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Para comenzar, no debes pararte a hablar con nadie. Todo el mundo allí te ofrecerá algo de comer o beber pero tú no debes aceptar nada, ni siquiera dirigir la palabra.

Después, habrá algo que te perseguirá todo el tiempo. En ese momento descubrí que ese algo era mi acompañante. Sus reglas eran no mirarlo y, por mucho terror que sintieras, no pararte. Tenías que estar andando sin parar por un largo camino sin fin, con casas siniestras a los lados.

Por último, lo más esencial es llevar siempre contigo un reloj, ya que de lo contrario no podrás controlar la hora de salida. 

El parásitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora