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El aire caliente golpeaba en el rostro a Max. Después del primer día de pretemporada en Baréin en donde todo había ido muy bien para el equipo, el ojiazul había decidido ir a descansar al hotel en donde se hospedaban la mayoría de los equipos. El holandés había rentado una pequeña motoneta para regresar al hotel, quería despejar su mente, así que ahora, el viento de Baréin era su mejor amigo, lo estaba relajando.

Max estacionó la motoneta frente al hotel y dejó que el personal lo llevara a estacionar, mientras tanto, su celular anunció que tenía una nueva notificación.

Checo: Fue un buen día, ¿cierto? :)

Max sonrió al leer el mensaje, Checo era un tipo muy agradable. No toleraba que las personas trataran mal al mexicano ya que Checo jamás les faltó el respeto.

El mundo del automovilismo sigue siendo un deporte en el que predominan los hombres, por lo tanto, a muchos no les agrada la idea de un piloto siendo homosexual. Quizás es el estereotipo del automovilismo pero era una realidad aún. Puede que no sea tan notable como antes, sin embargo, sigue habiendo demasiada gente con una mentalidad muy anticuada.

Max: Lo fue :)
¿Estás en el hotel?

Checo: Sip, llegué hace un rato. Siempre trato de olvidar un poco el trabajo y relajarme. ¿Te gustaría unirte? Hay series de superhéroes y algunas golosinas fuera de nuestra dieta...

Max sonrió al leer el mensaje de Checo. ambos sabían que debían empezar a formar un lazo para ser mejores compañeros.

Max: Una propuesta tentadora. Acepto si vemos The Flash.

Checo: No elegiría nada más...

Max: ¿Número de habitación?

Checo: 112

Con eso, el holandés emprendió camino hacia el hotel y tomó el ascensor en camino hacia la habitación de Checo. Compartir tiempo de calidad con el chico de ojos de ojos marrones era lo más conveniente, serían compañeros durante al menos 1 año entero, por lo tanto debían estar a la altura de confiar en el otro.

El elevador llegó al piso de Checo y caminó por el pasillo hasta encontrar la habitación 112. Cuando la encontró tocó dos veces delicadamente, lo suficientemente fuerte para que el su compañero escuchara del otro lado. Segundos después la puerta fue abierta y se encontró con la vista de Checo con una camisa blanca con los dos botones de arriba desabrochados y las mangas subidas a la altura de sus codos; complementando el atuendo estaban unos pantaloncillos cortos color negro y unos zapatos blancos que le llegaban a los tobillos.

— ¿Debía traer algo? - preguntó Max con una sonrisa. Checo rio y se hizo a un lado para que pasara el rubio.

— Por supuesto que no, eres el invitado en esta maravillosa habitación de hotel.

Max se sentó en la cómoda silla reclinable que se encontraba en la habitación y Checo en la otra frente a él.

— Tu habitación luce mucho más acogedora que la mía. - dijo Max.

— ¿Enserio? Creí que eran iguales. - respondió el mexicano.

— También creía lo mismo, pero mi habitación es triste y oscura en comparación con la tuya. - comentó el ojiazul.

— Bueno, siempre puedes darte una vuelta por aquí cuando tu cuarto luzca demasiado triste. - le dijo Checo y Max asintió con una sonrisa.

Max había tenido algunos compañeros a lo largo de su carrera en Fórmula 1, sin embargo, había algo en Checo que le generaba más confianza que la que tenía con sus anteriores compañeros. El holandés creía que simplemente Checo era de ese tipo de personas que con tan poco te trasmiten demasiado. Podías leerlo fácilmente, podías notar cuando estaba triste, feliz, desanimado, cómodo, y podía seguir. Checo era una persona transparente, un tipo de persona que generaba confianza.

— Es lindo. - dijo Max.

— ¿Qué es lindo?

— Esto, que ambos nos sentamos tan cómodos con el otro que podamos juntarnos a sólo charlar o ver algún show de TV. - respondió Max y Checo sonrió formando arrugas en sus ojos.

— Tienes razón, muchos quisieran algo así con sus compañeros. - agregó el mexicano.

Después de una charla amena sobre las vueltas de hoy, ambos se movieron hacia el sofá de la habitación para comenzar a ver el primer capítulo de la primera temporada de The Flash. Checo abrió una bolsa de palomitas ya preparadas y algunas gomitas de gusanos con chile. Max dudó antes de probar las gomitas, y aunque al probarlas le picó, le precisan deliciosas y siguió comiéndolas hasta que se acostumbró al sabor.

— Barry tendría que haberle confesado su amor a Iris desde mucho antes. - dijo Max comentando de la serie.

— Quizás pero creo que quería conservar la amistad, ¿sabes? - Max asintió mientras continuaban viendo el capítulo.

Después de ver los tres primeros capítulos y que la noche cayera en Baréin, ambos hombres se quedaron dormidos en el sofá.

A la mañana siguiente, despertaron con sus piernas enredadas ya que ambos estaban de lados opuestos y con las piernas estiradas, ambos pares se enredaron en algún punto de la noche. Despertaron gracias al timbre del celular del ojiazul.

Ambos se despertaron sobresaltados por el ruido y Max tomó rápidamente su celular para contestar, a pesar de que se encontraba algo aturdido por el despertar, necesitaba echarse agua fría en el rostro.

— Christian, h-hola. ¿Qué pasa?

— Max, ¿dónde estás? Ya están sirviendo los desayunos y siempre eres el primero en llegar al comedor. ¿Se te pegaron las sábanas? - habló Christian del otro lado de la línea.

Max tardó unos segundos en contestar, seguía confundido de cómo fue que no durmió en su habitación, su confusión no se aclaró cuando vio a Checo del otro lado del sofá tratando de abrir los ojos.

— No, creo que Checo y yo nos quedamos dormidos. - dijo Max aún confundido.

— ¿Checo y tú? - preguntó Christian extrañado, sin entender lo que Max decía.

— Ayer vimos una serie en su sofá y parece que nos quedamos dormidos por accidente. - explicó Max una vez que su mente se fue aclarando y soltó un bostezo.

— Oh, bueno. Les aparté un poco de comida, están sirviendo waffles. - avisó el jefe.

— Si, claro. Estaremos ahí en unos 15 minutos. - dijo Max y después de eso se despidieron y colgaron.

— Parece que dormimos muy mal. - dijo Checo con voz grave debido a que recién despertaba.

— Si, eso parece.

<...>

Después de haber desayunado junto a Christian, ambos pilotos se despidieron y se prepararon para su día.

Max se encontraba en su habitación terminando de vestirse para ir hacia el circuito cuando un golpeteo en la puerta lo hizo ir a abrirla.

— Hola, papá. - saludó Max a su padre que entró en su habitación.

— Hola, el auto sale en 10 minutos. Deberías estar abajo desde hace algunos 5 minutos. - dijo Jos mientras observaba la habitación de su hijo.

— Si, lo siento. Se me hizo un poco tarde hoy. - respondió Max restándole importancia.

— No quiero errores, Max. Ni fuera, ni dentro de la pista.

A lo largo de su vida, Jos siempre había intimidado a Max con la excusa de que era "la manera correcta de criarlo". Quizás Max ya no le temía tanto a su padre cuando creció, pero su opinión seguía siendo lo más importante para el ojiazul. Una mirada desaprobadora de su padre dolía más que chocar a 300 kilómetros por hora, y pocas cosas dolían más que eso.

— No habrá errores. Lo prometo.

Jos asintió hacia la promesa de su hijo, a sabiendas de que era cierto.











Opiniones aquí 🍿.

Lamento tardar con la actualización pero ni modoooo, así es la vida.

Teammate ; chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora