Muerte prometida.

41 4 6
                                    

Los ojos de Tiffany se abrieron con lentitud, sintiendo sus párpados algo pesados. Intentaban adaptarse, se sentía desorientada. De pronto llegó a su mente el recuerdo de lo último que vió. El hombre parado sin ningún rasgo reconocible lleno de sangre, esos ojos blancos fijos en ella, los sonidos...se levantó de golpe, dándose cuenta que se encontraba en un auto en movimiento. Su prima manejando y su hermana de copiloto.

—Hasta que por fin, ya pensábamos que estabas muerta —le dijo Emily volteando a verla.

—¿Están bien? —fue lo primero que pronunció.

—Estamos vivas.

—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó mientras veía el paisaje pasar por la ventanilla, y todos los bolsos puestos a su lado.

—Ni siquiera sabemos cómo pudimos salir de ahí ¿Te sientes mejor? ¿Cuántos dedos hay aquí?

Tiffany bufó al ver el dedo medio que le mostraba su hermana.

—Uno —gruñó dándole una palmadita para quitarlo de su vista -.¿Falta mucho?

—Algo.

Las dos chicas que iban delante volvieron su atención al frente, Tiffany se acomodó de mejor manera para poder verlas. Las observó detalladamente, la piel blanca de su hermana menor casi no se podía notar en sus manos, pues estaban manchadas de rojo, más recuerdos golpearon su mente.

"¡Ya nos vieron niña! Ahí vienen"

"¡Entra al auto!"

Por más que quiso y rogó, no pudo reaccionar y se sintió mal por eso, porque aún inconsciente pudo oírlo todo.

—Lo siento muchachas... —se disculpó agachando la cabeza.

—Descuida, esa mierda era tan fea que hasta yo me habría desmayado —aseguró Alison.

—Y yo —siguió Emily —. Solo tenemos que decirle a los zombies que no te asusten.

Las tres contuvieron la risa, Emily y su tan particular sarcasmo.

—"¡Eh! No me asusten a la muchacha porque se nos va" —completó Alison.

Y se echaron a reír, esa era su forma de aliviar el ambiente.

—Locas  —dijo Tiffany sonriendo ya más relajada, se concentraron en el camino y después de un rato notó algo, volteó a ver a su prima y habló —No he visto ni uno.

Era verdad, la carretera estaba completamente sola. Sin ningún rastro de autos, personas o infectados, estaba desolada en su totalidad, como si realmente nunca hubiera sido habitada con algo.

—Nosotras tampoco.

—¿Qué creen que signifique eso? —preguntó la menor.

—O no se alejan mucho de las ciudades, o se están moviendo o... —Alison las volteó a ver para terminar la oración —. Vamos directo al infierno.

Se miraron las caras, deseando seriamente que fuese la segunda. Solo Emily y Alison vieron la locura que fue salir de la ciudad anterior, muchos se tiraron al auto, algunos corrieron detrás por un buen rato, también le tocó atropellar a otros. Sin mencionar como casi quedan atrapadas en un callejón lleno de estos. Haciendo que todo les tomara más tiempo del que les habría gustado.

Unos kilómetros antes de llegar a la ciudad se encontraron con una estación de gasolina, Alison bajó la velocidad deteniéndose en frente.

—¿Necesitas combustible? —habló Tiffany.

—Ahorita no, pero pronto seguramente. Es mejor tomar aquí que buscar una estación segura en la ciudad —dijo mientras metía el auto, no había ni uno afuera pero no sabía si iban a aparecer de la nada como antes. Divisó a dos autos con las puertas abiertas y atravesados uno al otro, pero no estaban en el carril que ella necesitaba —. Me voy a bajar.

LAS SOBRINAS JHONSON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora