6

4 0 0
                                    

Y exacto, eso fue lo que me ocurrió a mi. Al no llevar reloj no pude controlar el paso de esos dos minutos esenciales para mi vida y ahí quedé para siempre.

Desde esa noche, llevo 4 años en una incómoda camilla del hospital general de mi ciudad, en coma. Encerrada en una pesadilla sin fin, de la que no voy a poder salir hasta el fin de los días.

Todo el mundo piensa que fue debido a un infarto, a un accidente de tráfico o simplemente a un golpe fuerte en la cabeza. Nadie sabrá nunca la verdad. Y yo seguiré aquí.

El parásitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora