Capitulo 4

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En la herrería Dafne observaba a Dorian fundiendo objetos de hierro. Le gustaba verle trabajar; él cogía los distintos utensilios, siempre con guantes, el sudor le perlaba la frente y él se la secaba con el antebrazo.

En el momento en el que se aseguró de que todo estaba bien se acercó al banco donde ella estaba y se sentó a su lado.

-¿En qué piensas?- Preguntó curioso al percatarse de su inapropiado embelesamiento.

-Pienso en Talon y Fenris. Hoy ella había con él para hablar sobre la cena de ayer- le respondió saliendo de sus pensamientos.

En su cabeza se habían arremolinado escenas de lo que podía estar pasando en aquel momento en la casa de Talon. Esos pensamientos la sobrevolaban como nubes de tormenta y no solían terminar bien.

-Ahora que lo dices a mí también me preocupó lo que pasó ayer- dijo el macho pensativo.-Pero tienes que admitir que tu prima se lo iba buscando.

-¿Qué quieres decir?- Interrogó la pelirroja claramente molesta.-¿Crees que Talon se merecía que la hablara de ese modo?

-No, no digo eso- se defendió el herrero y acto seguido empezó a justificarse- lo que digo es que Talon es muy curiosa y actúa muchas veces como si no tuviera pareja, y esta prometida.

-Eso ¿qué tiene que ver?-preguntó Dafne- Fenris ya sabía cómo era Talon antes de prometerse.

-Lo que digo es que, Talon debería dejar de buscar problemas, sus actos pueden repercutir en Fenris. Es un Portador de oscuridad, piensa en lo que podría pasar. Además si pierde el empleo, ¿cómo se mantendrán cuando se casen?

-Te recuerdo que Talon trabaja y ella jamás pondría en peligro a otra persona por un error suyo.

-Espero que tengas razón porque, si no, Talon lo va a pasar muy mal cuando se casen.

-Si tan seguro estas de que mi prima sería capaz de poner en peligro a otra persona para salvarse, ¿por qué quieres casarte conmigo?-preguntó Dafne todavía seria.

-Porque tú, al contrario que Talon, sabes cuál es tu lugar y donde están los límites. Tu nunca te entrometerías en asuntos del lord. Además de que te quiero.

Dafne se puso de pie y se dispuso a irse. Había algo en lo que Dorian le había dicho que no le gustó.

El tiempo transcurrió con normalidad y llegó la noche de la cena

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El tiempo transcurrió con normalidad y llegó la noche de la cena.

Talon estaba en la cocina con una inmortal de pelo rojo flojo y unos ojos negros, Ayala. Ambas hembras cocinaban cuando alguien tocó la puerta, la mayor fue a abrir la puerta.

-Hola, Dafne, Shila. Pasad, estamos terminando la cena.

Talon oyó la voz de su madre desde el salón y noto que las tres inmortales entraban en la pequeña cocina de madera, se dio la vuelta para saludarlas. Vio a Dafne y a una inmortal de complexión pequeña, ojos azules y pelo rojo fuerte ondulado.

-Hola Dafne- la morena abrazando a la joven-. Hola tía Shila- saludo a la otra recién llegada.

-La comida casi esta, así que, que os parece si Talon y Dafne van poniendo la mesa mientras Shila y yo terminamos lo que queda- dijo Ayala, la madre de Talon.

-A mí me parece bien- respondió Dafne mientras Talon lo secundaba asintiendo con la cabeza.

Dicho lo cual las jóvenes inmortales cogieron los cubiertos y los platos, las mayores terminaron la comida.

Mas cuando Dafne y Talon ponían los platos en la mesa la puerta de la vivienda se volvió a abrir, esta vez fueron dos hombres.

Los machos eran altos y fuertes. Uno tenía el pelo moreno y corto y los ojos marrones. El otro también tenía los ojos marrones, pero su pelo era negro y largo, no había duda de que era el padre de Talon.

-Padre, tío Aster- saludó Dafne acercándose a los recién llegados.

Talon terminaba de poner la mesa.

-Padre- dijo la morena acercándose al de pelo largo- tío Chand, bienvenido- dijo esto refiriéndose al de pelo corto, que en ese momento estaba abrazando a Dafne.

Diez  minutos más tarde se encontraban los seis en la mesa de madera vieja del comedor de la vivienda. Los platos se iban llenando de comida y lo único que se oía era el chirrido de los cubiertos sobre los platos de madera, hasta que el macho de pelo corto decidió hablar.

-Aster y yo llevamos un tiempo hablando y hemos tomado una decisión que nos incumbe a todos pero sobre todo a vosotras dos- su mirada iba viajando por los presentes.

-¿De qué hablas, Chand? ¿ Qué decisión habéis tomado?- preguntó Shila apremiante.

-Lo que tu marido quiere decir en que hemos decidido poner un ultimátum a los compromisos de Talon y Dafne- respondió el de pelo largo.

Dafne miro perpleja a su padre, mientras que Talon miraba a su padre con los ojos abiertos como platos y sintió cierto odio hacia él. Ambas temían que algo así pudiera pasar, pero no se imaginaban que fuera sin previo aviso. 

-¿Qué? Tenéis que estar bromeando- sonó la voz de Ayala, la madre de Talon, alterad pero sin levantar el tono.

-Ayala, hermanita, no es ninguna broma. Hemos esperado suficiente, tu marido y yo hemos sido muy pacientes.- La respuesta de Chand fue seria.

-¿Por qué?- la voz de Dafne se oyó débil a mitad del discurso de su padre.

- ¿Por qué?- repitió el inmortal a cuando terminó su discurso- Dafne, Talon- ambas jóvenes levantaron la mirada, Dafne la posó en su padre- Si lo retrasáis más los hombres pueden perder el interés.

-¡¿El interés?! Ahora me entero de que soy un bonito objeto de colección- replico Talon mirando a su padre.

-Talon- le advirtió su padre pero ella, en lugar de retractarse, le dedicó una mirada desafiante-Sabes que si Fenris rompe el compromiso estarás marcada.

La mirad de Aster se encontró con la de Talon. Ambas miradas se retaban. Ninguno de los dos quería apartar la vista del otro. Hasta que Shila hablo.

-Es que ¿ya no les queréis?

Dafne le dedico una mirada horrorizada al tiempo que decía:

-No es eso, madre.

-Entonces ¿qué es?- Esta vez fue la madre de Talon quien preguntó

-No es eso- respondió su hija y continuo antes de que su madre la interrumpiera-. Es solo que con lo que está pasando no creemos que sea el momento oportuno.

-Por eso os vamos a dar de plazo un año para la boda- dijo Chad sonriendo.

A las jóvenes le bajó el alma a los pies.

Tras esta declaración se instaló un silencio incomodo en la mesa.

-Se ha acabado la salsa de champiñones. Voy a por la salsa - dijo Ayala levantándose de la mesa y dirigiéndose a la cocina.

El acto de Ayala permitió a Shila cambiar el tema de conversación a otro más neutro y baladí.


Bueno hasta aquí el cuarto capitulo.

¿Qué os ha parecido?¿Qué creéis que pasara?¿Qué pensáis de los personajes?

Contadme que estoy encantada de leeros. Hasta la próxima.

Una Corte De Sangre Y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora