༺Atardecer de Primavera༻ (Mikeno) Cancelada

Capítulo N°3 La Corriente

━━━━━━༺Persecución༻━━━━━━

Un cachorro híbrido se encontraba agazapado detrás de un árbol, mientras se escuchaba el sonido de las pisadas al quebrar las ramas. Aquella sombra que lo acechaba había perdido el rastro unos metros atrás, y se estaba guiando solo por las señales esparcidas por el páramo, una rama rota por allí o una huella por allá.

Mikel estaba evaluando detenidamente el escenario, mientras trataba de encontrar una salida de aquella desfavorable situación, ya que él sabía que si se descuidaba tan solo un poco, su cabeza probablemente terminaría de adorno en una pared.

El aire se hacía más pesado a medida que se acercaba.

«Pero… ¿Por qué se escondía?

«¿Acaso, Mikellino, un chico sumamente valiente y egocéntrico, le teme a un simple cazador?

No, claro que no, esto es algo aun peor.

De pronto se oyeron disparos en la otra parte del bosque, entonces, Mikel logró divisar como la silueta corría hacia el lado opuesto de donde se encontraba, y sin pensarlo dos veces, aprovechó el momento de distracción para correr hacia la pradera. Pero, antes de cruzar hacia el pastizal, una esfera de energía morada lo golpeó, lanzándolo con fuerza hacia un enorme abeto.

Mikellino quedó inmóvil durante unos segundos, un dolor eléctrico recorría su abdomen, a causa de la magia oscura que anteriormente lo había golpeado, sumado al impacto con el árbol.
Estaba cansado de correr, pero para su mala suerte, continuaba sintiendo la presencia de aquel con quien no quería encontrarse cara a cara en primer lugar.

Dado a lo ocurrido anteriormente, supuso que se trataba de una trampa, algo irónico, considerando que sabía perfectamente que aquella criatura era muy buena en ello.

—No te muevas —amenazó.

A regañadientes, Mikellino obedeció y levantó lentamente la cabeza, para encontrarse con una figura encapuchada, delgada y un poco más baja que él, pero lo que más resaltaba eran sus brillantes y profundos ojos carmesí. Estaba claro, era quien lo estaba persiguiendo hace unos momentos.

Ante esto, Mikellino soltó un suspiro, cubriendo su estómago con un brazo e intentó mantenerse en pie.

—¿Hasta cuándo tendré que huir de ti? —interrogó el lobo, observando detenidamente a su atacante, quien se acercaba lentamente.

—En primer lugar, nadie te pidió que huyeras —su tono de voz era bajo, pero de todas formas su enojo era notorio—. Pero sabiendo que eres un cobarde, no me queda más remedio que ir tras de ti. —aclaró para finalmente quedar cara a cara con el.

—“¿No te queda más remedio?” —repitió en voz baja, aunque el contrario pudo oírlo perfectamente. —¿Estás seguro de que no es porque temes las posibles represalia que tendrás en caso de fallar? —añadió con una sonrisa burlona.

—Dudo que se atrevan a perder a su mejor soldado. —respondió de manera indiferente.

—Aw~ ¿Te consideras su mejor soldado? ¿Si es así, por qué continúan con las torturas? —respondió, comenzando con un tono suave y terminando con uno más agresivo.

El de ojos carmín, ya un tanto cansado de la actitud del lobo, levantó ligeramente el brazo y al instante Mikel sintió una fuerte presión en todo su cuerpo.