Maya González
La visita de Ovidio me ayudo bastante, tal vez estar sola me hacía sentirme mas enferma, aun que no he vuelto a saber de el después de eso, espero este bien.
Los guardias o personas que estaban en la camioneta se siguen preocupando por mi, vienen a preguntarme si necesito algo o simplemente que si todo esta en orden.
Mi abuela de igual manera ya se acostumbro a traerme comida aun que no este enferma, eso lo agradezco bastante, ella también se sentía sola y ahora nos hacemos compañía mutuamente.
Ya casi iba a salir de vacaciones, ya estaba harta de ver a Alexander todos los pinches días, siempre andaba detrás de mi como perro, mil veces ya lo he rechazado pero el morro no se rinde, en lugar de enamorarme me causa odio que no sepa que no es un no.
La otra vez me mando flores, era un ramo de tulipanes, después de tanto tiempo al menos sabía cuales eran mis flores favoritas.
Al parecer los guardias le contaron de esto a Ovidio por que al día siguiente me llego un arreglo floral mucho más grande de rosas rojas, opacando completamente el ramo de Alexander.
Y para hacerlo enojar más subí el regalo de Ovidio a mis historias y el suyo no, de lo cual claramente me reclamo, pero lo ignore como todas las demás veces, ya estaba hasta la verga.
Sonó el timbre y guarde mis cosas, quería irme rápidamente a mi casa, estaba cansada, después le pediría la tarea a Sam.
Sam es mi mejor amiga desde preescolar, es hija de unos de los amigos de mis padres, entonces siempre nos metían en las mismas escuelas, al igual que es la misma amiga de la fiesta del sábado.
Giselle es la tercera del grupo de amigas, ella se unió un poco mas tarde, en primaria específicamente, pero aun así nos volvimos muy unidas, éramos el trío de pendejas.
Salí del aula y camine en mis tacones altos hasta la salida, me quedaba platicando un rato y ya después arrancaba para mi casa o otro lado.
Platicaba con Sam y Giselle en la puerta de la escuela de cosas randoms, siempre hacíamos lo mismo todos los días, quedarnos platicando y ya después irnos.
-¿Que rollo mi amor?-Alexander paso uno de sus brazos por mis hombros cuando llego al lado mío.
-¿Tu que o que?-hable volteando a verlo con cara de asco.
-Pues a ver como esta el amor de mi vida-sonrío con su sonrisita estupida.
-Pues ándale ve con Paola-todos sabíamos que Paola era la ex de Alexander, la ex que lo engaño y después iba detrás de él rogándole.
-Ja, ja, ja-rió sarcásticamente.
-Ya me hartaste a la verga-quite su brazo de mi hombro-hay les hablo después-mire a mis amigas las cuales asintieron y sin más me fui de ahí.