C.I.N.C.O.

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– Pensaba que no vendrías en un largo tiempo.

– Habría llegado antes – dijo – pero al irte de tu casa, se me hizo más difícil encontrarte.

– Debí haberte dejado una nota, mi culpa.

– Tranquila, Zilver. Siempre de encontraré donde quiera que estés.

– ¿Sabes? Si no fueras lo que eres, serías mi tipo ideal, Vi. Nunca nadie me había demostrado tanta atención – dijo Zilver.

– ¿Y sabes? Si no fueras tan tonta, también fueras mi tipo ideal – el chico le tocó con su dedo índice en la frente.

– Ja Ja Ja. No da risa.

– Lo mismo digo.

Minutos de silencio rondaron la habitación, el comentario de Zilver fue como una bomba, literalmente hablando.

– ¿Te apetece salir? – preguntó Zilver.

– ¿A la orilla del mar?

– Me parece bien. Adelántate, yo te sigo, no puedo salir contigo de esta habitación.

– ¿Por qué no vas volando?

– Ya quisiera – Zilver puso cara de niña malcriada – mis alas no aparecen hace semanas.

– Pero sabes que siempre llegan cuando yo llego.

– Al parecer se sienten atraídas por ti.

– O quizás la que se siente atraída por mí, eres tú.

– ¿YO? - Zilver reía como retrasada mental – ¿Qué dices tonto?

– ¿Estás segura? – el chico que se encontraba recostado a la ventana, se acercó lentamente a Zilver quien estaba sentada en la cama – ¿Y por qué estás tan nerviosa? – se seguía acercando.

– ¿Nerviosa yo? No. Para nada.

– Hay algo que me dice lo contrario – el chico se puso a su altura, y puso su cara muy cerca de la de Zilver.

– ¿Q-qué cosa?

– Tu respiración agitada. Estás sujetando las sábanas como si tu vida dependiera de ello. Y que teniendo mi cara justo frente a ti, ni siquiera puedes mirarme a los ojos.

Oh shit.

– ¿Me estás retando?

– Solo estoy comprobando cosas.

Cada que uno hablaba, el otro sentía su aliento sobre su cara, estaban demasiado cerca.

– Brillante tu método de comprobación.

– Brillante es tu manera de contenerte.

– Es difícil, la verdad.

– ¿Admites que te gusto?

– Nunca dije eso.

– ¿Y si te hago admitirlo?

– No te atreverías.

Si algo sabía Zilver, es que Vi siempre hacía lo que decía. Y como si el viento los hubiera juntado – cosa que se podría decir que si pasó – sus labios se encontraron unos sobre otros. Zilver tenía los ojos abiertos como platos.

– ¿Zilver cariño, puedo pasar?

Zilver empujó de un golpe a Vi, y el chico por inercia desapareció de la habitación.

– Si madre, claro.

– ¿Está todo bien? Me pareció sentir otras voces aquí?

– No – la respuesta más creíble del mundo – sabes que a veces hablo sola, no es nada del otro mundo – sonríe, tratando de olvidar que hace 3 minutos la habían besado.

– Es cierto – su madre rió – a veces lo olvido. Me voy entonces.

– Nos vemos madre. Por cierto ¿puedo ir a la playa en un rato?

– Claro, si quieres, el camino es bastante fácil pra que llegues.

– Gracias – y su madre se fue – Ya puedes volver.

Y entró de nuevo el viento por la ventana.

– ¿Entonces?

– Vámonos a la playa.

– No pregunté eso.

– No tengo nada más que responder – Zilver lo miró con una ceja alzada, y orgullosa de ella misma por lo buena que era para ocultar las emociones, porque sin duda, tenía muchad emociones en ese momento.

– Algun día me lo diras, ya verás.

– Será cuando ese día llegue – Zilver tomó la mano de vi para poder levantarse, y sintió algo familiar.

– Definitivamente, les gusto a ti y a tus alas.

– Cállate ya, idiota. – y Zilver salió volando con sus grandes alas blancas hasta la orilla de la playa, siendo seguida por Vi.

                                   《¤》
"mamá, ¿las personas pueden enamorarse del viento?"
                                               Zilver Klover.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2022 ⏰

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