«Realmente duele, espero que no deje marca...»
(T/N) suspiró hondo, dejando de presionar la herida en su pierna vendada, causada por caer ante los dispositivos de Burke que la atacaron por sorpresa en media decodificación.
Había sido una triste derrota, Patricia logró escapar, siendo ella, Edgar y Vera los desafortunados en estallar de la silla cohete.
El dado dorado a veces era cruel en cuanto a la selección de compañeros, aún si todo el proceso era técnicamente un juego de azar, cambiante y sin un patrón establecido.
Dirigió los ojos algo cansados al escritorio, en el que había un enorme desastre consistente en retazos de tela colorida que le sobraron a la modista, crayones, brillantina, pegamento, botones, cartón y otras tantas cosas destinadas a manualidades.
Simbad, Aladdin y Ali Baba se encontraban dentro de todo el desorden, haciendo cosas que parecían disfraces y escenografías. El pequeño marino era el más entusiasmado de todos, dando órdenes con su espada de juguete mientras preparaba algo que llevaba muchas plumas de ave pegadas.
Tal vez las había obtenido del jardín, en donde algunos pájaros bajaban para beber agua de la fuente decorativa.
—¿Acaso… es para la lectura de hoy?— inquirió ella, acercándose para ver la ardua labor de los seres de tela.
Aladdin llevaba en la cabeza una especie de peluca larga similar a un trapeador, hecha con tiras de lana amarilla, y Ali Baba se encontraba haciendo un disfraz de aborigen con hojas secas y cáscaras de semillas de girasol.
—¿Hacen todo esto porque… voy a contarles tu historia y quieren impresionarlos?— le preguntó a Simbad y éste asintió con energía —. Ya entiendo, ¿quieren ayuda?
Los tres negaron, declarándose autosuficientes aún si apenas tenían el tamaño de una taza para café.
—Entiendo, entonces no los molestaré. Mientras me prepararé mentalmente, jamás había narrado para más de cinco personas.
Ella suspiró y caminó hasta la cama para recostarse, permitiéndose hacerlo de manera descuidada ante la ausencia de Annie, quien se encontraba entregando algunos juguetes que había hecho para Robbie y la sirvienta de Ydhra, haciéndolo a través de la pesada puerta que dividía a sobrevivientes de cazadores.
«Tan sólo el prólogo y el primer viaje...»
Sacó el libro de su bandolera, el cual tenía el nombre del pequeño marino trazado de color dorado sobre la cubierta. Las páginas eran de tono marfil y habían ilustraciones hechas por un maestro en el área, contratado por el conde para confeccionar los volúmenes de cada historia que salió de su imaginación desde edad temprana.
En casa tenía un enorme librero lleno con todos los cuentos, pero los más significativos eran esos tres que llevaba consigo siempre. Los favoritos de su benefactor, piadoso con los indefensos e inocentes, y la muerte misma con los crueles y malvados.
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Identity V - Don't Leave Me (Emil × Reader × Ada Mesmer)
Fanfic"Cuando mis grilletes se rompieron, pude conocerlo todo, incluso a mí misma. Las supersticiones matan y la belleza no siempre es una bendición, pero su blanca sonrisa, usualmente torcida por venganza, se ablandó en el primer instante en que me vió a...