Capítulo • IV •

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Eres solo mío. ─declara antes de penetrarlo nuevamente. Jonathan grita de dolor y relajación. Estaba otra vez dentro, espeso y jugoso. Eran sentimientos encontrados, que nunca pensó encontrar y tener. Pero allí estaban, danzando y jugando a algo tan sucio como el masoquismo.

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Mmm- Ahh~ ─las embestidas eran escandalosamente desenfrenadas. Las paredes se contraían acorde a la intromisión del contrario mientras tocaba el punto esperado. Se disfrutaba aunque trataba de negarlo. Tan rudo y alocado. Sus líquidos desbordaban del ano y caían lentamente por las nalgas rojas por la fricción de pieles. El hombre no disminuía su ritmo, adoraba aquella sensación de éxtasis. No importaba los reclamos escondidos entre los gemidos que desprendían del fondo de la garganta del muchacho al ser desgarrado internamente. No. Lo apretado le gustaba más. Y no quería detenerse. Sin embargo, hace lo posible para no desconectarse y girar al chico, para verlo cara a cara. Lo cuál lo logra con éxito, y lo observa antes de empezar nuevamente con las estocadas. Estaba tan hermoso en verdad.

Johny. ─el susurro danzaba por los oídos del mencionado, generando un escalofrío por toda la columna vertebral. Su pelvis se mueve por reacción, acorde al vaivén. Dicha acción sexual, Dimitry enloquece. La facilidad de entrada se amplía. Ahora, su bebé correspondía. La penetración se sentía en todos sus aspectos; el joven lo ayudaba a adentrarse aún más en él, destrozando todo, haciendo que explote de placer. Su pene entraba desesperado, tocando todo hasta el fondo del orificio. Se sentía tan bien, que, el chico enroscó las piernas a su cadera haciendo que el mayor se acerque aún más. Necesitaba mucho más. Pero su cerebro no maquinaba ese pensamiento tan repentino. Las estocadas eran placenteras, ya no eran abusadoras. Se veían excelente.

Mmm-más-... Por favor. ─la voz entrecortada del chico reclamando como un niño bueno, le voló la cabeza. ─Mmm-más... Duro~ ─los ojos se le cerraron mientras que extendía su cabeza hacia atrás y su espalda y cuello se arqueaba. Se había mordido el labio inferior, mientras imaginaba el pene del hombre romperle todo su interior.

Se desconocía.

Pero miren a la perrita. Pidiendo por más. ─no dudó en bajar hasta el pecho del chico y lamerle los pezones. Rectos y contraídos a la vez. Estaban tan arrugados que su lengua hizo el trabajo de suavizar con la saliva. Sabían cómo un riquísimo plato, recién salido del horno. La cena estaba mejorando.

Ahh- Ahh- Ahhh- ─jadeos entrecortados al sentir la boca experta darle atención a su pecho. Jonathan grita despavorido. Todo se sentía demasiado bien. Bien dulce. La lengua juguetona paseaba de un pezón a otro, mojando la piel a su paso. Aunque, el calor era sofocante. Los ojos lloraban de lo bien que se podía sentir el placer corporal. Las manos expertas eran una maravilla sobre su cuerpo delgado. Leves cosquillas sobre su ombligo hizo sin querer que se mueva un poco pegado al cuerpo que tenía encima. El sudor de ambos podía ser apenas resistible, había que atenderlo tarde o temprano. Pegajoso como chicle mascado. La atención se concentra en el pezón izquierdo, donde muerde con ansias. Parecía decidido en su totalidad, el mordisquear y estimular el botón ya colorado.

Dicen que si... Insistes en succionar un pezón, pude salir leche. Tu eres... Joven y sensible; tus pechos me tientan demasiado. ─los ojos de Jonathan se abren de par en par al escucharlo. El miedo recorre por su sangre, y lágrimas caen como cascadas al predecir lo que se vendría. Definitivamente no quería eso. Su cuerpo le rogaba que se detuviera, que dejara el sexo. Pero no podía moverse. El enorme cuerpo del contrario se apretaba contra el suyo, moviéndose hacia dentro, buscando el fondo de él. ─Pues... A intentarlo. ─los dientes de Dimitry se anclaron a los bordes del pezón, para con la lengua, acariciar toda la extensión y después succionar con fuerza. Varias veces. Muchos besos y lamidas mientras que las penetradas lo llevaban al cielo.

Mmm- D-duele. ─se queja Jonathan ante las mordidas insistentes sobre su pecho izquierdo. No podía aguantarlo. Las corrientes en sus venas eran escandalosamente irritantes como para resistir hasta el final. Se sentía como si lo estuviera pinchando varias agujas en un mismo lugar. Él no quería amamantar al hombre musculoso. Solamente lo quería sentir dentro suyo por un tiempo más. O eso era lo que su cerebro procesaba en aquel momento.

Mmm~ ya casi. ─gime Dimitry extasiado, ansioso por el líquido blanquecino que estaba por extraer de la tetilla. Lo deseaba probar. Lo quería enserio.

Por otro lado, el joven se retorcía incómodo. Con la desesperación de escape grabada en su mente. Nunca debió aceptar tal propuesta. Jadeaba con terror. Las corrientes eléctricas se intensifican agudamente, dejando una sensación de hormigueo en la zona sensible. Los ojos de Dimitry se anclaron en el rostro de Jonathan cuando supo que el líquido jugoso que buscaba dentro iba a salir. Los gestos del contrario afirmaban sus suspechas y en menos de un segundo, la blanquecina leche dispara a su garganta. Sonríe satisfecho mientras disminuye un poco el ritmo de sus estocadas para concentrarse más en mamar. En cambio Jonathan, gritaba desenfrenado el dolor que atravesaba su pezón y pecho.

Estuvieron así por un par de minutos, hasta que el chico reemplaza los gritos por gemidos. Deslizando sus manos hasta la nuca del adulto y pegarlo más a él.

¡Sí! Mmm~ ─suspira extasiado. Mira hacia abajo y acaricia el sedoso cabello del hombre mientras bebía de su pezón aquella leche que había creado en su propio cuerpo. ─Por favor... Bebe todo. No dejes nada. ─lo miraba enternecido, aún sin creer lo que sucedía. Mientras más se vaciaba, mejor se sentía. Más lo ayudaba a quitarse el dolor que generaba las contracciones del pezón. Pero lo aceptaba, aunque sea una maldita locura que jamás pensó que podría vivir. ─Debes alimentarte bien.

Él succionaba más animado que nunca, sin procesar lo que acababa de hacer.

La última gota de leche fue bebida por el hombre, causando que éste sonría complacido. Un sabor agridulce que le embriagaba el paladar.

Uhh... Por un momento olvidé que estábamos unidos. ─el chico aún seguía en shock, sin escuchar siquiera las palabras recién dichas. Por lo que se sorprende al sentir nuevamente las estocadas contra su punto. ─Mmm~ sigues apretado. ─los anillos musculares se contraía al rededor del grueso miembro cada vez que embestía y tocaba la próstata. Aquel punto que le hacía gemir tan agudo. ─Eres verdaderamente hermoso.

Jonathan no sabía cómo actuar. El descubrimiento de que a él, le gustaba cómo lo penetraba un hombre hasta el fondo, y de forma dura, le volaba la cabeza. Aturdido completamente.

¡Más por favor! ¡Lo necesito más adentro! ¡Dios! ─sentía que aquellas súplicas no bastaban para nada. ─¡Lo quiero más duro! ¡Por favor! ¡Más- más- más-! ─Creyó que... Debía actuar para ganarse lo que pedía. Sin pensarlo demasiado, comienza a mover su cintura en contra del movimiento de las estocadas para así sentir más profundo el pene del adulto. Se volvería loco. La exquisitez brillaba en su más esplendor. Casi pudo ver el paraíso resplandecer.

¡Ahh! ─un gemido tan alto y aclamado por sus pulmones al sentir el semen llenar su interior con intensidad, causó el delirio al cerrar sus párpados e imaginar algo tan dulce y exquisito. El descargue continuaba con éxito mientras Dimitry succiona la piel de su cuello con fuerza. La tonalidad de una pequeña zona de allí, se volvió morada. El dolor se vuelve agudo al ser mordido sobre el moretón.

Lo hiciste muy bien, perra. Te ganaste un premio. ─la voz burlona se queda flotando en el aire al ser ignorado por los leves movimientos en círculos que realizaba aún dentro y que desconectaba cualquier pensamiento razonable del jovencito. Termina por retirarse de él y se sube los pantalones sin limpiarse el semen, sonriente con el resultado. ─Tal vez mañana nos divirtamos aún más. Ahora procura descansar, te quiero sano para la siguiente sesión.

Jonathan respiraba con dificultad mientras miraba un punto fijo al otro extremo de la habitación, sin creer lo que acababa de vivir. De experimentar con aquel hombre abusivo. Había gemido voluntariamente por más; le había pedido, o más bien, exigido por más de él. Creyó que eso era lo más traumático para él y no tenía alguna explicación para ello, simplemente lo había deseado en aquel miserable momento y se había sentido tan bien y excitado. Sin evitarlo, unas lágrimas adornaron su rostro mientras se cae rendido en la cama en un sueño profundo, aún con el trasero a la vista y brazos y piernas extendidas cómo estrella de mar en la playa.

Y así, duerme profundamente buscando energías.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2022 ⏰

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