IX

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Estaba dormido, un sueño saludable y natural. Había perdido peso, pero eso era de esperar. Todavía mantenía su amplitud, desde el ancho ajuste de sus hombros, hasta la gran longitud de su cuerpo. Jungkook echó la cabeza hacia un lado y sonrió amablemente, ya que los pies de Jimin llegaban al final de la cama y sus dedos casi sobresalían de las sábanas. 

Su pelo estaba suelto, Jungkook nunca lo había visto así antes y pensó que era increíblemente guapo. Sus gafas estaban en la mesita de noche y sus grandes manos estaban dobladas sobre su estómago. Jungkook miró las persianas y las cerró, en silencio se acercó a la cama, sin atreverse a respirar.

Extendió la mano, y con dedos temblorosos, rozó la cálida mano de Jimin.

Jungkook cerró los ojos y dejó escapar una suave risa. Frotó el pulgar sobre los nudillos de Jimin, y se obligó a no llorar, no haría bien a Jimin despertarse y verlo llorando.Incapaz de contenerse, pasó suavemente sus manos sobre la frente de Jimin, y luego le acarició suavemente su pelo. Había soñado con esto, lo había deseado tan desesperadamente y ahora lo tenía. 

Olvidando cualquier decoro, se inclinó más cerca y presionó sus labios con los de Jimin, que estaban secos y un poco agrietados, y lo golpearon como un martillo sobre acero.

Este era el hombre, y nunca iba a dejarlo ir. 

Se echó hacia atrás y tocó suavemente la mejilla del hombre. Estuvo a punto de saltar cuando los más jodidamente bellos ojos color avellana que jamás había visto se abrieron y parpadearon hacia él, algo somnolientos con un toque de sorpresa. 

Eres tú en color, Jimin. Estás vivo, y eres total, completa y absolutamente mío. 

—Hola, doctor. —Su voz era áspera, su cuerpo todavía estaba débil por su largo sueño. 

—Enfermero, en realidad. —Respondió Jungkook. Dio lo que estaba seguro era una inapropiada sonrisa cariñosa. Dios, había extrañado esa voz, fueron dos días, extrañando terriblemente esa profunda y suave voz con su atractivo acento—. Pero puedes llamarme Jungkook. 

—Hola, Jungkook, ¿te he visto antes? ¿Significa eso que estoy mejorando o empeorando? —Bromeó Jimin, su voz un poco débil, pero su mirada siempre fija en el hombre junto a su cama. 

Eso contestó a todas las preguntas de Jungkook. No lo recordaba, pero no importaba. Podrían empezar de nuevo. —Sólo significa que estuve fuera y no tenía, aún, el placer de conocerle.

Jimin parpadeó sorprendido, y un ligero rubor adornaba sus mejillas en lo tomó como un interés amistoso por Jungkook. —Es bueno conocerte, Jungkook, —contestó en voz baja tratando de alcanzar sus anteojos, y luego hizo una mueca de dolor. 

—Cuidado —instó Jungkook, colocó la almohada en una posición más cómoda para él, y luego le pasó sus anteojos. Echó un vistazo a la escayola en su brazo, y le sonrió con simpatía—. ¿Cómo te sientes? 

—Estoy bien, sólo un poco entumecido, creo. Los médicos y enfermeras han sido muy alentadores. 

—Espero que la vida de hospital no te vaya a deprimir. —Lo dijo en broma, pero en parte era verdad. Una estancia prolongada en el hospital podía ser deprimente, sobre todo si no tenías familia que te visitará. 

—Oh, estoy bien. Me siento como una terrible plaga en realidad.

Jungkook no pudo evitar reír un poco. ¿Realmente Jimin se sentía como una molestia por haber estado en coma y romperse el brazo? —No lo eres, eres uno de los pacientes más populares, confía en mí. 

— ¿Lo soy? —Se rió Jimin, dejando de hablar mientras tosía un poco.

Jungkook asintió mientras le servía un poco de agua en un vaso de plástico que tomó de la mesita de noche. Ayudó a Jimin a tomar un sorbo. —Sí, eres amable, no das ningún problema en absoluto y eres un regalo para la vista.

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