Maya González
Las personas se empezaban a ir de la fiesta, la voz de los cantantes se escuchaba cansada al cantar una y otra vez los corridos de Ivan, todos estaban bastante tomados, yo era la que menos se encontraba tomada y más consiente, entonces trataba de mantener en pie y despierto a Ovidio que seguia tomando y cantando.
Ya habian cantado las mañanitas, dado los regalos y las cosas comunes que se hacen en las fiestas de cumpleaños.
Conoci a mas personas del circulo de familia y amigos de Ovidio, Emma la cual se puede decir que era la madrastra de Ovidio y sus hermanos, ya que era la mas reciente esposa del chapo, Nestor o el nini, que Ovidio me dijo que era jefe de seguridad de su parte del cartel, Los zambada;Vicente,Ismael y Serafín.
-¿Se quieren quedar?-pregunto Ivan pasado de copas
-Vamos a quedarnos porque no puedo manejar la neta, ¿tu que opinas Maya?-volteo a verme Ovidio.
-Esta bien, no quiero caerme por un barranco-dije y reimos todos al mismo tiempo.
Ya estabamos Ovidio y yo en la habitacion que Ivan nos habia prestado para quedarnos esa noche, era una habitacion normal, cama, algunos muebles casuales y un baño normal igual.
Tuve que acostarme con la camiseta que estaba usando Ovidio, ya que no tenia nada mas y dormir con el vestido seria incomodo, Ovidio durmio casi en calzones.
Estaba algo incomoda y me movia y movia en la cama, ya estaba cayendo en cuenta en lo que me habia metido y fue bastante tarde.
Fue impactante ver a tanta gente con armas, diferente a lo que habia visto hasta ahora, que solo eran armas cortas, esta vez eran armas largas y hombres vestidos de militares cuidando.
De pasar a ser niña bien, con una vida normal en cuna de oro y padres controladores, a estar sentada con los narcos mas importantes de Mexico, el contraste era raro y shockeante, me habia dejado llevar por querer salir de las garras de mis padres sin pensar en las consecuencias de en lo que me metia.
No deberia de estar aqui, en la misma cama que Ovidio Guzman,viviendo con el y practicamente pagando mis gastos y gustos, me habia convertido en una de las llamadas 'buchonas' y sabia como terminaba la vida de esas mujeres, muertas o en la carcel.