VII-I

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No podía dormir, tenía pesadillas con lo que había pasado. Soñé con la pelea de horas antes, soñé en cómo mataban a mi madre. Desperté sudando y con el corazón a mil, no sabia que hacer, no tenía a nadie a quien recurrir así que lo mejor que podía hacer era bajar y tomarme una tira pata tranquilizarme.

A la mañana siguiente y sin haber descansado más de 3 horas decidí que Lo mejor era salir a darme un baño, necesitaba relajarme. Cogí mi mochila y con un bikini negro puesto y una camiseta. Nade hasta la bolla y volví, necesitaba aquello, los días vez eran más intensos y yo ya estaba llegando a mi límite mental. Cuando volví fui directamente a la cafetería, mi turno empezaba dentro de una hora pero necesitaba despejarme y olvidarme de todo.

-Señorita un café con leche- dijo un hombre en su mesa.

-Si claro ahora se lo llevo.

Le llevé el café y volví a la barra a colocar vasos, ese día Aiden no vino pero el que si se pasó fue Héctor para contarme que alguien fue a pagar la operación de Oliver y ahí entendí que el había sido quien había sido el que había pagado la operación y eso me hizo pensar que el podría llegar a ser una buena persona más allá de los problemas de ira que tuvo y que pudiera llegar a tener, pero a la vez me hizo pensar que solo lo hizo para quitarse un pequeño peso de encima.

-Chiquilla, otra cerveza- dijo un hombre de la barra.

-Señor creo que debería irse, lleva ya unas cuentas cervezas encima y le costaba estar sentado en el taburete.

-¿Te he pedido yo consejo? No, pues ponme otra.

-Debo pedirle que se vaya.- Le cogí del brazo y le saque del local. Se fue andando tranquilamente y como pudo.

Al salir llegue a mi casa y me acosté, no cene me dormí ya que estaba muy cansada.

-Hola, ¿Habló con la señorita Iria?

-Si soy yo.

- Le hablo del instituto La vallesaru era para informarle de que el traslado de su expediente a tenido problemas y no podrá empezar las clases aquí este año.

-¿Pero que? Eso no es posible me dijeron que estaba todo bien.

- Pues se ve que hubo algún problema y no podrá realizarlo aquí. Lo sentimos mucho.-

Colgué la llamada y salí de la casa, empecé a llorar eso no me podía estar pasando a mi, fue lo que pensé. Tenía ira dentro, estaba asustada y llorando y no podía más. Me coloque delante del buzón y empecé a pegarle patadas haciendo mucho ruido. No llevaba ni una semana y ya todo me estaba yendo mal, le pegue al buzón hasta que el pie empezó a dolerme bastante y en ese instante salió el. Se acercó a ver que pasaba por el ruido pero tampoco tenia buena cara. Tenía los ojos rojos y unas grandes ojeras, hacía días que no sabía de su existencia y parecía que el no había salido de aquel lugar por meses, tenía el pelo revuelto y cara de pocos amigos. Me giré rápidamente al verlo, sin darme cuenta estábamos los dos sentados en el suelo, yo abraza a él llorando y el callado escuchando como lloraban a pierna suelta.

Aquello se sintió bien, Aquello fue lo que necesitaba, no que alguien me escuchara ni que me prestara atención, solo necesitaba un abrazo desinteresado y saber que podría tener a alguien y por alguna razón supe que eso nos uniría de alguna manera más a los dos y también tuve una pequeña esperanza de que eso mejoraría nuestras vidas.

-¿Se puede saber porque le pegabas al buzón?

-Ah eso, no tengo donde acabar el instituto.

-¿Es decir no te cogen en el instituto que quieres y haces esto?

-En este pueblo hay uno, apúntate ahí- vaya estábamos teniendo una conversación normal y además me estaba dando soluciones, la verdad este personaje sí podría tener más de una neurona.

-Si podría probar la verdad no lo había pensado, ha sido un cúmulo de muchas cosas por lo he explotado con todo, lo siento si te he despertado o te he molestado.

- Ves, lávate la cara y te veo aquí en 20 min vamos a ese insti a matricularte ¿De acuerdo?

-Vale- dije entre jadeos mientras intentaba dejar de llorar.

A los 20 minutos con la cara lavada y una ropa más decente, baje y el estaba esperando en su coche para llevarme.

-Oye, sobre lo del otro día... lo siento.

-Tranquilo se que pagaste la operación y estás haciendo esto así que me vale.

No nos costó más de 10 minutos llegar Al sitio, ambos entramos hacia la Recepción y el se quedó a unos pasos más atrás de mi para dejarme espacio.

-Buenos días me gustaría preguntar si aun quedan plazas para poder comenzar el año escolar, se que puede que ya sea tarde pero me han denegado el poder asistir a otro y ya no tengo donde acabar el instituto.

-Claro dinos donde hiciste los otros cursos y haremos nosotros mismos los traslados. Debes firmar unos papeles y puede que en unos días esté todo listo.

- ¿Enserio? Muchísimas gracias de verdad.

Cogí los papeles y fui corriendo a abrazar a Aiden no se porque, si fue por la euforia del momento, por la emoción o por todo aquello. El se quedó quieto, no reaccionó como se esperaría de una persona normal. No le llegaba ni a los hombros cuando lo abrace pero a los segundos se dio cuenta y cerró el abrazo enredando entre su pecho y los brazos tan enormes que tenía. Me sentí segura, protegida, feliz, como nunca antes me había sentido. Aquel sentimiento era algo que no podía describir, el se estaba llevando una pequeña parte de mi que sabía que jamás podría volver a recuperar si lo perdía, pero a la vez sentía que el debía quedarse con eso ya que de alguna forma o estaba destinado a que eso pasara o simplemente eso siempre había sido suyo y yo no lo sabía hasta que lo conocí. 


De todas formas aquel sentimiento trajo en mi recuerdos que una vez había olvidado y que de nuevo estaban brotando en mi, el podría ser un plasta enorme y un gilipollas pero mi mente y mi corazón sentían que aquel sujeto llamado Aiden dejaría de serlo pronto.

Nos separamos, nos miramos y volvimos al coche, fue en silencio de esos que no son incomodos pero tampoco que uno disfrute, el ambiente estaba distinto y eso se notaba. Baje corriendo y me metí en casa no quería saber nada de él hasta aclararme.

Grítame en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora