Capitulo 1

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Era un día normal en la Ciudad Tallada, normal salvo porque pensaba bajar Rhysand, el alto lord de la Corte Noche.

En ese momento dos chicas se preparaban para entrar al trabajo. Ambas jóvenes eran muy parecidas, poseían una tez pálida y unos ojos oscuros, su única diferencia era el color de pelo, mientras una lo tenía rojo como el fuego el de la otra era negro como el ala de un cuervo.

Las chicas se encontraron en la calle, enfrento de sus casas, y se saludaron.

-¿Te has enterado?- Preguntó Dafne, la pelirroja.- Hoy viene el alto lord.

-¿Cómo no me voy a enterar ? No se habla de otra cosa en toda la ciudad- le respondió Talon.

Ambas jóvenes eran sirvientes del administrador la Ciudad Tallada. Sus ropas, iguales, consistían en una camisa muy corta, apenas suficientes para taparles algo más que los pechos, con mangas hasta los codos, que dejaba a la vista los hombros, y unos pantalones ajustados con una falda abierta por encima. Los ropajes eran de un violeta oscuro y una tela ligera, vaporosa y, sobre todo en los pantalones, semitransparente.

-¿Cómo crees que es ella?- Preguntó Dafne mientras se dirigían a la sala del trono.

-¿Quién?- Cuestionó Talon.

-Ya sabes, Feyre la rompemaldiciones.

-Pues no sé, pero espero que no sea una pija de la Corte Primavera. Porque, si lo es, nos va a hacer trabajar mucho y seguro que pone pegas a todo.

-Eso, o es tan sádica como el alto lord, he oído que es su perra. Ya sabes, como él lo era de Amarantha.

-¿De dónde sacas la información? Yo no sabía tanto- comentó Talon divertida.

-Son cosas que se comentan por la ciudad.


Llegaron a la sala del trono. Dafne se preguntó en qué momento había dejado de impresionarla la amplia sala con suelo de ébano y si a Talon le pasaba lo mismo.

En el momento en que se perdían entre la multitud que ya había concentrada apareció Morrigan, la hija de Keir, con otra chica.

-Bueno- sonó la voz del alto lord en la habitación-. Bueno. Parece que, por una vez, todos han llegado a tiempo.

Cuando Rhysand, el alto lord, alcanzo la tarima donde se encontraba el trono todos se arrodillaron.

-Bienvenida a mi casa, Feyre la rompemaldiciones- oyeron decir al lord.- Ven conmigo

No podían ver lo que pasaba, pues sus miradas estaban perdidas en el brillante suelo.

-Que no se te suba a la cabeza.

-¿El qué?- dijo una suave voz femenina, sin duda de su acompañante.

-Que no se te suba a la cabeza el hecho de que todos los machos están pensando lo que estarían dispuestos a perder para poner esa hermosa boquita roja en la de ellos.

Ni Dafne ni Talon se atrevieron a levantar la vista del suelo, pero sabían que muchos sí lo habían hecho.

-Arriba- ordenó el macho de ojos violetas y todos, a un tiempo, obedecieron la orden.

Talon y Dafne se fijaron en la expresión aburrida de Feyre y, para su sorpresa, ella las sonrió.

-Id a jugar- fue lo necesario para que todos se dispersaran.

Dafne y Talon se dirigieron a donde estaba un señor que hacía las veces de mayordomo para Keir. Este hombre se encargaba de decirles lo que iban a tener que hacer.

Una Corte De Sangre Y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora