Elisabeth.
Ya ha pasado un mes desde que asesine a mi querido vecino "Justin Ross"
«¿Siento culpa?» No. «¿Estoy arrepentida?» Absolutamente no. «¿Lo quería?» Si y solo para mí. Por eso decidí acabar con su vida porque si no era para mí, no sería para nadie más.
Lo sé, lo sé. No soy Dios para elegir quien muere o no, pero, ya lo hecho, hecho está,
¿No?Me encuentro en un avión rumbo a un pueblito llamado, «Dringor» Un lugar muy lejos de donde vivo «South Calibur»
No pensaba seguir viviendo en el lugar donde asesine a mi vecino, la cosa en mi vecindario estaba cada vez peor. La búsqueda de Justin no paraba. Solían buscarlo en los bosques, bares, o cualquier sitio donde frecuentaba. Obvio no lo iban a encontrar, yo lo había hecho desaparecer perfectamente. «Ya les contaré eso después»
Varias veces llegaron a la puerta de mi casa lo oficiales con sus interrogatorios absurdos. «Lo siento no sabemos nada» "Pobre chico" Era lo que llegaban a decir mis padres, mientras que yo me escondía detrás de sus espaldas.
Les dije a mis padres que me tomaría unas vacaciones en casa de mi mejor amiga, Devi Boone. Ella es la persona más cercana a mi vida. Es como esa hermana que nunca tuve.
—¿Te falta mucho?—Pregunta Devi através de la línea telefónica.
—Ya estoy en el pueblo.
—¡Porque no me lo has dicho antes!
Doy un brinco que hace que el teléfono se me balancee por su grito, vuelvo a poner el móvil en mi oreja y digo:
—Sera porque mi móvil se quedó sin batería, y justo ahora que llegue, estoy en una cabina hablándote—digo enrollando el cable del teléfono en mi dedo—además, ya te estoy avisando, deja el drama Dev.
—¿Dónde estás?— pregunta.
Miro a mi alrededor y a decir verdad, no se en donde estoy.
Observó a una señora que va pasando por aquí justamente y la llamo.
—Eh... Disculpé—ella me mira— ¿Me puede decir el nombre de esta calle?— Le pregunto— Es para decirle a mi amiga—señalo el teléfono.
—Claro que si, querida— dice esbozando una sonrisa amable— Esta es la avenida principal de Dringor. Dile que te encuentras en la gasolinera Santa Rosalía.
Le doy las gracias a la señora y vuelvo al teléfono, ella solo asiente y sigue su camino.
—Avenida principal de Dringor, estoy justo en frente de la gasolinera Santa Rosalía—digo lo mismo que me dijo la señora.
—Esta bien, no te muevas de ahí, ya salgo para allá.
—Tampoco es que tenga muchos ánimos de moverme —digo poniendo los ojos en blanco—Apresu—
Cuelga la llamada dejando lo que iba a decirle en el aire.
«Idiota»
Pongo el teléfono otra vez en la cabina telefónica y me adentro a una tienda que esta justo en frente.
Voy por algo de beber.
Entro a la tienda y me voy en dirección a la máquina de bebida que está al final. Pongo tres dólares en la maquina y espero que salga mi bebida.
—Maldita máquina— ladro frustrada dándole una patada a la máquina de bebidas— ¿Porque no sales, bebida estúpida?
Patadas, puñetazos, y sacudidas. Nada funciona para que salga esa estúpida gaseosa.
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Mi pequeña obsesión por ti [En Proceso]
AléatoireElisabeth Coleman. Una chica de 19 años que que huye de su pueblo natal al cometer un grave error. Al llegar a un nuevo pueblo llamado «Dringor» las verdades comienzan a salir a la luz y eso hará que Elisabeth se desespere y terminé apoyándose en l...