Maratón 2/3Faith
Los días siguientes días después del desmayo fueron todo un caos en la oficina, la semana estuvo llena de reuniones y proyectos que se llevarían acabo, el señor Senador estuvo fuera supervisando el mismo que todo se cumpliera bajo sus estipulaciones. La presión con tanto acumulado me dejaba cansada, a penas llegaba a casa y caí completamente rendida en la almohada, ni siquiera me había quedado tiempo en avanzar en mi proyecto.
Aiden intentaba por todos los medios impresionarme, me preparaba el desayuno y me tenía la cena lista, mantenía la distancia y se conformaba con la poca o nada atención que le daba.
Un ramo de tulipanes amarillos descansaba sobre mi mesa cuando llegué a mi escritorio, una tarjeta sobresalía, disimulé una sonrisa, dejé mi bolso sobre la mesa y tomé el pequeño sobre.
"Se dice que el color amarillo siempre se relaciona con lo transparente y duradero, tal y como la relación que decidimos construir hace más de tres años. Eres mi felicidad, Faith, te amo eternamente.
Tuyo por siempre,
Aiden Wells."La tarjeta fue arrebatada de mis manos, rápidamente me voltee enojada dispuesta a lanzarle su buen insulto por entrometido pero me detuve al ver a Mattew con el entrecejo fruncido leyendo la notita.
—¿Puedes devolvérmela? —pedí en voz baja, un poco molesta por su actitud. «¿Desde cuando le importan este tipo de cosas?»
Me la devolvió de mala gana ordenándome que lo siguiera, extrañada miré la hora, hoy había decido venir más temprano. Con la agenda en mano entré, dándole los buenos días y persiguiendo a leerle los compromisos que tenía para el día.
—¿Algo más que necesite de mi señor? —pregunté de la forma más profesional, no quería que mal entendiera mi pregunta.
—No, vaya tranquila a perdonar a su novio, señorita Petterson —el veneno con el que soltó aquellas palabras me descolocaron, no me miró en ningún momento lo que me parecía extraño.
—Con su permiso, señor.
Salí de ahí confundida por su actitud indiferente, todos los días solía pedirme que me acercara para besarme y toquetearme un poco pero esta vez solo lanzó su comentario respecto a lo que leyó en la nota. No me gustaba el rumbo que estaban tomando las cosas, no tenía por qué molestarse por mi relación con Aiden.
Decidí ignorarlo e ir por su café a la cafetería, para mi mala suerte no estaba vacío como lo hubiese preferido.
—¿Qué tal estás, Faith? —preguntó Anne a mi lado, con el carisma que la representaba.
—Estoy bien, gracias.
—Discúlpame que no lo haya preguntado antes pero no me quedó tiempo, el trabajo no nos ha dando tregua en estos día. Tú lo sabrás.
—Si, a penas y me daba tiempo de venir por mi dosis de café.
—Me asusté tanto cuando te encontré tirada en el piso del baño —comentó llamando mi atención, no sabía que había sido ella quien me encontró —no supe qué hacer, gracias a Dios el señor McConnell apareció y te llevó a su oficina.
—No sé que me pasó ese día —no sabía que contestarle a lo dicho.
—Ese día estuvo lleno de dramas —se llevó la mano a la boca ocultando una risita —Antes de encontrarte el señor McConnell sacó del brazo a su esposa, luego estuvieron discutiendo frente al lago, Noah dijo que el señor le lanzó los anillos al agua.
ESTÁS LEYENDO
Infieles
Roman d'amour"La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella." -Oscar Wilde Faith es una mujer liberal en busca de una aventura, cuando empieza a trabajar como secretaria de un imp...