NUEVE

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BAD BUDDY THE SERIES II. MÁS QUE AMIGOS

NUEVE

"Nunca se sabe qué encontrará uno tras una puerta. Quizá en eso consiste la vida: en girar pomos", Albert Espinosa.

Habían pasado dos días desde que Pat le había revelado a toda la familia que él había sido el trabajador que había prestado información a los Teerayuth y que se casaría en pocas semanas con el hijo de la familia de al lado. Ming, que siempre había parecido ser un hombre fuerte como un roble, ahora estaba ojeroso, trabajando por inercia en el negocio, comiendo obligado por su esposa porque no sentía el más mínimo apetito y bebiendo hasta altas horas de la noche su famoso licor de color ámbar, que era el único que le podía aminorar la pena de haber perdido a su tigre.

Eso no podía pasar desapercibido para las mujeres de la casa, el hombre estaba con una cara que ninguna le había visto. Incluso Pa había vislumbrado la posibilidad de llamar a Pat para que pudiera hablar con su padre para arreglar las cosas, algo que Shufen le prohibió rotundamente que hiciera, puesto que eso mermaría más el orgullo de su padre y el enojo con el chico castaño de ojos achinados sería mayor. La mujer le aconsejó a su hija que el tiempo enfriaría a Ming y, cuando eso ocurriese, ella misma conversaría con él.

Sin embargo, Pa no podía quedarse de brazos cruzados viendo cómo su familia se estaba destruyendo por la testarudez de su progenitor, así que, en un momento dado, se aproximó a él en la mesa del comedor con un vaso, se sentó al lado de él y se sirvió un poco de Mekhong.

—Papá...

—No estoy de ánimos para hablar, Pa —el hombre se tomó el último sorbo de su vaso para servirse más.

—¿Estás así por Pat? —tanteó ella con delicadeza para no disgustar al mayor.

—Esa persona ya no existe para mí —respondió el mayor con indiferencia, ocultando la pesadumbre que sentía en su interior, que se evidenciaba en el vacío que reflejaban sus ojos.

—Para no existir, te tiene demasiado afectado lo que ocurrió —pese a lo directa, la voz de Pa era de preocupación, lo que evitó que su padre la regañara por entrometida —. Deberías conversar con Pat, estoy segura de que él se disculpará por lo que hizo y podrás apoyarlo en su boda.

—Es imposible, Pa —se negó Ming de forma inflexible, dejando pasar el resoplido de frustración que dejó escapar su hija —. Yo tenía todas las esperanzas puestas en Pat, poniendo todo de mi parte para que se convirtiera en un ingeniero mejor que yo, preocupándome que obtuviera excelentes calificaciones en la universidad, para que un día continuara con el negocio familiar que un día fundó mi padre —la castaña bebió de su licor.

—Papá, no deberías creer que puedes manejar la vida de mi hermano a tu antojo. Él es un hombre adulto que puede tomar sus propias decisiones, ya cumplió con creces tus expectativas y es hora de que empiece a cumplir con las propias.

—Está bien, él puede cumplir todas las metas que quiera, pero por qué se tiene que ir a Londres para hacerlo... —cuestionó el mayor apretando su vaso.

—Porque son las ofertas de trabajo que le ofrecieron a él y a Pran, tienen que aprovecharlas porque son demasiado buenas para los dos. En su lugar, yo haría exactamente lo mismo.

—Ese chiquillo finalmente consiguió lo que quería, alejando a mi hijo de su familia —arguyó Ming lleno de rencor hacia los Teerayuth, en especial al joven que había convertido a su primogénito en un pelele que besaba el piso por el que caminaba —. Como él pasa despegado a la suya, cree que Pat es igual que él.

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