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Quería tirarle algo en la cabeza. En esa estúpida cabeza que parecía de loco, todos esos rulos y ningún peine a la mano. Jack seguía viéndome fijamente, esperando a que dijera algo, lo cual no iba a ser.

Lo ignore y volví a mirar el techo.

- Vamos, no puedes estar enojada conmigo...lo hice por ti - dijo, intentando defenderse, pero yo solo escuchaba excusas.

- ¿Por mi? en serio... vaya que agradecida me siento - dije con sarcasmo, el entró completamente al cuarto y cerró la puerta.

- Si, por ti, porque lo amas, y si sigues negando eso te va a ser mal....- Solté una carcajada seca, haciendo que se callara de golpe.

- ¿Me va a ser mal? Lo que en realidad me va a ser mal es tener amigos como tú. - me senté en la cama, viendolo, parecía dolido.

¿Por qué él sería el dolido? literalmente me vendió, como lo habían hecho mis padres. Eso es lo que más duele, pero me duele a mi, no a él.

Observe como salia de la habitación.

- Di lo que quieras, yo sé porque lo hice. - sin más se fue, la puerta se cerró fuertemente, me sobresalté.

Que hipócrita, hacerse el dolido, cómo siempre, talvez yo era la hipócrita por seguir siendo amiga de él.

La puerta se abrió otra vez, está vez ví a Aidan, tenía la mandíbula apretada, estaba apoyando en la puerta, cualquiera diría que era un moja bragas y si que lo era.

Me mordí el labio inconscientemente, él sonrió sin mostrar los dientes. Se acerco peligrosamente, mientras se quitaba el cinturón.

- ¿Q-Que estás haciendo? - pregunté nerviosa, se sentó a mi lado y me tomo de las caderas.

- Besarte.

Luego de eso me tomo de cabeza, y me beso. Un beso apasionado, lleno de lujuria, me subió a su regazo.

- Antes no pudimos terminar, ahora que todos se fueron, y tú estás demasiado mojada. Quiero volver a estar dentro de ti.

Acarició mi muslo, beso mi cuello, sentí su sonrisa cuando vio los chupetones que me había dejado.

- Hermoso y completamente mío - susurro, frote suavemente mi intimidad con la suya, haciéndole saber que ya lo necesitaba dentro.

- Tranquila, todo a su tiempo.

- No quiero tiempo, te quiero dentro ahora, por favor, Daddy.

Él alzó la ceja ante ese apodó.

La había cagado, que me tiró a la cama, se quitó la camisa, y que tabla de lavar, lo mire con lujuria.

- Con que Daddy, vaya, que lindo es verte rogando para que esté dentro de ti, te quiero oír rogando, pero mientras pides que te dé más.

Lo mire sorprendida, él ignoro eso y me desvistió. Solo me dejó en ropa interior, estaba sonrojada, desde que me fui de esta casa no había tenido intimidad, y no porque no quisiera. Sonreí ante ese pensamiento, si Aidan sabía lo que estaba pensando, se pondría celoso.

Antes de que pudiera reaccionar, su cabeza estaba entre mis muslos, solté un gemido cuando sentí su cálida lengua en mi intimidad.

- Extrañe demasiado tu sabor - volví a sentir su lengua, me estaba penetrando con su lengua, arque la espalda.

La habitación solo se llenaba de mis suspiros y gemidos, sentí mis pezones ponerse duros, ya me iba a venir.

- Ahh~ Aidan ~ Ah ~ me ven-go - intente hablar, pero su lengua se volvió más rápida.

No pude resistir más cuando sentí que obsorbía mi clítoris, él saco su cabeza de mis muslos, ví su boca con mi llena de mi líquido blanco, carajo, que rápido había llegado al orgasmo.

- ¿He dicho que eres lo más rico que he probado?.. - negué con la cabeza - ..pues lo eres - volví atacar mis labios.

- Dentro, por favor - suplique, parecía una necesitada, es más lo era, lo necesitaba dentro ahora.

- Si me lo pides así, no podré decir que no - se quitó el pantalón quedándose en bóxer.

¿Era mi imaginación o eso había crecido?, recordé el miedo de la primera noche en que estuvimos juntos, en qué esa cosa me partiera a la mitad, ahora quería que lo hiciera.

Él tomo un condón de su cajón, se quitó el bóxer y se puso el condón, apreté los labios.

- Me avisas si te duele - luego de eso entro de golpe, solté un gemido ahogado, dolía, dolía como mil demonios, a la vez se sentía tan bien.

- Duele - dije, tomando su mano, él se quedó quieto por unos segundos.

Poco a poco el dolor se fue, ahora solo estaba el placer, moví mis caderas, haciendo que él moviera, lo hacía lento, para que no me doliera, aunque yo no quería eso. Por lo que moví otra vez mis caderas, él pareció entender, se movió más rápido, más duro.

- Ahhh ~ más ~ Aidan ~

Mis uñas se clavaron en su espalda, yo solo podía abrir la boca para gemir, pidiendo más.

- Dime ~ ¿baby vas a volver a irte?

- Nunca ~ ahhh

- Creeme, aunque quieras, no te dejaría - el soltó un suspiro, cuando sintió como llegaba al orgasmo.

- Ya no puedo más ~Aidan ~ Ahhh

- Shhh - me callo poniendo un dedo en mis labios, abrí mi boca y agarre su dedo entre mis dientes.

Él solo me observaba, cuando no resistí más me vine, después de unos segundos él también.

Él se echó en la cama, a mi lado, me gire para abrazarlo, pero él me tomo de la cintura primero y beso mi frente.

- No te vuelvas a ir ¿si?, no me dejes.. - apoyo su cabeza en mi hombro.

- No... no volveré a irme - quería decir algo más, pero no pude, otra vez estaba sin palabras.

La habitación había tomado un silencio sepulcral, sentí la leve respiración de Aidan en mi oído, sonreí, amarlo, definitivamente va a ser mi perdición.

Pero mientras sea con él a mi lado, soy más que feliz.

Acaricié su cabello suavemente, el se removió un poco, me aferre a su brazo, cómo si nunca quisiera soltarlo, y nunca lo haré, no otra vez.

Ante ese pensamiento, lentamente me dormí, me dormí cómodamente en sus brazos.

Puede que me haya traído en contra de mi voluntad a esta casa, otra vez, pero si puede dormir de esta manera para siempre, puede volver a secuestrarme cuántas veces quiera.

Lo que me aterraba era no saber que me esperaba el futuro.

Possessive ~ Aidan G. +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora