— ...y armó un gran berrinche en el hospital – la madre de Zilver hablaba con alguien por teléfono, alguien importante al parecer. Zilver la escuchaba desde su habitación en el primer piso de su casa, anteriormente era en el segundo, pero ahora no puede subir por su silla de ruedas. –. No está bien, ya está bastante grande como para hacer esas cosas, la tendré castigada las siguientes dos semanas. – colgó el teléfono.La señora entra a la habitación de su hija, la cual se encontraba mirando por la ventana.
— ¿Lo escuchaste verdad?
— ¿A las aves? – Zilver miró a su madre "sin entender lo que decía" – hoy cantan muy bonito.
— No te me hagas la tonta, hija – la madre se sienta en la cama, casi junto a su hija –. Sabes que no quiero hacer esto, pero no me dejas opción, no podrás salir de casa en las próximas dos semanas.
— Al final que no necesito salir – dijo y miró a su madre – ¿con que fin saldré si no puedo volar como aquellas aves?
— Zilver...
— Madre, sé que lo que digo suena loco y descabellado. Sé que has pensado en internarme en una clínica para personas locas, prto créeme, sé lo que te estoy diciendo, yo puedo volar, te lo aseguro.
— Hija, es verdad que cuando somos libres, nos sentimos como si pudiéramos volar, pero, llevas diciendo esto desde que tienes 4 años...
— Lo sé – Zilver sólo dijo esto y otra vez giró hacia la ventana –. Ahora por favor, déjame pasar mis primeras horas de castigo sola.
Y su madre se marchó, cerrando la puerta de la habitación.
— Las demás personas no me entienden, no hablo de libertad ni de imaginación, pero al parecer ellos no entienden eso... Ustedes si me entienden ¿verdad? – le dijo a dos pequeñas avecillas que se encontraban descansando en su ventana – Ustedes si saben a lo que me refiero, saben lo que es sentirse alejado de la tierra y sentir el viento en su rostro.
Zilver se quedó dormida recostada a su ventana, sus cabellos negros eran soplados por el viento que había en su patio, el cual hizo que se despertara por la potencia que este tenía. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y sus ojos se abrieron de emoción, había vuelto a ver a quién la animó a volar por primera vez. Extendió su mano hacia el frente, dejando que la figura que se salía cada vez más del viento la tocara.
— Te extrañé – dijo Zilver.
— Yo siempre he estado contigo, nunca me fui de tu lado – le respondió.
— Pero no pude verte.
— ¿Y si vemos el cielo juntos?
— Vale, pero mis alas...
— Ellas están ahi, solo cree en ellas.
La mano del exterior le dio la fuerza que necesitaba, y Zilver salió por su ventana, con grandes alas blancas en su espalda, dejando caer una pluma sobre su silla de ruedas. Ahora sí, otra vez, voló hacia su anhelado cielo.
《¤》
"siempre estuvieron allí, aunque no pude verlas"
Zilver Klover.
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Zilver's Wings
Historia Corta"a veces simplemente siento que puedo volar sin mis alas" Zilver Klover.