—Ahí ya te he visto así —sonrió Jungkook juguetón—. Con una falda negra apretada haciendo contraste con tu preciosa y suave piel pálida... y yo admirándote desde atrás...
—Dices cada cosa...
—Solo verdades y ahora puedo fantasear contigo libremente. Me tienes cautivado, sé mi novio.
—Creí que ya lo éramos. Te di una empanada —recordó Yoongi.
—Me compraste —se ofendió el moreno.
—Eso no hubiera pasado si no fueras un hambriento.
—No lo niego. Aunque no creí que un estúpido baile nos volvería más cercanos. Lo guardaré como un bonito recuerdo —confesó acariciando la cintura de su novio.
Estaban en la habitación de Jungkook, la señora Jeon había salido y solo estaban ellos en casa en compañía de Bam. El perrito de Jungkook.
—Nos gustamos hace años y ahora gracias a las cuecas y empanadas estamos juntitos... Ah, me siento patriota... nuestra relación lo es.
Yoongi se rio y la pantalla de su celular se iluminó con una videollamada de su mejor amigo.
—¡Yoongooo bongooo ven aquí! —rio Hoseok sonrojado.
—¿Estás...?
—El profe Kibum está con nosotros. Nos encontramos y nos invitó a su casa. Jiminie, Nam, Jin y Taehyunie están aquí también. Trae a tu novio y únanse a nosotros. ¡Aprovechen y compren helado de piña que se acabó! ¡Bye!
—Tu amigo es gracioso —rio Jungkook—. ¿Vamos?
—No puedo creer que ya esté curao —murmuró Yoongi levantándose de la cama—. ¿Voy así? Creo que debería ir a mi casa a cambiarme...
—Negativo. Puedes usar mi ropa. Te quedará grande, pero te verás adorable.
—Está bien.
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—¡Ya llegó la parejita! —exclamó el profe Kim sonrojado y muy sonriente—. Los vi babear por el otro y ahora vienen de la manitoooo... ¡Hoseok lo logramos!
