- ¿Primera vez? -

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Pov Mitsuri:

Coloque en mi maleta mi última prenda, hoy es el día en el que iré con mi comprador. Solo espero que sea un hombre de buen corazón, nunca hay que juzgar por la apariencia de las personas.

Me mire en el espejo, me veía encantadora con mi vestido amarillo pastel, mi cabello estaba suelto pero bien peinado arreglado con una diadema blanca que combinaba con mis zapatillas.

Un día antes me había despedido de mis amigas, esperando en Dios que nos volvamos a encontrar pronto. Salí de la habitación y baje hacia las a escaleras cuando divisé a Gyutaro al final de las escaleras, lo intente pasar de largo cuando de repente tomo mi brazo con fuerza.

- Linda señorita, ya la están esperando. Permítame ayudarle con sus maletas-. Sonrió con malicia y me arrastro hacia la puerta, solté un quejido de dolor ¿Qué necesidad había de ser tan brusco?

Salimos de la gran casa y justo enfrente esperaba un auto de color negro, era lindo y elegante de cierta forma. Un hombre con gafas salió del haciendo del copiloto.

- Buenos días señorita, por favor entre al vehículo.- El hombre abrió la puerta trasera del auto y Mitsuri entró sin pensarlo, para este punto Gyutaro ya la había soltado. El tipo de las gafas cerró la puerta del auto.

El chofer y Gyutaro hablaron de unas cosas que la chica no pudo escuchar bien, una vez con sus maletas adentro del coche y el conductor ya listo para arrancar ambos se dirigieron a la mansión Obanai.

En el camino la de puntas verdes no pudo evitar sentir tristeza, sin duda extrañaría a sus amigas. Después de unas cuantas horas llegaron a lo que parecía ser una mansión, la reja se abrió en par en par al igual que los ojos de la pelirosa, todo era gigante con una linda fuente enfrente de la enorme casa, sin duda si jugara a las escondidas tardarían siglos en encontrarla!

El coche se detuvo enfrente de la gran puerta, la cual estaba encima de 5 escalones. La chica bajó por órdenes del conducto quien le aseguraba que sus maletas estarían en su habitación dentro de unos minutos, una vez le agradecío al conductor la pelirrosa subió los escalones fue recibida por una mujer que se encargaba de la limpieza.

- Bienvenida señorita, el patrón aún no llega de su trabajo por lo que la invito a esperarlo en el patio trasero.- Una vez dicho esto la mujer mayor guió a la menor hacia el gran patio, llegando allí la chica se quedó maravillada con las flores silvestres y la maravillosa vista que ofrecía el lugar. La mujer mayor se retiró y la chica comenzó a caminar hacia las bugambilias.

Después de unos cuantos minutos Mitsuri logró divisar al lado de los rosales un tierno gatito mestizo que olía las plantas, la chica camino hacia el y tomó una rosa, la olió y la admiró, era realmente hermosa.

De pronto sintió una caricia en su tobillo, era el gatito que tenía ganas de jugar. Mitsuri río y comenzó a mover la rosa de izquierda a derecha, su corazón enterneció al ver al gatito intentando atrapar a la flor.

(A partir de aquí se narra en tercera persona)

A lo lejos, una mujer de la tercera edad veía maravillada a la muchacha, era diferente a las otras mujeres que su nieto había traído. Lo notaba, tan sólo ver como miraba al animal, como si fuera lo más valioso del mundo en ese momento.

- Con su permiso señora Obanai, debo avisar a la chica que el patrón ya llegó.- la misma mujer que llevo a Mitsuri al patio quería salir a este mismo pero la abuela la detuvo.

- No creo que a mi nieto le moleste esperar un poco, yo le avisaré a la chica que el ya está aquí.- la anciana sonrió amablemente y la mujer de limpieza se retiró.

La Subasta-Obamitsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora