Rodrigo lleva semanas sintiendo un vacio en su corazon, debido a varios sucesos. Entre el mas destacable; La perdida de su abuela.
Esta antes de morir le dejo una carta junto a un pequeño jarrón de porcelana. Nadie se habia dado cuenta, pero dentro...
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— ¿un... humano? — pregunto incrédulo Iván
— ¡Cumple mi deseo! Nunca dijiste nada de deseas que fueras un humano en tus condiciones, Deseo que seas humano.
— Rodrigo... eso tiene sus consecuencias...
— ¿Cuáles?
Iván pareció incomodo, y volvieron a cristalizárseles los ojos.
— no te recordare... tu no me recordaras... es una de las reglas, ninguno de los 2 se acordara de ninguno. Podría caer al otro lado del mundo, y nunca sabré de tu existencia, y tu de la mía... — se le cristalizo la voz, yo también sentía como lagrimas caían de mis mejillas.
— yo... ¡YO TE ENCONTRARE! ¡Te buscare, y seremos pareja!
— ¡¿QUE PARTE DE "NO NOS RECONDAREMOS" NO ENTIENDES?!
— ¡SI TE RECORDARE! ¡TE AMO! ¡Y TE AMARE SIEMPRE, ALGO SIEMPRE NOS VA A CONECTAR!
El ambiente era horriblemente tenso, que se podría cortar con una tijera.
— eso es... imposible... no creo en estas estupideces del hilo rojo o algo así...
— Iván... Deseo que seas humano. Te lo ordeno como mi genio del jarrón.
— Rodrigo... no me hagas esto...
— Iván.
Iván mordió su labio inferior, y alzo su mano no sin antes decir.
— Rodrigo... Yo te amo, te amo demasiado. Por favor, Encuéntrame.
Y chasqueo sus dedos, y todo lo que paso entre ellos dos, fue borrado de su mente. Iván se esfumo, dejando a un Rodrigo desubicado en la sala de su casa.
— Ugh... me duele la cabeza... — dice mientras se agarra la cabeza con una mano, para luego ver como el jarrón que le regalo su abuela estaba tirado en el suelo. — Oye... como llegaste aca jarroncito... Te llevare a mi habitación.
Y asi, emprendió camino hacia su cuarto, sin siquiera recordar algo de lo sucedido.
...
Habían pasado ya unos 6 años, Rodrigo carrera se había graduado de la universidad hace un año junto a sus amigos, y actualmente tenia un trabajo estable. Estaba viviendo bien, pero el sentía que algo le faltaba.
— Rodri, ¿te enteraste? Tomas va a cantar en un bar. ¿quieres ir? — pregunto Alexis, comiendo una dona
— Hm... no se, sabes que mi relación con tomi no es la mejor...
— Ándale pendejo, solo esta vez — dijo, poniéndome ojos de borrego.
— tcht, está bien, Quackity.
...
El joven Carrera estaba sentado en una mesa aparte, ya que sus amigos se habían ido a felicitar a Tomas por su buen espectáculo, y Rodrigo prefirió quedarse.
Alzo su mano para que algún camarero lo viniera a atender, mientras veía su celular.
— Buenas, seños. ¿Qué va a ordenar? — pregunto aquel chico vestido con el típico uniforme de camarero.
— eh, ¿tiene alguna botella de cerve-
Rodrigo habia levantado la mirada, topándose con unos ojos negros con largas pestañas que se le hacían bastante familiares, y ese cabello azabache desordenado... aquel chico se le hacía tan familiar.
Y el otro chico no se quedaba atrás, a el también se le hizo muy familiar el ojiverde.
— di-disculpe, ¿Qué va a ordenar?
— ¿te conozco de algún lado?
— ¿eh? — el chico se quedó sorprendido.
— no sé, te vi y me dio una sensación de ya conocerte... tal vez este loco, discúlpame.
El chico abrazo la bandeja vacía de metal que tenía, mientras lo miraba fijamente
— yo... no es el único, yo también sentí lo mismo... es extraño, porque no lo recuerdo haber visto... pero se me hace tan familiar...
Las músicas y las luces parecían haberse apagado, como si los 2 chicos estuvieran en una burbuja en donde solo están ellos dos.
— Mi nombre es Rodrigo, Rodrigo Carrera. ¿y el tuyo?
— Un gusto, Rodrigo. Soy Iván Buhajeruk.
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