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Maya González

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Maya González

Toda la tarde de ayer me la pase durmiendo, hoy ya era lunes por lo que tenía que ir a la universidad, estoy estudiando arquitectura y hasta ahora me gusta mucho, en la mañana me di cuenta que las camionetas también me seguían a la escuela, estaba preocupada por esta situación por que no sabía cómo podía escalar.

-No mames el vato si esta bien obsesionado-dijo una de mis amigas, les estaba contando lo que había pasado estos últimos días en una hora que teníamos de descanso.

-Ya se wey, me tienen harta-hable para después tomarle a mi botella de agua.

-¿Quien soy?-taparon mis ojos y inmediatamente supe quien era, Alexander era un alucin que andaba detrás de mi, lo podía reconocer por su perfume imitación de Louis Vuitton.

-Déjate de pendejadas Alexander-quito sus manos de mis ojos y se sentó al lado mío.

-¿Quien te mando las flores que subiste a Instagram ayer?-hablo con un tono de reclamo.

-Que te importa pues-hable con un tono tranquilo, pues la neta a el que le importaba, no es nadie para andarle diciendo mis cosas.

-Te la quieren quitar-hablo una de mis amigas, mi amiga de la que fue la fiesta del sábado, Renata.

-Te quieren quitar algo que nunca tuviste-hablo mi otra amiga lo que hizo que soltara una risa.

-Me voy a enterar quien es ese pendejo-hablo enojado, llevaba desde primero de prepa detrás de mi y nunca había conseguido ni un beso, ni lo iba a conseguir.

-Suerte-sonreí y tome mis cosas para ir camino a mi clase, había acabado la hora que tenía de descanso.

Lo que faltaba de mi horario escolar acabo rápidamente, salí de la universidad y maneje sin destino alguno.

No quería llegar a mi casa, estaba sola y eso me hacía sentir deprimida, mis padres que aun que me daban todo lo que quería, eran ausentes, era el trabajo lo que hacía que llegaran hasta tarde o viajes de trabajo que duraban varias semanas, toda mi infancia estuve con mis nanas, ya que era hija única también.

Me empezó a dar hambre por lo que pare en un restaurante de mariscos, me senté en una mesa cerca de ventana y mientras esperaba mi comida veía mis redes sociales o respondía mensajes.

-Disculpe, podría entregarme su teléfono-me giré para ver a la persona que me estaba hablando, era un hombre vestido de negro.

-¿Para que?-pregunte curiosa, capaz me quería robar y pues tan mensa no estoy.

-Por seguridad-contesto y a lo que rápidamente entendí, ya vinieron los narcos a arruinar mi comida.

El hombre se retiró y siguió quitando los teléfonos de las demás personas, salió del lugar y tiempo después entraron 3 hombres bastante extravagantes, tenían escoltas los cuales estaban armados.

Llego mi comida y al no tener mi teléfono no tenía de otra más que ver por la ventana o las personas que se encontraban en el lugar, mi vista llego a la mesa de los 3 hombres, eran bastante atractivos, uno de ellos volteó a verme y quite mi vista rápidamente para no hacerlo incómodo.

Terminé mi comida y tuve que pedir varias bebidas mientras esperaba que me devolvieran mi teléfono, no sabía a quien pedírselo y me estaba desesperando,los tipos cada vez se tardaban más.

-Disculpa,puedes devolverme mi teléfono-me acerque al hombre que anteriormente me había quitado mi teléfono, estaba al lado de los 3 hombres.

-No puedo-hablo el hombre con un tono serio, uta madre.

-Tengo que irme-trate de conversarlo.

-Dáselo-hablo el hombre que anteriormente me había cachado viéndolo.

-Gracias-hable cuando me dieron mi teléfono de vuelta y sin esperar respuesta alguna salí del lugar.

Maneje de regreso a mi casa, ya estaba oscureciendo, me habían tenido toda la pinche tarde esperando que me dieran mi teléfono.

Llegue a mi casa y me puse ropa más cómoda, era un pijama básicamente, hice mi tarea y después vi películas mientras comía snacks.

Milagrosamente hoy no fui molestada en todo el día por gente rara en mi puerta ni nada parecido, aun que claramente notaba que las camionetas seguían ahí, espero que mis padres lleguen pronto y lo arreglen, se sentía raro saber que alguien te estaba siguiendo todo el tiempo.

Dormí temprano ya que estaba demasiado cansada y desperté a las 5 de la mañana del día siguiente.

Hice mi rutina de todos los días, bañarme, ponerme bella, desayunar un licuado o algo ligero y manejar camino a la escuela.

Tome mis clases y todo normal, aun que Alexander seguía chingue y chingue con que le digiera quien había mandado las flores, ni yo se y quiere que le responda.

Termine mis clases y regresé a casa a tiempo, me empecé a arreglar pues saldría al antro con mis amigas de nuevo.

Me puse un vestido rojo con escote en forma de v, tacones negros y mi bolso negro favorito, me planche el pelo y me maquille ligero, no me arreglo mucho si es una salida casual.

Me subí a mi auto y antes de llegar al antro pase por mis amigas.

Ya en el antro tomábamos margaritas y champán, también algunas cervezas, bailábamos y cantábamos a todo pulmón.

-Disculpe-un muchacho toco mi hombro y voltee para verlo.

-¿Que?-hable con algunas copas encima.

-El patrón quiere bailar con uste'-hablo el muchacho de nuevo.

-Ándale pues-le entregue mi copa a una de mis amigas y camine junto al muchacho, el cuál me llevo con el mismos plebe de la vez del restaurante, estaba empezando a cobrar sentido.

-¿Como esta plebe?-hablo el muchacho con un acento algo raro.

-¿Bien y uste'?-no podía distinguir bien por el alcohol y la poca iluminación.

-Bien, ¿quiere bailar?-sonrío o eso creo y me ofreció su mano.

-Claro-acepte su mano.

Caminamos a la pista de baile y bailamos, la neta ya hasta me dolían los pies pero el plebe no se cansaba, hasta que por fin acabo como la cuarta canción y fuimos de regreso a su mesa.

-¿Quiere?-me ofreció una cerveza.

-Bueno-sonreí y acepte la cerveza tomando un trago.

-¿Te gustaron mi flores chula?-casi escupo la cerveza, lo estaba sospechando pero no pensé que fuera tan descarado.

-¿Uste' es el psicopata que me anda siguiendo?-el soltó una carcajada.

-Si, pero no soy un psicopata.

-Un psicopata hace eso-tome de nuevo a la cerveza.

-Si uste' lo dice, ¿le gustaron o no?-me miro y volví a sentir esa sensación de la misma mirada de la fiesta de mi amiga.

-Si, están lindas-sonreí y volví a tomar.

-Que bueno que le gustaron-sonrío-bueno plebe, me voy yendo, le pague la cuenta, uste' siga tomando si quiere.

-Gracias-sonreí-cuídese-el también sonrío y sin más se fue del lugar.

Volví a mi mesa para llevarme a mis amigas igual, suficiente por la noche de hoy, las deje en su casa a cada una y yo me volví a la mía.

En cuanto llegue caí rendida en mi cama, sin ni siquiera cambiarme, solo llegue a quitarme los zapatos, había tomado mucho y vaya sorpresa que me encontré.

<Buchona>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora