CAPÍTULO 2

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A partir de ese día, Bill seguiría haciendo sus visitas personales al estadio de turno, pero con la diferencia de que ahora sólo le miraba a él.

Zack era un chico muy trabajador. No era de los que se escaqueaban cada vez que podían o algo así. Todo lo contrario... Si podía echar una mano a los demás, la echaba.

Sin embargo, mantenía las distancias. No bromeaba ni se le veía hablar demasiado. Parecía serio.

Intrigaba a Bill... Tenía un aura de misterio, no había que fijarse demasiado para darse cuenta.


Le...Gustaba. En apariencia al menos, se le veía fuerte, una persona independiente, responsable y madura: Todas esas cosas que él no era ni en sueños.


Por supuesto, Bill no iba a acercarse a él para conocerle mejor ni nada por el estilo. A pesar de ser uno de los hombres más deseados por el público femenino, él no creía en sí mismo. De hecho, se infravaloraba hasta la humillación. La imagen que el resto del mundo tenía de él era algo que se les había vendido y que le venía bien. Pero él no se sentía bien consigo mismo, no se aprobaba.


''Todo el mundo te quiere cuando estás en las portadas... Cuando no lo estás, entonces quieren a otro...''

Zack acababa de recibir un mensaje. Siempre tenía alguna canción de Marilyn Manson como tono.


Bill se sentía patético. Sin quitarle la vista de encima a alguien a quien ni siquiera conocía. No sabía quién era más baboso, si él...O Dav...


No...No era capaz ni de mentarle en su cabeza. No fuera a ser que se presentara.



- - -



Estaban en un descanso del rodaje del primer videoclip, 'Durch Den Monsun'. El grupo tenía un par de caravanas para descansar, relajarse. Sin embargo, todo el mundo estaba al aire libre, en los alrededores del lago, respirando aire puro y fresco, hierba y tierra mojada.

Todos, excepto Bill.


Bill se encerró en el cuarto de baño de la roulotte. No tuvo que desnudarse para meterse en la bañera, por que ya lo estaba al entrar.

Corrió las cortinas y abrió el grifo de agua caliente.

Se sentó en la tina como buenamente pudo; Su cara se contrajo del dolor. Se abrazó a sus rodillas. El agua caía directamente sobre su cabeza y aunque no se percató de ello por que tenía los ojos cerrados, estaba sangrando y esa sangre mezclada con el agua formaba un río que recorría la bañera para después perderse en el sumidero.


En ese momento, alguien abrió la puerta y entró estrepitosamente.

-...Lo siento, seas quien seas, ¡pero tengo que mear! - Gritó Tom.


Bill abrió los ojos, y por fin descubrió lo que había estado pasando. Su reacción fue ponerse de rodillas, para que quizá así su trasero le doliera algo menos y se cortara la hemorragia...Pero la sangre es escandalosa, Bill se asustó mucho y no pudo reprimir un pequeño a medias sollozo, a medias quejido. Aun así intentó evitar el ponerse a llorar ahora.

Nadie Me ConoceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora