𝅄𝄒𝂅﹒𝐄𝐥 𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐃𝐞𝐥 𝐅𝐢𝐧☠️⊹⏤

𝆹𝅥💣﹒𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐎𝐧𝐞ᜭ𖧷ᜊ

Y ahí estaba yo, sentado en esa misma banca observando como todos socializaban y reían con sus amigos. Siempre me fue difícil socializar, además nunca nadie se interesó en como era yo.

Nunca nadie se me acercó.

Supongo es normal que la gente cuando no ve a alguien interesante no se acerque, debe ser lo normal, de lo contrario en este momento tendría amigos.

Baje mi mirada por unos segundos hasta que sentí pasos acercarse a mi, era Akamatsu.

— ¡Hola, Shuichi!, ¿Quieres venir conmigo y mis amigos en la hora de almuerzo?

— N-No, gracias de todos modos, Akamatsu.

Kaede Akamatsu era de las más populares en toda la academia, la conozco desde que éramos niños, es alguien alegre y divertida, aunque también tiene ciertos defectos que la hacen caer mal en algunos casos.

Quién diría que una linda niña podría burlarse tan feo de las personas, a mi me dolió, y más cuando acabo de recibir su mirada de ira al ver que rechacé su solicitud.

La campana de la hora de almuerzo sonó indicando que los alumnos debían ir a comer, sinceramente no tengo hambre.

Vi a los profesores pasar.

— ¡Buenas tardes, Saihara!

La profesora siempre es amable, no digo que me caiga mal pero siento que oculta algo.

Suspiré para después dirigirme hacía la azotea y tomar un poco de té que había traído, me lo preparé yo, después de todo mis padres se fueron hace mucho y solo me pasan una mensualidad que apenas y me alcanza para sobrevivir.

Debería empezar a buscar un trabajo, sería lo mejor.

— ¡Ahg!, ese idiota me terminó, después de que yo le di siempre lo que él quiso.

Escuché a Iruma hablando por teléfono, al parecer volvió a terminar con su novio.

Sin si quiera darme cuenta empecé a llorar debido a mis problemas, de nuevo, quería acabar con todo y no sufrir más, ¿Que hice para merecer esto? Ni siquiera llorar me ayudará a arreglar mis problemas.

Alguien gritó.

Levanté mi cabeza en dirección de dónde venía el grito, al parecer todos hicieron eso.

Me tomó mucho el darme cuenta de que alguien se estaba peleando con uno de los profesores, otra vez por la nota. Hoy en día todos son capaces de matar solo por una simple nota, ¿No pueden simplemente estudiar y ya?

Agarré el libro que había estado leyendo antes de que todo empezará y me dirigí hacía el salón de clases, no quería ver a nadie más.

Akamatsu se me acercó.

— ¡Shuichi! ¡Mañana iremos al bosque cerca de la casa de Tenko para un picnic! ¿Quieres venir?

Tragué saliva antes de contestar. — Lo siento, no puedo.

Ella al parecer se enojó un poco, genial, otra vez lo arruino.

— ¡Aaayy! ¡Vamooos! ¡Será divertido! ¡Dí que si!

Ella empezó a sacudirme un poco haciendo presión en mis hombros lo cuál no me dejó otra opción, acepte su invitación.

Akamatsu al parecer se fue dando saltitos de alegría, tal vez pueda empezar a tener amigos de ahora en adelante.

Si, es momento de superar la muerte de mi hermano.

Llegué al salón y me senté en mi asiento, al poco tiempo Amami se sentó a mi lado, no sé porque pero el me pone nervioso, tiene una mirada algo filosa.

— Buenas tardes, Saihara-kun.

Escuché su voz y no pude evitar temblar un poco de los nervios.

— B-Bu-Buenas tardes, A-Amami.

Amami me sonrió lo cuál hizo que me pusiera más nervioso.

No siempre se encontraban personas que se tomarán la molestia de saludarme, pero Amami y otras pocas personas eran la excepción.

Quisiera tener amigos pero no soy muy bueno socializando...

Tal vez te preguntes... ¿Quién soy yo? Aparte de ser un rechazado social, claro. Yo soy Shuichi Saihara, un estudiante común y corriente, pero todos me conocen como “El bicho raro que se la pasa leyendo”, debo admitir que no me gusta que me digan así, pero a nadie le va a importar.

Debido a que nadie le importa como estoy me quedo callado y así es mejor sinceramente.

Me la pasé tan perdido en mis pensamientos haciendo está tonta presentación que no sé quién vaya a escuchar, alguien que lea las mentes de los demás tal vez.

Escuché sonar la campana que indicaba la hora de ir a casa y solo pude deprimirme, era hora de ir a mi tortura de siempre, mi ”querida” casa.