Capítulo II

3.5K 269 7
                                    

SIGLO ANTIGUO

PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LIAH'S POV

El gran día había llegado o bueno, así le decía mi madre.

-Feliz cumpleaños, princesa Liah, feliz cumpleaños a ti.

Sonrío, mirando a todas las personas cantar a coro frente a mí.

Habían organizado una linda sorpresa para mí. Admiraba su destreza para organizar un momento como éste.

-Muchas gracias a todos, esto no era necesario.

Sonreí, apagando las dieciocho velas sobre el dulce.

Era la mayoría de las personas del personal del palacio. Les volví a agradecer y dejaron el dulce en la cocina. Cada quien volvió a su trabajo habitual.

Pronto, me encontré con mis padres en el comedor. Otro pastel se encontraba allí con otras dieciocho velas. Sonreí mirando todo y escuchándolos a ambos cantar.

-Gracias, padres- apagué las velas -. Gracias por todo.

-Es tu día, hija.

Mi padre abre la silla para mí.

-Disfrútalo, pero ahora comeremos en familia.

Sonreí asintiendo.

Comimos en medio de algunas historia de mi niñez. Cosas que había olvidado o otras solo las había desechado, pero mis padres recordaban muy bien. Era su única hija por lo que tenían mucha memoria solo para mí.

-Tenemos un pequeño regalo para ti, hija.

Comenta, mi madre, cuando todos hemos terminado de comer.

-Cuando dices pequeño, es todo, menos eso.

Ambos ríen. Los conocía muy bien. Sus regalos en cada cumpleaños se hacían más y más grande superando al anterior.

Salimos del comedor con dirección a la entrada principal. Allí nos esperaban unos caballos. Trinidad no viene, ya que el tendrá su momento más adelante.

-¿Será muy lejos de aquí, madre?

Pregunto, yendo detrás de sus caballos.

-Unos metros más adelante.

Asiento. Noto como guardias viene detrás de nosotros cuidando nuestro paseo.

En medio de nuestra caminata a caballo, logro ver parte de nuestro pueblo a la derecha, me distraigo mirando hacia allá donde están haciendo algunos arreglos. Me pregunto sobre qué será.

-Es aquí, Liah.

Giro mi rostro para ver a mis padres y luego ver hacia donde mi padre señala.

¡Santa Madre de Dios!

Era el castillo real. Siempre quise poder tenerlo, mis padres lo sabían, pero solo ellos podían otorgarlo a una persona adulta y coherente. No a una niña de ocho años. Mi sonrisa se ensancha mirando la gran construcción del lugar.

Mis tíos habían vivido aquí, antes de abdicar al trono. Fueron desterrados del país y de la familia. Tenía años sin verlos y no era como si los extrañará. Es más, sino hubiera visto esta estructura no los hubiera recordado. Habían dejado una mala reputación y mal sabor de boca para toda la familia real.

Mi padre fue coronado como rey y mi madre se caso con él, pocos años después. Intentaron tener hijos y por alguna razón no podían. Hasta que por un milagro mi madre logró salir embarazada. De allí salí yo con mi pequeño problema entre las piernas. Los doctores decían que podría ser por algún defecto entre el espermatozoide de mi padre y los óvulos de mi madre. Tal vez, no eran compatibles del todo y por esa razón no podía mi madre dar a luz y cuando lo logró, nací mal biológicamente.

CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora