†Prólogo†

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—¡¿Porque haces esto?! ¡Dejame salir! — grita tratando zafarse de los nudos que estan atados a sus brazos

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—¡¿Porque haces esto?! ¡Dejame salir! — grita tratando zafarse de los nudos que estan atados a sus brazos.

—¿Quieres saber porque hago esto?—Le pregunto pasando la mano por su cabello.

—No me toques—aparta su rostro para que no pueda tocarlo— ¡Enferma!— me mira con cara de asco y me escupe.

Dime qué no nos acaba de escup...

¡Plast!

Le doy un bofetón que mi mano arde al hacer contacto con su piel.

—Si te sigues comportando como un idiota, te pondré esto— le digo mostrando un trapo que me sirve muy bien como amordaza.

El voltea lentamente y dice:

—¡No me interesa!—reclama— ¡Pero si piensas matarme, no te demostraré ningún miedo! !¿Me entendiste?! Pequ.... Mmgmgg.

Le pongo la venda para que deje de decir tantas idioteces.

—Así estas mucho mejor— le palmeó el hombro— ya vuelvo, no te muevas— demando—igual no puedes—bromeo.

Voy a el refrigerador y saco una malteada de fresa «Que calor» Me la bebo toda y vuelvo a bajar al sótano.

Me acerco a el y le quitó el trapo de la boca.

—¿Ahora si te vas a comportar?— le digo dejando el trapo en su regazo.

—¿Que vas hacerme?— dice mientras sus ojos comienzan a cristalizarse.

No va a llorar, ¿Cierto?

—Oh, no llores cariño— le digo acariciando su mejilla. El aparta la cara— está bien. No te dolerá, lo prometo.

Me volteó, y voy en dirección a la mesa que ahora está justo frente de mi.

«Que usaré?» pienso y comienzo a revisar las gavetas que están al lado de la mesa.

—¿Con que te gustaría morir?— le preguntó a el— ¿Martillazos en la cabeza, con un soplete soldador o un cuchillo en tu garganta?

—¡Que loca estás, eres una enferma!—

—Utilizare el cuchillo para rebanar esa garganta— digo con una sonrisa perversa en mis labios.

Tomo el cuchillo y me volteó en dirección al chico que ya está hecho un mal de lágrimas.

—No llores— digo acercándome— no dolerá, eso te lo aseguro— miró el cuchillo, y luego a el.

—¡Vete al carajo, perra enferma!— se balancea en la silla y cae estampando en el suelo— ¡Suéltame ahora mismo!

No puedo evitar soltar una risa por la posición en la que está.

—¿Enserio todavía piensas que voy a soltarte?— digo pasándole el cuchillo por la mejilla

—¡Aleja eso de mi!— dice revolcándose en el suelo.

—Pudimos haber sido una linda pareja— digo limpiando una lágrima que rueda por su mejilla—pero tú lo decidiste así— lo miro— Así que si no eres mío, no serás de nadie.

Levanto la mano para clavar el cuchillo en su corazón.

—Alto, alto— dice pero el cuchillo esta cerca de tocar el corazón—¡ALTO!

Dejo el cuchillo cerca de su corazón por el grito.

—Todavia tenemos tiempo de estar juntos— dice tratando de jugar con mi mente. Cosa que se hacer yo perfectamente.

Vuelvo a mirar el cuchillo.

—Solamente teníamos que ser tú y yo— digo sobando su cabello mientras llora.

—¡Todavía podemos hacerlo! Suelta las sogas y verás que podemos ser felices juntos.

—No. Ya no— le digo y el cuchillo rebana su garganta.

—Por favor, no dejes que muera— me súplica llorando— ayúdame, po. Podemos estar junto, lo prometo — dice salpicando sangre en mi rostro— de- detén el sangr...— se ahoga con su propia sangre.

Yo aprieto más la cacha del el cuchillo y luego se lo clavo en el corazón para acabar con el sufrimiento de una vez por todas.

Saco el cuchillo y lo vuelvo a clavar estrujando su corazón.

Sigo repitiendo el mismo patrón hasta que mi mente dice «Ya está muerto» Se me escapa una lágrima y aterriza en su mento.

—Solo teníamos que ser tú y yo— repito— tú siendo tan perfecto como siempre— sollozo— y yo con...

Me derrumbó al lado del cuerpo sin vida del chico, comienzo a llorar y termino la frase,

Mi pequeña obsesión por ti.

Mi pequeña obsesión por ti [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora