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Kai arrastró el cuerpo inerte de su amigo después de haberlo inducido a ese estado. Por alguna razón Chanyeol había perdido el control en medio del viaje, se inclinó con una mirada delirante hasta un auto de alta gama e intentó forzar la puerta trasera. No hubo remedio: Kai tuvo que reducirlo.

—Compren las cosas, yo me quedaré con Chanyeol —les dijo a sus acompañantes—. Despertará rápido y voy a tener que lidiar con su arranque de ira.

—Volvemos enseguida —respondió una de las jóvenes.

Kai salió del auto y esperó unos pocos minutos. Los puños de Chanyeol se contrajeron, las venas sobresalían de la piel y sus ojos se apretaron como si intentaran ver algo.

—¿Entraste en razón? —Kai se inclinó en la ventana.

—¿Qué pasó?

—Casi nos delatas en medio del tráfico, tu lobo estaba a flor de piel. Tus hermanas se asustaron mucho. Es raro que un alfa de tu calibre pierda el dominio sobre su lobo. —No quería molestar a su amigo, pero estaba demasiado curioso.

—No recuerdo nada. Todo cambió de color cuando miré hacia la ventana. —Pensó en el aroma dulce que lo había arrastrado a la inconsciencia—. Mi lobo quería algo, estaba desesperado por obtenerlo. Me doblegó para tomar el control.

—Tenemos que hablarlo con los consejeros.

—Esos no saben nada. ¿Cuántas veces han prometido que sanarían a nuestro jefe? Y lo único que hacen es rogar que no nazca un omega.

—¿Crees que se desataría una guerra?

—No lo sé y no me importa. Si aparece uno, Donghae lo reclamará y los alfas de otras regiones lo considerarán un agravio. Sin embargo, si solo fuera una cuestión personal, dejaríamos que esos inútiles se destruyan en un duelo; pero es obvio que las manadas enloquecerán. Incluso un alfa de baja categoría desea expandir su estirpe. —Se levantó y cambió al asiento de copiloto—. En mi niñez llegué a una conclusión, si nace un omega, no importa en dónde o cómo, solo le espera infelicidad. Si elige a un alfa, este estará en la mira de los envidiosos y sus cachorros también o aún peor, será usado como incubadora viviente. 

Kai apretó la nariz ante su respuesta. 

—Alguien va a morir. —Kai encendió el auto cuando vio que las jóvenes estaban cerca—. Los ancianos no dudarían en traicionar al alfa para mantener la paz. —Suspiró—. A veces, pienso que el omega ha nacido y ha sido asesinado por esta razón.

—No es posible. Si existe un omega en este mundo, no hay disfraz o escondite que lo salve de su destino. Será encontrado.

—Por eso pienso que está muerto.

Chanyeol asintió y guardó silencio, pero en su interior una voz profunda y posesiva le decía lo que tanto quería negar: Omega, mi omega.  Sacudió su cabeza para desvanecer esa idea, lástima que no era una simple alucinación. Su alfa estaba seguro de lo que había sentido y para su desgracia el maldito animal nunca se equivocaba con su olfato. 

—Conseguimos la fórmula —le comentó su hermana—. El médico no cree que sea tan fuerte, pero por algo se empieza. Los bebés de la última camada son muy débiles.

—Y todos son betas —remarcó una joven.

—Son buenas noticias para nuestro líder, ¿no? —Chanyeol sabía lo que Donghae pensaba de los alfas que aún seguían con vida.

—No digas eso. Sin diversidad no hay libertad. Necesitamos alfas, betas...

—¿Y a quién piensas llevarle esa queja? El último omega murió hace cien años. —Sintió el enojo de su hermana por las feromonas—. Ni sus huesos quedan.

—Definitivamente, tuviste un mal día —cortó Kai—. Haremos que el médico te vea.

—Que buena idea, Kai. Ya era hora.

Regresaron a la gran casa en un silencio intenso. La hermana de Chanyeol bajó antes que el auto se detuviera del todo, incluso olvidó las compras y a sus compañeras. Nadie emitió opinión sobre la pelea de los Park, no era un puente seguro para caminar.

—Donghae ha perdido la cabeza del todo. —Minho llegó con un niño pequeño en sus manos—. Hoy se despertó diciendo que sintió a su omega, que está muy cerca y esas tonterías.

Un omega no puede tener dos alfas.

Chanyeol inclinó su cabeza hacia abajo y se recostó contra la pared. Sus piernas temblaban y sentía cómo su lobo rascaba sin parar su pecho: estaba molesto... ¡No! Territorial. Chanyeol se recordaba que no había visto nada, pero eso no convencía al ser que se sacudía en su interior. 

—¿Te sientes bien? —Minho mantenía la distancia. Los ojos brillantes de Chanyeol le habían incomodado; se alejó un poco más para dejar a su hijo sobre un sofá—. Pareces enfermo. ¿Ya te revisó Taemin?

—No. Estoy cansado. El viaje de hoy me agotó. —Chanyeol sentía que esas palabras no eran suyas, se estaba ahogando en las sombras—. Aunque mañana voy a hacer otro, me gustó la ciudad.

—Puedes hacer lo que quieras, eres completamente autónomo. Solo te pediría que no causes problemas. —Tomó asiento con su hijo—. Muchos alfas están custodiando las fronteras por culpa de nuestro "líder", los otros jefes de manada creen que hay un omega aquí y consideran que Donghae no se merece tal privilegio.

—¿Estamos en problemas? ¿Invasión? —No sentía la garganta; su lobo estaba saliendo—. No me esperen mañana.

Chanyeol ignoró las palabras de Minho y salió de la casa.

Minho estaba confundido, los ojos de Chanyeol fueron cambiando durante la conversación: el rojo carmesí brillante resaltó después de sus últimas palabras. No pudo seguirlo porque su hijo comenzó a llorar.

El campo era alumbrado por la luz de luna, el pequeño lago donde los animales se alimentaban reflejaba a su madre natural, dejó escapar a su lobo en forma completa para que siguiera el rastro. 

El pelaje oscuro lo volvía parte de la noche y solo sus ojos delataban el camino que llevaría a cualquier ser viviente al infierno. Chanyeol solo veía desde el interior como los árboles se perdía y aparecían las primeras construcciones de la ciudad. Su lobo quería llegar hasta la carretera, ahí estaban los rastros de ese dulce aroma. Solo serían unos minutos, volvería al día siguiente en su forma humana para presentarse. 

Se ocultó entre las malezas de un pequeño bosque, iba a sonreír pero entonces algo horrible le sucedió a las feromonas que estaba rastreando. El aroma se desvanecía lentamente. Saltó las rejas y caminó con cautela, esquivando a los hombres armados. Una mujer se levantaba y saltaba junto a la figura de un joven, se veían felices. 

—El medicamento funcionó. Me siento mejor, el calor desapareció y mi cuerpo no tiene fiebre. —La sonrisa del joven aturdió a la bestia. 

Chanyeol no podía entender lo que su lobo veía. No era verdad. ¡No!

Omega.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora