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Lena.

Alex ha estado nerviosa todo el camino a casa de mis padres, conduciendo en silencio y golpeando los dedos en el volante. Esme estaba contenta en su silla, tarareando las canciones de disney. El viaje no era largo, a poco más de una hora, lo que pareció poner a Alex más nerviosa cuando puso la dirección en el GPS de su auto. Tomé su mano derecha y me abrace a su brazo, y en vez de golpear el volante, ahora acariciaba mi mano con su pulgar.

Es el cumpleaños dieciséis de mi hermana y mis padres organizaron una fiesta en casa, invitaron a toda la familia y a muchos amigos de Nia. Claramente llegó la mayoría de invitados, pues había poco espacio para estacionar en nuestra calle. Al llegar a la puerta de la casa y tocar, se escucharon risas, música y charlas provenientes de dentro y más allá, desde el jardín.

Es la primera vez que Alex conocerá a mi familia y sus nervios se intensificaron cuando toque el timbre. La pelirroja mordiéndose el labio, mirando el césped y con sus piernas temblando ligeramente.

—Van a amarte, amor. —le susurro a mi novia. Mis padres abren la puerta justo en ese momento, escuchando el cariñoso apodo. Alex y yo alzamos la mirada hacia ellos, mi mamá sonríe de oreja a oreja y mi papá nos sonríe de manera conservadora. —¡Mamá! —saludo con entusiasmo, besando su mejilla. Hago lo mismo con mi papá una vez que veo que finalmente soltó a Esme. La pequeña había corrido hacia sus abuelos en el instante en que abrieron la puerta.

—¡Pasen, pasen!

Cuando entramos a mi casa de infancia, mi padre le sonríe a Alex.

—Padres, ella es mi novia, Alex. —les digo, sosteniendo la mano nerviosa de la mujer. —Alex, ellos son mis padres, Lillian y Lionel.

—Es un gusto conocerlos a ambos. —saluda Alex tímidamente, dándole la mano a los dos. -Lena me ha dicho muchas cosas buenas de su familia.

—El gusto es nuestro. —comenta mi papá sonriendo. —También hemos escuchado mucho de ti. —provoca y escondo mi cara en el cuello de Alex, cubriendo mi sonrojo por ser declarada de que hablo mucho sobre ella.

Mi padre me aleja de Alex y me abraza por los hombros, llevándome más dentro de la casa, saludando a algunos invitados por el camino. Doy un vistazo sobre mi hombro y veo a Alex riendo libremente con mi madre, quien la está agarrando del brazo, probablemente comentando que es terrible caminando con tacones y la está usando para equilibrarse como lo hace con mi papá.

—Te ves muy feliz, hija. —comenta papá en voz baja mientras caminamos, mis ojos ahora viendo a mi hermana con sus amigos.

—Lo soy, papá. —digo con una sonrisa, viendo a mi hija correr hacia su tía, quien inmediatamente la abraza. —Vamos a ver a Nia, pero nos pondremos al día pronto. —beso la mejilla de mi padre y me giro para buscar a Alex, que ya esta a mi lado.

Con una mano en mi espalda baja, Alex camina de mi hacia mi hermana quien también nos está mirando, Esme esta con ella apuntandonos y hablando alegremente con la cumpleañera. Puedo sentir a la pelirroja rozar la tela de mi vestido con su pulgar, y asumo que es un acto de nervios, pero recuerdo que su pulgar siempre está acariciando mi piel cuando me tiene cerca; mi mano, mi cara, mis piernas cuando las estiró sobre las suyas en el sofá. Me giro un poco y le doy un beso en la clavícula, caminando más despacio, alcanzando a mi hermana.

La joven me abraza y chilla emocionada porque llegamos a su fiesta. Sus amigos están reunidos detrás de ella y les ofrezco una sonrisa como saludo porque los conozco a todos desde que eran pequeños.

—¡Feliz cumpleaños, Nia! —le digo. Mi hermana se ríe y agradece, feliz. Nos separamos e inmediatamente abraza a una sorprendida Alex, escondiendo su cara en el cuello de la pelirroja y envolviendo los brazos fuerte en su cintura.

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