siempre había estado acostumbrado al silencio que le brindaba su soledad, pero ahora le parecía incluso extraño no tener al parlanchín adolescente haciendo preguntas ridículas como ¿Por qué los árboles son verdes? ¿Por qué los pájaros vuelan? ¿La luna nos está siguiendo? ¿Por qué nunca desarrolló súper poderes cuando una araña le picó a los seis años?

Sin embargo, decidió no despertarlo durante todo el camino, después de los amargos días que había pasado, necesitaba descansar y ser consentido, ese pequeño ángel no merecía la vida que tenía, pero se prometió no dejar que nadie lo lastimara jamás y si incluso él lo hacía sin darse cuenta, entonces pagaría las consecuencias. 

Cuando divisó un enorme cartel colorido entrando a la nueva ciudad; sonrió menorando la velocidad, siguió las indicaciones del camino y cuando el ruido se hizo más fuerte supo que ya habían llegado, buscó un buen estacionamiento y suspiró apagando el motor del auto, se giró para ver al castaño aún dormido, se había hecho bolita en el asiento intentando ponerse más cómodo.

No pudo evitar sacarle una foto antes de inclinarse para besar su mejilla y palmear suavemente su muslo, Louis se removió solo para abrazarlo como si de su oso de peluche se tratase, Harry soltó una pequeña risa al sentirse apretado en sus brazos.

— Solecito, debes despertar, ya hemos llegado —Habló con sus mejillas aplastadas contra las suyas. 

— ¿A donde hemos llegado? —Habló dormitado sin abrir sus ojos.

— A Nuestra cita ¿escuchas todo ese ruido afuera? 

Louis suspiró soltando por fin al mayor, se estiró como un lindo gatito y abrió sus ojos dormitados, con cuidado los talló evitando que su rímel se corriera.

— Espera —Harry mordió su labio.

Bajó del auto y Louis lo observó confundido, rodeó este hasta llegar a la puerta de Louis para abrirla, extendió su mano con una sonrisa y el corazón del castaño quiso escapar por milésima vez de su pecho, sin duda era el más enamorado de Harry. 

Observó lentamente al mayor, admirando la belleza irreal que tenía, llevaba unos pantalones ajustados en color verde y un suéter flojo en color ladrillo con detalles a juego con su pantalón, unas sencillas vans negras y su cabello más alborotado que de costumbre, sus ya comunes anillos en sus dedos y ahora una sonrisa enorme acompañada de hoyuelos en sus mejillas. 

Tomó su mano sin hacerlo esperar y con un ligero impulso salió del auto, Harry cerró la puerta y aseguró el auto rodeando los hombros del castaño con naturalidad mientras comenzaban a caminar.

Fue hasta ese momento que Louis reaccionó ante la música y el ruido de muchas personas, miró al rizado con confusión, incluso por abrazarlo con tanta normalidad.

DETENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora