Capítulo 20

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Había molestado a Haechan toda la última hora de trabajo por teléfono, ya que no quería que Bill se enojara si lo utilizaba todo el momento, debido que el día anterior no había podido ir al trabajo. Aunque no creía que aquello fuera a suceder, porque Bill siempre había sido demasiado bueno conmigo.

Jaemin no había contestado mi último mensaje, si bien no esperaba respuesta, quería que lo hiciera, pero tampoco insistí llamándole nuevamente.

Volviendo al tema de Haechan, se ofreció para ir a acomodar todo a la playa y comprar todas las cosas con el dinero que le había dejado.

Me vestí como normalmente hacía, con una camiseta negra manga corta y un skinny jean con mis infaltables botas marrones. Me había bañado en perfume antes de salir y lo había dejado en el Jeep por si las dudas. Faltaban diez minutos para salir y quería ir corriendo hacía allí para comprobar que Haechan estaba haciendo todo al pie de la letra como le había indicado.

Le había pedido que comprara cuatro velas rojas de esas anchas para poner en las puntas del mantel del mismo color y en el centro una pizza con una botella de champagne, a pesar de que no combinaba para nada. Y ni hablar de las infaltables copas de cristal que le había rogado a Haechan que sacara del juego de copas de su madre y que después las devolvería sanas y salvas. Si no, me mataría.

Ansiaba que Jaemin se presentara, no quería terminar comiendo la pizza solo mientras tomaba todo el champagne para embriagarme y olvidar mi jodida miseria por ser un terrible idiota que no consiguió el perdón de su novio.

"¡Se pueden ir!" Exclamó Bill desde la parte trasera del local. "¡Yo cerraré!"

Prácticamente corrí fuera de allí luego de despedirme y me subí a mi Jeep de la manera más veloz posible. Mi auto se mezclo entre los demás, mientras intentaba esquivarlo para llegar lo más rápido a la playa, ya que me llevaba diez minutos más que un trayecto normal. Y no quería imaginar cuanto le había llevado a Jaemin si se había vuelto caminando ese día. Me hacía sentir aún peor.

Me rocié tanto perfume cuando llegue allí que era como darme una segunda ducha. Bajé del auto cerrando las puertas y me encontré a Haechan terminando de acomodar el gran mantel rojo en el que ambos cabíamos acostados.

Bien, eso era justo lo quería.

Las cuatro velas rojas aún apagadas se encontraban en las puntas y una caja marrón se encontraba en el medio de esta con una botella de champagne a un lado y las dos copas separadas por la caja de pizza. Había elegido una parte plana para acomodar todo, buena estrategia para que las cosas no se voltearan con facilidad.

"¡No sabes lo que te debo!" Exclamé y me abalancé sobre el cuerpo de Haechan para abrazarlo por los hombros.

"Apestas a perfume." Dijo como pudo.

"¿Crees que es demasiado?" Me separé bruscamente de él expresando algo de terror en mi rostro.

"No, no, no." Se apuró a decir al ver mi expresión. "Está perfecto." 

"Solo espero que venga." Suspiré.

"Si realmente te quiere, vendrá." Contestó. "Y ahora debo irme, no querrás que me vea aquí.

"Aún falta como media hora." Dije. "Pero ve y muchas gracias Haechan, en serio."

"No hay de que, Jeno."

Mi corazón se aceleraba al oír el sonido del motor de algún auto acercarse, era demasiado raro, los edificios parecían abandonados y eran demasiado pequeños, pero cuando oí una puerta cerrarse y una silueta aparecer en la oscuridad, prácticamente se salía de mi pecho y tenía ganas de escupido para que latiera fuera de mi.

Quarterbacks - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora