CAPÍTULO 4

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Como Zack no sabía en qué habitación se hospedaba el chico y no le apetecía dar explicaciones a los recepcionistas, se lo llevó a la suya.

Ya allí le quitó las zapatillas y le acostó en su cama, arropándole.

Sospechaba que había pasado la noche fuera: Estaba helado, entumecido.

Pensó que sería inevitable avisar a alguien tarde o temprano. Quizá a esas alturas ya estuvieran buscándole...Le constaba que siempre tenía compromisos y mil historias.


Al final decidió investigar un poco, y si no tenía que hacer nada hasta tarde, le dejaría ahí durmiendo ahora que al parecer se había tranquilizado.

Total, él no iba a usar la habitación en todo el día nada más que para ducharse...



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Cuando Bill se despertó le dolía todo. Tenía los músculos agarrotados del frío y se mordió los labios al notar que tenía las anginas hinchadas. La garganta seca.

Entonces miró a su alrededor, extrañado. No sabía dónde estaba. Era una habitación posiblemente de hotel, pero era bastante más modesta que las que él solía frecuentar. La cama era individual y la decoración muy sencilla.


Casi de súbito unos ojos verdes se le vinieron a la mente, y recordó lo que había pasado.

Esta debía ser...La habitación de Zack.

Bill cerró los ojos con fuerza, y pataleó un poco.

Para una vez que le tenía cerca y le tenía que haber visto...Así.

Joder, qué mal.

Cuando se calmó se dio cuenta de varias cosas. La primera ya la sabía...

Sentía atracción por alguien por primera vez en su vida. Eso sería estupendo si no fuera porque ese alguien era un tío. Y para más inri, tampoco tenía ni idea si él era homosexual o no. Para hablar fácil y pronto: ''Pluma'', no tenía. Ni pizca.

Suspiró.

La otra cosa que había descubierto es que no se sentía sucio o le daba asco el imaginarse 'con él'...Y lo que es más...Cuando pensaba en él, se olvidaba de todo lo demás...Daba igual lo horrible que hubiera sido el día, o las cosas que hubiera tenido que hacer... Cuando pensaba en él... Todo desaparecía...

Sólo era un chico de diecisiete años suspirando por otro en secreto cuya única preocupación era que no se le notara demasiado. Porque él ya era feliz con lo poco que tenía... Con un par de miradas furtivas y algún encuentro imaginario.



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Sin embargo, unas horas después, decidió hacer algo que para él era una auténtica revolución.

La intención no era buscar nada... Sólo quería acercarse a él y darle las gracias por... Por bueno, haberle ayudado. Había hecho una estupidez y si cualquier otro le hubiera visto...

Buf, no quería ni planteárselo.

Le había salvado la vida, prácticamente.


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