– Pensaba que no vendrías en un largo tiempo.
– Habría llegado antes – dijo – pero al irte de tu casa, se me hizo más difícil encontrarte.
– Debí haberte dejado una nota, mi culpa.
– Tranquila, Zilver. Siempre de encontraré donde quiera que estés.
– ¿Sabes? Si no fueras lo que eres, serías mi tipo ideal, Vi. Nunca nadie me había demostrado tanta atención – dijo Zilver.
– ¿Y sabes? Si no fueras tan tonta, también fueras mi tipo ideal – el chico le tocó con su dedo índice en la frente.
– Ja Ja Ja. No da risa.
– Lo mismo digo.
Minutos de silencio rondaron la habitación, el comentario de Zilver fue como una bomba, literalmente hablando.
– ¿Te apetece salir? – preguntó Zilver.
– ¿A la orilla del mar?
– Me parece bien. Adelántate, yo te sigo, no puedo salir contigo de esta habitación.
– ¿Por qué no vas volando?
– Ya quisiera – Zilver puso cara de niña malcriada – mis alas no aparecen hace semanas.
– Pero sabes que siempre llegan cuando yo llego.
– Al parecer se sienten atraídas por ti.
– O quizás la que se siente atraída por mí, eres tú.
– ¿YO? - Zilver reía como retrasada mental – ¿Qué dices tonto?
– ¿Estás segura? – el chico que se encontraba recostado a la ventana, se acercó lentamente a Zilver quien estaba sentada en la cama – ¿Y por qué estás tan nerviosa? – se seguía acercando.
– ¿Nerviosa yo? No. Para nada.
– Hay algo que me dice lo contrario – el chico se puso a su altura, y puso su cara muy cerca de la de Zilver.
– ¿Q-qué cosa?
– Tu respiración agitada. Estás sujetando las sábanas como si tu vida dependiera de ello. Y que teniendo mi cara justo frente a ti, ni siquiera puedes mirarme a los ojos.
Oh shit.
– ¿Me estás retando?
– Solo estoy comprobando cosas.
Cada que uno hablaba, el otro sentía su aliento sobre su cara, estaban demasiado cerca.
– Brillante tu método de comprobación.
– Brillante es tu manera de contenerte.
– Es difícil, la verdad.
– ¿Admites que te gusto?
– Nunca dije eso.
– ¿Y si te hago admitirlo?
– No te atreverías.
Si algo sabía Zilver, es que Vi siempre hacía lo que decía. Y como si el viento los hubiera juntado – cosa que se podría decir que si pasó – sus labios se encontraron unos sobre otros. Zilver tenía los ojos abiertos como platos.
– ¿Zilver cariño, puedo pasar?
Zilver empujó de un golpe a Vi, y el chico por inercia desapareció de la habitación.
– Si madre, claro.
– ¿Está todo bien? Me pareció sentir otras voces aquí?
– No – la respuesta más creíble del mundo – sabes que a veces hablo sola, no es nada del otro mundo – sonríe, tratando de olvidar que hace 3 minutos la habían besado.
– Es cierto – su madre rió – a veces lo olvido. Me voy entonces.
– Nos vemos madre. Por cierto ¿puedo ir a la playa en un rato?
– Claro, si quieres, el camino es bastante fácil pra que llegues.
– Gracias – y su madre se fue – Ya puedes volver.
Y entró de nuevo el viento por la ventana.
– ¿Entonces?
– Vámonos a la playa.
– No pregunté eso.
– No tengo nada más que responder – Zilver lo miró con una ceja alzada, y orgullosa de ella misma por lo buena que era para ocultar las emociones, porque sin duda, tenía muchad emociones en ese momento.
– Algun día me lo diras, ya verás.
– Será cuando ese día llegue – Zilver tomó la mano de vi para poder levantarse, y sintió algo familiar.
– Definitivamente, les gusto a ti y a tus alas.
– Cállate ya, idiota. – y Zilver salió volando con sus grandes alas blancas hasta la orilla de la playa, siendo seguida por Vi.
《¤》
"mamá, ¿las personas pueden enamorarse del viento?"
Zilver Klover.
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Zilver's Wings
Short Story"a veces simplemente siento que puedo volar sin mis alas" Zilver Klover.