Capítulo 3

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Los días pasaron, y la vida de la prisión no era nada como Yoongi imaginó. Por un lado, era mucho más aburrida de lo que había pensado nunca.

No podía hacer nada de lo que quisiera.

Todo lo que hacía era controlado y regulado, y estaba comenzando lentamente a volverlo loco.

A veces estaba tan aburrido que sentía como si tuviera que hacer algo drástico sólo para escapar de la monotonía. Ahora podía entender por qué había tanta violencia en la cárcel: la gente tenía que entretenerse.

Le alteraba y le daba miedo el que estaba empezando a identificarse con esos criminales.

Los otros reclusos mayormente lo dejaban solo, pero Yoongi no se hacía ilusiones sobre eso. Vio las miradas que otros hombres le dieron. Él era rubio, de ojos azules y demasiado malditamente -bonito- para no llamar la atención.

Tanto como él odiaba tener que depender de Jungkook, el tipo era lo único que mantenía a otros lejos. Para el final de la segunda semana, Yoongi estaba ya tan acostumbrado a la mano de propiedad de Jungkook sobre él en las duchas que simplemente la ignoraba.

Pero a pesar de que él sabía que todo el mundo pensaba que era la puta de Jungkook, ser llamado así en su cara era una cosa totalmente diferente.

—Yo no soy su puta—, espetó cuando Vernom, el hombre con el que había formado una amistad tentativa de algún tipo, lo llamó así en tono de broma. —Él no me está jodiendo.

Vernom le dio una mirada extraña y no dijo nada.

Yoongi no pensó nada de eso hasta que regresó esa noche a su celda y encontró a Jungkook esperando por él. Y él estaba enojado como el infierno, sus oscuras cejas dibujadas en una línea, con los labios apretados juntos.

Jungkook estaba sobre él antes de que pudiera parpadear. Él empujó a Yoongi contra la pared, presionando su brazo contra su garganta.

—¿Quieres que te mate? Me hiciste quedar como un jodido mentiroso. ¿Es esa tu gratitud?

Yoongi se humedeció los labios. —Lo lamento. No pensé que Vernom le diría a nadie.

Jungkook se burló. —Tú eres un bebé tan ingenuo. Nunca confíes en nadie.

—¿Y debo confiar en ti?

Jungkook sonrió. —Tú no deberías confiar en mí, tampoco.— Su sonrisa desapareció tan rápido como apareció. Su rostro era sombrío ahora. —Si las personas te llaman mi puta, tú dices que eres mi puta. ¿Lo tienes?

—Jódete— Yoongi intentó empujarlo fuera, pero sólo terminó frotándose contra Jungkook.

—Lo haré,— Jungkook murmuró en su oído, mordiéndolo.

Yoongi se sonrojó. —Vete a la mierda.

—Tú estarás rogándome pronto—, dijo Jungkook, presionando cada vez más contra él. Su peso, su fuerza, su olor... Estaba abrumando los sentidos de Yoongi en un extraño e inquietante modo.

—Nunca.

Jungkook se empujó alejándose. Yoongi exhaló.

—Bien. Si tú no quieres mi protección, eres libre de hacer lo que quieras. Voy a dejar que la gente sepa que me importa un carajo si alguien te toca.

Yoongi tragó al recordar las miradas que otros reclusos le dieron en las duchas. Siendo pasado su culo de uno a otro no era su idea de diversión.

Podría odiar a Jungkook, pero al menos era poco probable que el tipo lo forzara. No porque él fuera tan buen tipo - Jungkook era un idiota, pero era un idiota al que le gustaba jugar juegos mentales y que estaba dispuesto a esperar hasta que Yoongi le rogara que lo follara. Y ya que nunca iba a pasar, él estaba más seguro con Jungkook.

Probablemente.

—Espera-no.

Jungkook no se regodeó, pero Yoongi realmente no lo había esperado.

Jungkook solo asintió y dijo: —Ahora ve a dormir.

—Tú no eres mí jefe,— Yoongi murmuró, frunciendo el ceño.

Pero él hizo lo que le dijo.

***

La siguiente vez en las duchas, el dedo enjabonado de Jungkook se deslizó entre sus nalgas.

Yoongi se congeló. —Tu dijiste que no me forzarías,— dijo entre dientes.

—No lo estoy haciendo y no lo haré—, dijo Jungkook, empujando el dedo dentro de él lentamente. —Tengo que tocarte para asegurarnos de que los demás me ven tocándote. Si no lo hago, ellos van a empezar a pensar que túme has envuelto alrededor de tu dedo meñique.

Yoongi resopló él ni siquiera podía imaginar eso - pero se obligó a relajarse. Jungkook estaba en lo cierto, maldito sea.

El dedo empujó más profundo. No hacía realmente daño, pero se sentía extraño. Muy extraño.

El dedo salió, luego de nuevo se movió dentro. El rostro de Yoongi se volvió caliente. Tenía el dedo de otro hombre en su culo. No podía creer que tenía el dedo de un hombre en su culo. El dedo rozó algo dentro de él, y los ojos de Yoongi se ampliaron, su boca cayendo abierta mientras un rayo de placer disparó a través de él.

—Dile hola a tu próstata—, dijo Jungkook contra su oreja por detrás, cepillando ese lugar de nuevo.

—P-para,— Yoongi susurró, odiando lo insegura que su voz sonaba. En contra de su voluntad, su polla empezó a endurecerse.

—Esto es lo único que voy a hacer—, dijo Jungkook. —Tu puedes masturbarte.

—Que te jodan—, Yoongi dijo débilmente mientras Jungkook movió el dedo dentro y fuera lentamente.

Se cuestionó cómo muchas personas estarían viéndolos.

Él no miró.

—Te gusta esto—, dijo Jungkook en su oído.

No lo hace.

—Lo hace—, dijo Jungkook, frotándole la próstata de nuevo.

Yoongi no pudo contener un gemido. —Soy heterosexual.

—Por supuesto que lo eres.— Jungkook empezó a mover el dedo rápidamente. —solo te gusta tener mi dedo en el culo.

Yoongi se mordió el labio para evitarse a sí mismo gemir. —No.

—¿No? Bien.— Jungkook le lamió la oreja y sacó el dedo fuera. —Vas a estar rogándome por esto pronto.

Yoongi cerró los ojos. Se sentía extraño.

Vacío.

—Te odio—, dijo, volviendo la cabeza para mirar a Jungkook.

Trató duro de no mirar la erección de Jungkook.

—Por supuesto que sí, Bonito.












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Boys In Prison ▪︎Kookgi▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora