El sentimiento de vacío.
El espacio siempre ha sido un misterio para la mayoría, estamos hablando de que no sabemos a lo que nos enfrentamos en un espacio para el que somos increados e indefensos, ¡justo en la soledad! Si viene cierto que nos conocemos a nosotros mismos y lo que nos rodea, y solo eso, maravilloso sería poder conocer algo tan increíble como a un ser de otro planeta, ¡la idea cambia cuando tenemos o queremos destruirlo!, cuando se ha robado todo lo que conocías, entonces se llena tu corazón de ganas de escupirle a la cara al ladrón de todo ello; al ladrón de tu cerebro.
Algo así le ocurrió a Janne Biersack, una chica muy hermosa y dispar que a sus 25 años tuvo que lidiar con su peor pesadilla, casi como todos.
¡Lo veía en mis sueños!, me aterrorizaba que algún día estuviera frente a mí, mirarle a los ojos y tener que soportarle la mirada, me congelaría. La forma en que todos murmuran de él me hacía pensar en lo malvado que podía llegar a ser con todos. Aún sin saber quién era, podía sentir su miedo, el pavor que me causaría lo tuviera frente a mí. Y es que desde que recuerdo han desaparecido muchas personas, unas cercanas y otras no tanto, cuando tenía diecinueve años desapareció mi hermana mayor, Dilma, un año antes de ella fue mi mejor amigo, Iván Merchant. Al principio las desapariciones no significaban algo por lo que las personas se preocuparan, no había nada en las noticias ni en los diarios, para todos era como si se los hubiese tragado la tierra y ya. Y aquellos que alzaban la voz, enfrentaban la cruda realidad de un gobierno que estaba dispuesto a encubrir algo para lo que ni ellos tenían una respuesta concreta, aquellos enfrentaban cara a cara las caricias de la muerte como respuesta a su protesta. En las calles se farfullaba que mis padres habían estado involucrados en aquel desastre y secreto a voces, pero yo soy aún viva testigo de que ellos peleaban por una respuesta que quizá nadie tenía. Y todos sabíamos lo que eso significaba.
A medida que las desapariciones aumentaban y a su vez los silenciados por los gobiernos de todo el mundo, no quedó más remedio para el orbe que aceptar que algo extraño estaba sucediendo, se rumoraba por la calle y algunos artículos de periódicos poco conocidos y catalogados como "conspiranóicos", que los extraterrestres se los llevaban para estudiarlos, otros que los gobiernos tenían pactos secretos con organizaciones experimentales tan secretas que nunca lo sabríamos aunque fuese cierto. Y aunque existían miles de teorías en las que podía creer, yo me ponía de pie al creer que el responsable solo podía ser uno, ya que las personas desaparecían una a una y no eran muy ágiles que digamos, no sabía si era humano tan siquiera, pero yo lo llamaba, "el ladrón", para mí tiene todo el sentido del mundo.
Antes de la existencia del ladrón, en mi planeta había paz, si no entre nosotros por lo menos con el resto del universo al que éramos ajenos la había, hasta ahora no sabemos de qué mundo es, pero aquí en el planeta más pequeño de mi sistema solar, se trae en bocas que puedes abrir un portal para unirte a él o vencerle quizá, pero jamás nadie ha desmentido esa versión y ha sido silenciada de la misma manera, algunos dicen que simplemente nos matamos entre nosotros, y que somos el cáncer del universo, eso no mentira pero tampoco es la verdad. Por muy absurdo que pueda parecer, yo creo en los que lamentablemente han ido con la firme convicción de poder destruirlo y al final nadie vuelve, llevan consigo fuerza vana y armas que resultan inútiles para el caso, no saben que estamos indefensos para enfrentar algo que no conocemos. Aquellos valientes no han podido hacerle frente o mirarle a los ojos antes de que les robe su alma. ¡Pero a mí me ha robado la cabeza de tanto pensar en ello!
¡He pensado mil veces que sería si estuvieran aquí!, si nunca se hubiesen ido. Solía lastimarme con mis recuerdos inútiles, atrapada en mi pasado pensando que mi presente no tenía sentido, y mucho menos el futuro.
Recuerdo muy seguido cuando Iván me decía que se sentía solo, que sentía que no importaba, pero ¡a mí sí me importaba!
Como el aire se lleva las hojas, y la lluvia las corretea hasta que se pierden, se confunden y se revuelcan así sentía mi vida. Como el florón con el que el torrente arrasó y su lugar no volvió a esperarla, ni a perdonarla.
Me llegan a la mente recuerdos de como conozco a todas esas personas que han desaparecido, personas que de algún modo no tenían nada que perder, me refiero a que he pensado, estudiado e investigado y todas las personas que nunca volveré a ver tenían dos cosas en común, estaban vacíos a su manera y todos eran bastante inteligentes. Mis padres eran químicos que no tenían mucho qué perder, cada quien tenía su vida, eran fríos y mayormente ausentes en nuestra vida emocional, de niños no tuvieron mucho cariño, entonces no demostraban el suyo. Mi hermana estudiaba biología y sufría depresión, como no tenía cariño en casa supongo que lo buscaba en los chicos mayores que siempre terminaban rompiéndole el corazón, en ocasiones no llegaba casa y la recuerdo indiferente hacia todo lo que no fuera un hombre guapo en la puerta de mi casa que llevara flores, la cosa más fácil para fingir amar a alguien. Algunos de mis vecinos eran universitarios buenos que nunca tenían tiempo más que de estar estudiando, bastante enfermos por cierto, algunos tenían ansiedad, insomnio, algunos se refugiaban en las drogas, otros en la religión. Iván siempre soñó con ser un líder, tener atención de alguien, sus padres estaban ausentes físicamente la mayor parte del tiempo, estaban tan ocupados que nunca le preguntaban cómo se sentía, siempre quiso ser importante; mejor que todos, había cosas que conocía más de él que de nadie, como que yo era la persona por la que él más se sentía querido, y él era la persona por la que yo más me sentía apreciada. ¡Llegué a pensar que la única persona hueca que se quedó en ésta porquería era yo!.
Quizá nos complementábamos, pero mi miedo de decírselo crecía a medida que pensaba en todo lo que podía ser, en mi carácter, en que si hacía algo mal, que cualquier cosa ocurriera y se tuviera que ir, yo me quedaría de nuevo en el mismo vacío del que me había costado tanto trabajo salir. Aunque era complicado que eso pasara porque conocía todas mis facetas, mis defectos y cualquier cosa horrible de mí, y jamás había rechistado sobre algo.
Eran miles de personas que sabían mucho y tenían problemas de identidad, de autoestima, o transtornos, todos relacionados con su pasado, quizás solo yo lo noté, pero no había manera de que no lo hiciera si siempre pensaba en aquello. Aunque mucha gente intente negarlo, nuestro pasado tiene mucho que ver con nuestro futuro, es lo que nos forma, lo que no podemos cambiar y nos hace quienes somos, como somos, lo que hacemos y como pensamos.
Supongo que tengo un papel importante en la vida, pero no lo encuentro. Y, ¡estoy cansada de buscarlo tan en vano!.
Y pensé en mí, quizá yo aprendí a valorar lo que tenía cuando aprendí a ganarlo, quizá mi falta de sentido de pertenencia se debía a que toda mi vida había rodado de un lado al otro, entonces supe que todo tenía un porqué, un sentido y un propósito.
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LADRÓN DE MI CEREBRO
Fiksi IlmiahJanne Biersack es una joven que habita en el planeta más pequeño de sus sistema solar, tras estar completamente sola durante 7 años, decide terminar con su vida descubriendo ese mismo día que no todo estaba perdido, que aún podía recuperar a su fami...