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  Luego de que comprendiesemos lo duro que era estar separados del otro, creímos conveniente sacrificar algunas cosas.
JongIn renunció al día siguiente a su ascenso, haciendo que lo devolvieran al cargo anterior, la hora era la misma, pero la carga de trabajo era mucho menor a la que tenía entonces.
Yo por mi parte no podía interrumpir mi empleo, pero al estar más tranquilo JongIn, podíamos hablar más y pasar tiempo con el otro, cosa que en fines de semana se nos hacía casi imposible. También para sorpresa mía, acordó que podía intentar hacer la cena a partir de ahora y a mi no me cabía más la sorpresa. Aunque temía que pudiese incendiar mi cocina nueva.

—¿Te parece que tengamos la boda antes de terminar el año? —La propuesta de JongIn había hecho que me atragantase con con los restos de la lasagña que tenía en mi plato.

JongIn me había invitado a un restaurante esta noche, quería disculparse por ser un tonto todo este tiempo, yo estaba más que encantado porque la última vez que habíamos ido a uno, fue cuando me propuso matrimonio.

Comencé a toser, llamando la atención de algunos comensales a mis costados, pero la sonrisa de JongIn me bastó para volver a la realidad.

—¿Q-qué dices? ¿Estás bromeando? —Logré esbozar luego de que recompusiera.

JongIn sonrió y con una de sus manos tomó la mía para poder acariciar el anillo de mi anular.

—Definitivamente hablo en serio. Mi sueño es tenerte en un altar.

Tuve que desviar la vista hacia otro lado porque me sentía demasiado avergonzado, realmente amaba cuando Jongin empleaba frases tan bonitas como esa.

—Ya me tienes... —susurré.

—Te tengo.

Tal como había hecho el día de ayer, se inclinó por encima de la mesa y se acercó a besar mis labios con una delicadeza admirable.
Algunas miradas curiosas sonreían ante el gesto y tuve que alejarme un poco, porque no era de ese tipo de personas que presumían una relación ni mucho menos demostraba afecto en público y JongIn lo sabía. Me avergonzaba muy rápido.

—¿Es posible que cada segundo nuevo que pase aprenda algo nuevo de ti? —Preguntó volviéndose a sentar en su lugar sin quitarme la vista de encima.

Y lo entendía a la perfección, porque desde la conversación de anoche, lo notaba más atento a cada movimiento o detalle que hiciera. Estaba enamorado de este JongIn.

—No tienes por qué ser perfecto —musité.

—Entonces tú tampoco lo seas.

Sonreí y negué con mi cabeza.

—Cada centímetro de tu cuerpo es perfecto y no puedes evitarlo, desde tus bellos labios hasta tus bellos ojos. Si yo soy perfecto, ¿entonces tú qué? —Dijo con voz calmada y una mirada llena de amor y dulzura.

—Me encantas —susurré—, perdón por ponernos en una situación incomoda.

—Al contrario, tu verdad me hizo dar cuenta de que una relación es algo que se transforma día a día; yo no podía pretender que porque lo hacíamos todos los días las cosas estaban bien e igual que siempre.

—Ambos aprendimos la lección —sonreí.

La mirada de JongIn cambió a un ceño fruncido.

—Hablando de lección... ¿Puedo preguntar por qué había una bolsa al lado de la cama con un traje de policía erotico?

Mi cara debió ser un poema completamente. Recordé que no había abierto la bolsa que Baekhyun me dejó para usar luego de cenar ayer. ¿Qué pretendía?

—Olvida que existe eso, por favor. No es mío —suspiré.

JongIn rio.

—¿Ya has terminado? —Preguntó con un ademán hacia mi plato vacío. Asentí y segundos después, JongIn se encontraba pagando la cuenta.

Su mano se posó en mi muñeca y me levantó de allí hacia la salida. Una vez fuera, quise dirigirme hacia el auto, pero la fuerza de JongIn me llevó hacia el lado contrario.

—Caminemos un rato —sentí su mano entrelazarse con la mía de manera cálida y segura.

Seguimos un camino iluminado por las luces de la calle, en una noche parecida a las de verano mientras un leve viento se colaba por nuestros cabellos. Era un clima muy agradable.

—Mi estación favorita es el verano y el helado de vainilla es mi preferido —murmuró sacándome de mis pensamientos.

—Los míos iguales...

De repente tuve un dejavú.

—Me gustan muchos los dulces y tu deslumbrante sonrisa...

Tuve que detenerme antes de que siguiera. Observé a JongIn algo sorprendido y éste me devolvió una sonrisa perfecta, digna de él.

—Nuestra primera cita... —recordé que JongIn había empleado las mismas palabras que ahora.

—Menos mal que lo recuerdas, creí que pensabas que se me había safado algo —rio.

—No creí que tu lo recordarás.

—¿Estás loco? Planeé con tanto entusiasmo ese día que no dormí el día anterior.

No podía creer que este hombre me amara tanto. No podía creer que yo lo amara tanto.

—¿Recuerdas que pasó luego de que dijese eso sobre tu sonrisa? —Lo sentí acercarse más.

—Te besé.

—Y te pedí que salieras conmigo.

Sin desperdiciar un segundo más, tomé su cara entre mis manos y besé esos hermosos labios que tanto me traían descolocado. Lo besé como si mi vida dependiese de ello y él lo aceptó gustoso, sino hasta segundos después en los que se separó unos pocos metros.

Su mirada transmitía lo mismo que vi en ese día hacía más de dos años en un parque. Transmitía amor.
JongIn poco a poco lo noté hacerse más pequeño hasta que me di cuenta de que en realidad se había arrodillado.

—Cásate conmigo.

Sus manos rodearon las mías y besó el fino anillo de compromiso que brillaba como su mirada cargada de deseo.

Un poco tembloroso lo tomé entre mis manos y ayudé a levantarse del suelo. Besé su anillo tal como había hecho con el mío y fijé mi vista en sus bellos ojos chocolate.

—Las veces que quieras.

Sus labios nuevamente se unieron con los míos y admito que una lagrima rodó por mi mejilla, pero llena de la felicidad de ese hermoso momento.

Dios, cuánto quería a JongIn...

—Nunca más te haré sentir inseguro en cuanto a lo nuestro —curvó sus labios al separarse—. Con que sepas cuánto te amo, me basta y me sobra.

Desconocidos / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora