2

727 56 3
                                    

Mi nombre es Alexandra ¿escuché que has estado buscándome?

Sam se levantó del lugar donde estaba con las niñas cuando el teléfono se me resbaló de las manos y cayó en el piso de madera, mis palmas demasiado sudorosas para sostenerlo y mi corazón muy acelerado como para pensar en atraparlo.

—Len ¿estas bien? —niego. —¿Que pasa?

Mis ojos aún muy abiertos por la revelación de quien llamaba, sin pensarlo tomó el teléfono de la mano de Sam y pongo en mi oreja.

... gues ahí? —alcance el final de la pregunta.

—Si, si, sigo aquí. Realmente no sé qué decir ahora mismo. —tartamudeo haciéndole señas a Sam con las manos para que se lleve a las niñas de la sala, la escucho decirles que terminen de pintar en su cuarto cosa que no tienen permitido y que Esme gentilmente le recordó.

Yo tampoco, si te soy honesta. —ríe, una pausa llena el aire una sonrisa formándose en mi rostro.

Sam vuelve a la sala guiándome al sofá.

—¿Como conseguiste este número? —pregunto.

Oh Dios ¿no querías que que te llamara? Lo siento mucho, yo pensé...

—No, no Alex. –los ojos de Sam se abren ampliamente al reconocer el nombre. —He estado tratando de encontrarte por meses, es solo que no esperaba recibir una llamada tuya por eso estoy en shock. —le explique.

Perdón por shockearte entonces... y que tiraras el teléfono. Espero que tu piso no se haya dañado.

—¿Mi piso? ¿No querrás decir mi teléfono?

No, los pisos son más difíciles de reemplazar.

—Wow. —me rio. —Supongo que tienes razón, esto es algo irreal para mi. No puedo creer que esté hablando contigo.

¿No puedes creerlo?. —pregunta incrédula. —Yo no puedo creer que alguien quisiera mi donación, mucho menos encontrarme.

—Tienes una hija hermosa. —escupo.

Oh joder ¿por qué dije eso? Ni siquiera sé si llamó porque está interesada como yo o para pedirme que parara de buscarla ¿por qué asumí que...

Me alegra escuchar eso. —interrumpe mis pensamientos, su voz llena de tristeza como si estuviera llorando. —Estoy muy feliz de escuchar eso. —definitivamente esta llorando.

Lágrimas llenan mis ojos y antes de que me dé cuenta ambas estamos llorando en el teléfono, no estábamos diciendo nada solo llenando el silencio con sonidos nasales y respiraciones profundas, Sam me ofrece un pañuelo y me pide que ponga la llamada en altavoz pero me niego.

—Y ella es tan inteligente, graciosa. Es malditamente descarada algo que debería agradecerte a ti. —ambas convertimos el llanto en pequeñas risas. - Ella ha estado preguntando por ti.

¿Por eso has estado buscándome? —asiento sin pensar que ella no puede ver mi respuesta hasta que Sam me hace hablar.

Me aclaro la garganta.

—Si, es decir yo siempre tuve curiosidad pero ella está muy desesperada por conocerte y eso me dio el empujón para empezar el proceso. Espero que eso no haya sido un problema, odiaría ser una molestia y...

No, no, esta bien. Honestamente cuando done me hice amiga de una de la enfermeras que trabajan ahí. Tal vez suene un poco incómodo pero tuve que explicarle a ella que hacía una mujer ahí con intenciones de donar. Me apoyo y estaba siendo muy curiosa también, como sospecharias. —dejo de explicar. —Cómo sea ella me contacto anoche explicando que una amiga suya estaba preguntando por mi. Me explico la situación, tu situación. Siento haber sido difícil de encontrar. Permití que dejaran mi número de teléfono en caso de que esto pasara pero no pensé que aún con eso sería tan difícil de encontrar mi información.

The Donor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora