BAD BUDDY THE SERIES II. MÁS QUE AMIGOS

UNO

BAD BUDDY THE SERIES II. MÁS QUE AMIGOS

UNO

"Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes" Bernard Le Bouvier de Fontenelle.

Desde la entrada del negocio de materiales de construcción, una muchacha de último año de ingeniería miraba con ensoñación al encargado, que era un joven que estaba a un par de meses de su vigesimoquinto cumpleaños y que justamente ese día estaba reemplazando a su padre. Su metro ochenta y cinco de estatura, de complexión atlética, una corta melena castaña oscura peinada hacia atrás, sus ojos rasgados con orbes marrones brillantes y esa sonrisa que se mostraba como dueño del mundo, hacían un cuadro del prospecto perfecto para cualquier señorita tailandesa. Sin contar que sus jeans arrugados a la altura de las pantorrillas hasta los tobillos, su camisa cuadrillé blanca y mostaza y su chaqueta café realzaba toda esa cruda belleza masculina. Ese hombre era todo un espectáculo para los ojos.

Desde que Punch (1) había descubierto que el mejor amigo del prometido de su hermana mayor era el hombre más apuesto que había visto, no perdía oportunidad para observarlo y conversarle una que otra cosa, pero nunca se había atrevido a dar un paso más allá. Quizá era una cuestión de temor reverencial porque Napat Panthong inspiraba respeto a pesar de su afable apariencia, pues a todas luces se podía ver que era un líder nato.

Su hermana Pippa le había ofrecido en innumerables ocasiones preguntarle a Korn si Pat estaba saliendo con alguien, pero no se le veía a nadie que lo acompañara en las reuniones de amigos, por lo que asumía que se encontraba solo.

La muchacha, que era algo bajita y delgada, de cabellera cobriza, larga y ondulada, esperó largos minutos que el castaño terminara de hablar por teléfono para abordarle, hasta que finalmente cortó lanzando un suspiro. Por lo poco que Punch había oído, un despacho de materiales había tenido muchos problemas y había costado bastante solucionarlo para que llegara a tiempo a destino.

De repente, Pat la vio y le sonrió. Bastó solamente eso para que ella cayera una vez más a sus pies.

—¡Punch, tanto tiempo sin verte! —exclamó el mayor, acercándose a la aludida —¿Cómo han andado los estudios?

El tono amistoso devolvió a la realidad a la joven estudiante. Pat se dirigía a ella en forma muy fraternal, similar como él lo hacía con Pa, su hermana menor. No había un atisbo de que su mirada fuera diferente a la que el castaño tenía con otras personas, por lo que comprobaba que los sentimientos que el ingeniero tenía hacia ella no iban más allá de la simpatía por ser la cuñada de Korn.

—Batallando un poco con las asignaturas, pero no me ha ido nada mal —Punch trastabilló un poco al principio, dado que había comprobado por enésima vez que Pat no la correspondía, aunque terminó firme en su respuesta.

—El cuarto año es el más complicado de todos, no te confíes. Por poco, Korn se quedó un año más porque pasaba en el bar de Wai flirteando con Pippa —Pat soltó una carcajada al recordar cuánto había lloriqueado su amigo porque había estado a punto de reprobar dos asignaturas.

—No lo haré —ella también soltó una risilla —. Mi hermana también estuvo con algunos problemas con las notas ese año, el profesor de marketing no paraba de molestarla —refiriéndose a la carrera de economía que había seguido su hermana.

—Par de idiotas —Pat seguía riéndose de la pareja, negando con la cabeza con un dejo de nostalgia. Aguardó algunos segundos de silencio antes de continuar —¿Y qué te trae por aquí?