CAPÍTULO 1

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Unos trabajadores estaban manos a la obra, montando el escenario para el concierto de aquella noche. Hacían mucho ruido y se hablaban a voces... Como siempre.

Bill estaba sentado en uno de los miles de asientos del estadio. Todos estaban vacíos. Él estaba pensando en sus cosas. Solo. Quería estar solo.


Tenía diecisiete años...Se había convertido en un chico realmente guapo. No es que antes fuera feo, pero ahora su belleza empezaba a radicalizarse, a destacar por encima de todo.

Era casi una ofensa para el resto de los mortales.

Las fans llegaron con una rapidez asombrosa. Muchas de ellas, se encontrarían ahora suspirando en secreto ante cualquier foto u oyendo cualquier canción de su ídolo. Algunas hasta asegurarían que estaban enamoradas de él. Platónicamente, pero enamoradas.


Amor. Bill no sabía qué era el amor. No tenía tiempo para buscarlo tampoco. Suena a topicazo, pero en su caso era cierto.

Eso por un lado...Pero por otro...

Bill no quería encontrarlo.

Le...Daba miedo. No por el amor en sí...Era más bien por la gente. La gente sí que le aterraba...

¿El sexo?...Le daba asco.

Sí, por chocante que parezca. Era un adolescente...Lo normal es que empezara a sentir curiosidad, deseo...

Nada más lejos de la realidad. El sexo para él era algo sucio. Algo asqueroso, repugnante...Y así es como él se sentía cada vez que...

Sacudió su cabeza...

No quería pensar en él... Ni en todas las cosas que le obligaba a hacerle.

Se cruzó de brazos mientras torcía la boca. Se le empezaba a revolver el estómago.


Un ruido a sus espaldas le ayudó a salir de sus pensamientos. Era un chico, bajando por las escaleras del estadio con un rollo de cable colgado al hombro.

Bill se fijó en él.

Era joven...Unos veinticinco años, tal vez...Iba vestido con pantalones de chándal grises y una camiseta de tirantes blanca. Musculoso aunque no exagerado, de piel bronceada y pelo largo, liso y moreno. No parecía alemán.

Era realmente atractivo.

Kaulitz se extrañó. Frunció el entrecejo. ¿Acababa de pensar de un tío que 'era atractivo'?...

Era la primera vez que le pasaba algo así.


A ver, él nunca se había interesado por ninguna chica. Pero no sospechaba de si mismo o de su orientación. Más que nada, por que tampoco se había interesado por ningún chico.

Suele decirse que el sexo hay que practicarlo cuando uno realmente se sienta preparado para ello, cuando a uno realmente le apetezca hacerlo. Bien, pues a él la sola idea de bajarse los pantalones delante de alguien, fuera del sexo que fuera, le hacía marearse.


El chico siguió con su trabajo. Y Bill siguió observándole desde la sombra, sorprendido ante su propia reacción.


Debía ser nuevo, por que jamás le había visto. Cierto es que el equipo era bastante numeroso (se había multiplicado en los últimos tiempos), pero Bill solía pasar mucho tiempo merodeando por los alrededores o al menos cada vez que podía. Por que era de los pocos momentos en que podía perderse, estar lejos de todo y de todos. Los en su mayoría hombres que trabajaban montando y desmontando le hacían sentir como si él fuera invisible. Y eso le encantaba, era un alivio. Ellos estaban demasiado ocupados con su tarea como para ir a incordiarle a él.

Nadie Me ConoceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora