Capítulo N°2 La travesía de un Ave

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Vaya que aún recuerdo la última gran nevada que cayó en este páramo. Definitivamente el invierno no es la mejor época para vivir en un boscaje helado. Las aves, en su gran mayoría, vuelan al sur para evitar esta estación del año, y yo no iba a ser la excepción, pero lamentablemente mis planes cambiaron de forma drástica.

Recuerdo haber estado vagando por el cielo, probablemente en busca de algún pequeño roedor que pudiera comer, pero en medio de mi búsqueda, me encontré con algo interesante, era un pequeño cachorro de lobo, que estaba recostado sobre la blanca nieve.

Rápidamente noté su respiración agitada, estaba cansado, así que por mera curiosidad decidí acercarme.

Me pose en una rama cercana, y lo observe por unos segundos.

Vi como el cachorro llevaba un pequeño collar, con una pequeña piedra incrustada en el centro

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Vi como el cachorro llevaba un pequeño collar, con una pequeña piedra incrustada en el centro. Por obvias razones un lobo común no tendría por qué llevar un collar así, y la opción de que fuera mascota de alguien quedaba descartada por completo, por lo que solo me quedaba pensar que el lobo que tenía en frente podría tratarse de un cachorro de cierta especie peligrosa.

Así que, por una vez, quise dejar mi curiosidad de lado y me dispuse a alejarme, pero al intentar soltar la rama, esta se rompió, y el crujido resonó un "poco", sin tiempo para reaccionar, caí al suelo sin remedio, esperando que el sonido no haya despertado al cachorro. Voltee a mirarlo y para mi suerte no pareció despertarse, sin embargo, esa curiosidad que quería dejar de lado volvió, más que nada por ver como se encontraba, ya que parecía tener frio.

Lo toqué un poco con mi pata, en un principio no se molestó en moverse, así que pregunté.

—Oye, cachorrito —dije, mientras lo tocaba sutilmente, y para sorpresa mía, este se movió bruscamente, haciéndome pegar un leve salto —¡Ay pequeño! ¡No hagas eso! —grité, pero él no se inmuto.

A juzgar por su estado, parecía haber estado corriendo un largo rato, entonces me di cuenta de que no estaba junto a su madre o siquiera de su manada, cosa que me pareció extraña, ya que no debía tener más de 6 meses de edad.

—¿Te encuentras bien? Oye —luego de insistir un rato, el habló.

—¿Quién es? —murmuró con desgana, sin embargo, yo no respondí, no debía revelarle mi nombre a un niño cualquiera, y menos aun considerando que tal vez pudiera tratarse de un cachorro de cierta especie terriblemente peligrosa.

—¿No va a responder? —volvió a preguntar, esta vez elevando su cabeza para poder mirarme. —¿Quién eres? —repitió.

—No soy nadie importante, o al menos, todavía no. —respondí, el solo se me quedó mirando.

—Entonces, eres alguien extraño, mi padre dijo que no hablará con extraños. —aclaró, para luego sentarse en el suelo.

Sabía perfectamente de que tipo de perro podría tratarse, así que evadí la pregunta, otra vez, cambiando el tema.

༺Atardecer de Primavera༻ (Mikeno) CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora