Un humilde joven Omega se ve forzado a dejar sus estudios para trabajar debido a que tiene que mantener a sus dos hermanos menores pues sus padres sufrieron un accidente que los dejo en estado de coma en un hospital. Con los pocos recursos que sus p...
Buenos días señor Wang, tengo lista su agenda del día de hoy, los documentos pendientes están en su escritorio ordenados por prioridad, su café y su desayuno está servido, le decía la secretaria a su jefe a penas el señor Wang atravesaba la puerta del ascensor, gracias Laoyi eres muy eficiente, eso era suficiente para que la secretaria Lee se sintiera en las nubes, el señor Wang no alababa a nadie en la oficina solo a ella.
Laoyi estaba convencida de que su jefe la tenía en alta estima en ocasiones el se quedaba dormido en su escritorio, ella entraba a este le decía que se levantara que debía descansar adecuadamente en la recámara contigua a su oficina y el obedecía a la órdenes que ella le daba, lo ayudaba a llegar a la recamara, le quitaba el saco,aflojaba su corbata y lo recostaba sobre la cama, inmediatamente el se acurrucaba abrazando un mullido almohadón , se veía un poco extrañó ya que era con forma de conejito de tela suave y afelpada, le daba ternura que a pesar de ser un hombre bastante maduro aún tuviera esos gustos infantiles.
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Después de descansar un rato el señor Wang le pedía su almuerzo que ella calentaba en la sección de cafetería, lo dejaba comer a gusto luego lo acompañaba a dar las diligencias por las oficinas o las subsidiarias de la empresa, a las reuniones más importantes de trabajo Laoyi siempre a su derecha facilitándole el trabajo.
Un día comenzó a recibir flores en su escritorio, dejaban flores naturales en preciosos bouquets, con tarjetas de bonito inicio de día que llenaban su corazón de ánimos, cuando su jefe almorzaba le preguntaba si le habían gustado las flores, ella asumió que era el es que se las regalaba, aumentando más su ego y esperanza de ser alguien importante en la vida de ese imponente alfa.
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Laoyi cada ves se convencía más de que su jefe sentía atracción por ella, en varias ocasiones la defendió de socios con mente cochina que al verla tan ajustadita en esos trajes de oficina se dejaban llevar por la belleza de la mujer, trataban de faltarle al respeto, pero como siempre su caballero de dorada armadura, intervenía acosando a los atrevidos hombre que la molestaban.
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