Cuervo

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A veces su madre iba a visitar a sus viejas tías, y como esa casa definitivamente no era para niños, solía dejarlo con Itachi. Su hermano era simpático de vez en cuando, sabía cocinar y lo dejaba ver el canal que él quisiera con tal de no decirle a mamá que no seguían la rutina que ella quería –que era básicamente, hacer tareas y leer un rato–. Tampoco se quejaba mucho de quedarse con él, lo que hacía que a Sasuke le agradara. Un poco. Cuando no lo molestaba ni era un pesado. Pero como no invitó a ningún amigo –Ni Sasuke, que nunca traía a nadie – pudieron disfrutar de una tarde más o menos decente.

Más o menos.

¿Qué haces? –dijo él, cuando vio a Itachi entrar al estudio de su papá y traer un gran libro. El chico no le respondió hasta que lo dejó en la mesa del comedor y soltó un gran suspiro.

Deberes

Cuando su papá no estaba, solían usar la mesa del comedor para hacer tareas o manualidades, siempre que colocaran el mantel de manualidades. Sasuke había tenido el cuidado de hacerlo, por si acaso se le antojaba dibujar. No era bueno, pero habían quedado de dibujar algo con los otros niños mañana y por supuesto no quería pasar por mal dibujante.

Cuando volvió con sus cuadernos y lápices notó que su hermano tenía abierto el libro en donde mostraba un pájaro negro posado en una rama. Era una lámina a color, por lo que podías ver que era realmente negro. –¿Es un cuervo? –preguntó él, Itachi asintió. Estaba rellenando un cuaderno con lo que leía en el libro, con palabras que Sasuke no entendía del todo. Suspiró. Aun no era lo bastante inteligente para usar libros grandes como su hermano. O entender kanjis complicados –¿Y que debes hacer?

Escribir sobre mi animal favorito –musitó él. Y luego lo miró con curiosidad, moviéndose el cabello hacia atrás. A su papá no le gustaba que Itachi lo llevara largo, pero Sasuke sabía que en esas cosas era su mamá la que mandaba. Y tampoco era como si le gustara mucho la escuela, pero tampoco lo cambiaban– ¿No pensabas dibujar?

Si –Sasuke asintió. Pero ahora le parecía mucho más interesante ver lo que él hacía. –¿Por qué te gustan los cuervos? –No pensaba que le gustaran tanto como para mostrarlo en una clase. Que él supiera, Itachi no tenía imágenes de cuervos en su cuarto –quizá una, pero era un cartel normal–. En su ropa sí, pero también usaba pumas y gatos. Siempre lo pensó como alguien más de gatos que otro animal. Sasuke no era tan grande para entender los gustos de los demás, todavía.

Porque son bonitos –respondió su hermano, encogiéndose de hombros. Deslizó los dedos índice y medio por la fotografía, como si les tuviera cariño. ¿Quizá cuidaba cuervos cuando nadie lo veía, como si fuesen animales callejeros y no le había dicho a él? –¿No te parecen hermosas esas plumas brillantes?

Sasuke vaciló. No era un pájaro feo, si era honesto. Y sus plumas si eran bonitas –Pero ¿No traen mala suerte? –Preguntó. Su papá lo había mencionado una vez, cuando volviendo a la casa habían visto un cuervo parado en el árbol del patio. No lo habían alejado, ni le habían lastimado, pero él le había dicho a Sasuke que mantuviera la distancia.

Claro que no, son solo aves –respondió Itachi, inmediatamente. Ya no estaba tan sonriente como hacía unos minutos –¿Qué culpa tienen ellas que gente vieja e ignorante decidiera echarles la culpa porque las cosas no les salen bien?

¿Qué es ignorante? –preguntó él. Porque esa palabra no la conocía. Su hermano se removió en el asiento y se tomó unos segundos para pensar algo antes de responderle.

Es gente que habla sobre alguna cosa, pero no tiene idea de lo que dice

Sasuke asintió, arrugando el entrecejo. Pero la persona quien había dicho eso era su padre. ¿Entonces no lo sabía todo, como Sasuke había pensado siempre? ¿Les estaba mintiendo?

Pe-pero –titubeó, inseguro si debía o no decirle a su hermano. Pero él le alentó a hablar –Pero papá fue quien dijo eso...

Itachi le sonrió con indulgencia, antes de alborotarle el cabello. Sasuke arrugó la nariz, inmediatamente arreglándose el peinado. ¡Cómo odiaba que hiciera eso!

Estás muy pequeño como para entenderlo, Sasuke –masculló, golpeándole la frente suavemente. Sasuke le gruñó ante el gesto.

¡Soy mucho más alto que ayer! –Itachi rio un poco, pero no dijo nada más. A Sasuke le dio la impresión de que sabía algo que no pensaba compartir con él y tampoco insistió. Sabía que si su hermano sabía un secreto no había forma de que se lo contara, si no quería.

Lo que duró la visita de su mamá, Sasuke hizo tres dibujos imitando al cuervo del libro de Itachi y su hermano terminó su tarea, que mostró a sus amigos al otro día. Sasuke nunca comento esa conversación con nadie, ni las que vinieron después.

Pero definitivamente, Itachi sabía algo sobre su papá que él no.

Y Sasuke, quería saber que era.


¡Es culpa de su aroma!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora