Admiradora

1.1K 157 63
                                    

A veces las niñas de su clase comenzaban a fantasear de cosas que Sasuke no lograba entender.

Por su hermano y su mamá sabía un poco sobre cómo funcionaba el mundo; Había Alfas, Omegas y Betas. No era ninguno más importante que el otro por su segundo sexo, según su mamá, pero su papá alguna vez había dicho que los Alfas eran los mejores.

Así que él quería ser uno.

Ninguno de ellos sabría que sería hasta ser mayores, por lo que decir que seria un alfa ahora sería mentir –aunque le gustaba pensar en si mismo como uno–. Sabía que era un chico y cuáles eran las niñas. Y que no le gustaban nada. Pero como los adultos, no podía identificar el olor de ninguno. Y parecía que los adultos tampoco sabían cuál era su aroma, porque los niños no tenían ningún olor en especial.

¿A que hueles tú mamá?

Había preguntado una vez Sasuke a ella. Su mamá había reído y le había explicado más o menos que el olor de una persona era complejo –Palabra que añadió a su vocabulario –. Su mamá olía a frambuesa, pero también a café en la mañana. Sasuke quería oler a tomate, porque era su fruta-verdura favorita. Era lo mejor del mundo. Y se preguntaba si Naruto olería a ramen cuando fuera un adulto.

Pero las niñas...

¡Seré la omega de Sasuke-kun!

Escuchó a lo lejos. Sasuke rodó los ojos y decidió seguir leyendo el libro que se había traído de casa e intentar hacer como si no hubiese escuchado. El libro de fantasía y magia que lo llevaba metido hace bastante tiempo. Sasuke le había dicho a Naruto que se lo prestaría y le enseñaría las palabras difíciles si quería saber de qué iba la trama. Por supuesto que el niño se lo tomó a medio mal y pensó que Sasuke lo estaba tratando de tonto. Pero como ya llevaban meses en una amistad, el rubio había cedido. Porque Sasuke le había prometido ramen si lo terminaba completo.

Suspiró. Los sacrificios que tenía uno que hacer para formar un amigo mínimamente inteligente.

Fuera de su entorno y más cerca de la puerta que de la esquina donde Sasuke se encontraba, las niñas reían y se apuntaban a sí mismas y a sus vestidos de coctel.

¡No, tienes mucha frente para ser su omega! ¡Yo soy más linda y seré su omega!

¡Mentira, eres muy fea Inoo!

¿Por qué sus padres lo habían traído a esa reunión? Ah sí, porque Itachi había ido a quedarse a la casa de un amigo y nadie había podido quedarse con él. Su mamá no siempre acompañaba a su papá a cosas de la alcaldía, pero hoy había sido el día. No solía venir, porque no le agradaban los niños que venían por esa misma razón. Las niñas lo miraban como si fuese un dulce y los niños sólo corrían de un lado hacia el otro. Shikamaru no había venido esta vez al parecer, entonces no tenía con quien conversar. Y ni pensar en Naruto, porque no tenía papás. Los adultos solían dejarlos en una habitación-guardería, que solía ser vigilado por un grupo de mujeres que ocasionalmente le dejaban dulces.

Aburrido.

Si hubiese sido más grande, habría ido a su casa como siempre había querido. Habría sido infinitamente más divertido enojarse con las ocurrencias de Naruto, que con las tonterías de ellas.

¡Frentona!¡Frentona y fea!

¡AGH! ¡Ino-cerda!

Se habían tirado el cabello la una a la otra, por lo que Sasuke procuró no prestarles real atención y tratar de volver a lo suyo. Tampoco era como si hubiese podido hacer algo para separarlas –Ni quería terminar sin cabello–. ¿Por qué, de todas maneras, pensaban tanto en ser su omega?

¡Es culpa de su aroma!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora