Capítulo 1

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Faith

El bullicio de la ciudad poco a poco fue mermando y las primeras casas de la residencial donde vivía fueron apareciendo. Había sido un día muy cansado y lo único que deseaba era llegar a casa, darme un relajante baño en la tina, mientras escuchaba The Weeknd con una copa de vino en mi mano.

Bajé del auto y me adentré a la casa, lo primero que hice fue quitarme los tacones y caminar escaleras arriba con ellos en mano, al abrir la puerta de la habitación me llegó la frustración al no tener a mi novio cerca, no lo veía desde hacía tres meses y las llamadas no me parecían suficientes. Necesitaba tenerlo a mi lado, no a Dios sabe cuántos kilómetros de mi.

Me deshice del vestido azul que traía puesto, así como también de la ropa interior, preparé la bañara y todo lo que había imaginado en mi mente para este momento. Un leve jadeo salió de mi boca en cuanto entré en contacto con el agua, cerré mis ojos y dejé descansar mi cabeza hacia atrás.

Quería olvidar el día de mierda que había tenido, me corrieron del trabajo por un mal entendido con la esposa de mi jefe, una mujer celópata que me hizo la vida imposible inventándose cuanta historia se le cruzara por la cabeza y por sus inseguridades ahora estaba desempleada, llena de deudas y con referencias por los suelos. Me sería difícil encontrar un buen trabajo, y no lo haría, al menos no sin influencias.

Pensé en mi padre al instante pero lo descarté de inmediato, prefería mantenerme alejada de mi problemática familia y arreglármelas por mi cuenta. No quería escucharlos decir lo mismo de siempre y sus insistencias para que vuelva a trabajar con ellos.

Sacudí mi cabeza alejando todos los recuerdos que no hacían más que enfurecerme, decidí salir de la bañera para volver a mi habitación, mi móvil se encendió anunciando una llamada, me apresuré a contestarla cuando miré que era Aiden, mi novio.

¡Hola, cariño! —contesté con efusividad

—Hola, ¿qué tal tu día? —se le escuchaba desmotivado, lo que me preocupó y me hizo desear más estar a su lado.

—Fatal, me despidieron del trabajo por la perra de Alexis —de solo recordarlo mis orejas se calentaron por el enojo y las ganas de volver a arrastrar del cabello a esa maldita mujer.

¿Qué hizo esta vez?

Me encontró conversando de cerca con el señor Marshall y como de costumbre se hizo mil ideas en la cabeza, me lanzó una taza de café encima y me jaloneó hasta el centro de los cubículos donde se encontraban todos mis compañeros de trabajo, me insultó utilizando palabras como «zorra» «perra» , también mencionó el escándalo que me persigue desde hace años, me desprestigió y no tenía derecho, no cuando nadie sabe cómo fue el puto problema.

¿Qué hiciste, bebé?

La tomé de sus extensiones y la arrastre por todo el piso, le arañé el rostro y también golpee su estómago con mi zapato. El señor Marshall se enojó conmigo y me despidió, dijo que no presentaría cargos porque su esposa no debió comenzar pero que tampoco debí golpearla.

¿Al menos te dieron un finiquito?

Si, pero esa mujer me aseguró que usaría todas sus influencias para que no consiguieran ningún puesto importante. Y le creo, maldita sea que le creo. No sé qué voy a hacer, aún no termino de pagar la casa y... —tenía tantas ganas de llorar, pasé mi mano por el rostro evidentemente frustrada.

Tranquila, puedo ayudarte, sólo tienes que decírmelo.

No, no te preocupes, me las arreglaré para encontrar un trabajo a más tardar la próxima semana.

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