27

435 28 1
                                    

Lena.

Siempre es interesante observar una sala llena de personas, con solo mirar el rostro de alguien, se podría identificar su edad, etnia, aspecto socioeconómicos si eres muy analítico, pero más que todo, su emoción.

Las caras de todos en la sala de espera de la doctora tiene diferentes emociones. Algunas nerviosas, otras emocionadas. Parejas sonriendose entre ellas, otras ignorandose por completo. Todos aquí saben o piensan que van a tener un bebé y no puedo ver quién está feliz y quien no. Me pregunto que emoción refleja mi cara.

Probablemente tristeza pues estoy aquí sola, Sam no quiso venir conmigo, diciendo que alguien tenía que cuidar a nuestras hijas, pero sé que es porque aún está decepcionada. Aún decepcionada porque no se lo he dicho a Alex, que le he ocultado tal secreto por casi tres semanas. Me tomó tres horas decírselo a Sam, una semana decírselo a Diana, tres semanas después de hacerme una prueba y enterarme de mi segundo embarazo, mi mejor amiga y mi ex lo saben, pero mi novia, la mujer que amo, no.

Ella dijo que no quiere que nada cambien entre nosotras. Pensé que se lo iba a decir esa misma noche que se lo dije a Diana, pero no pude. No después de que me dijo que no quiere que nada cambie entre nosotras. Eso lo resolvía para mi. Posponer la noticia tanto como podía hasta tomar mi decisión sobre el embarazo, pero no pude. Ella me ama, Alex me ama.

Yo por supuesto quiero estar segura de estar embarazada antes de decirle a mi novia. No puedo revelar algo tan grande como eso para después darnos cuenta de que las cuatro pruebas caseras que me hice estaban mal. Pero eso no es común, ¿cuatro pruebas?. Cuatro pruebas positivas. Sin duda estoy embarazada, pero aún necesito esa certificación, ese golpe de realidad.

Supongo que si alguien aquí estuviera analizando mis emociones como yo lo hice con ellos, verían nervios, pero verían que estoy bien. Todo embarazo siempre va a originar nervios, a pesar de que es la segunda vez que voy a pasar por este proceso de reunirme con mi obstetra, por supuesto que estaría nerviosa. Por la salud del bebé, por Alex, por la reacción de mi cuerpo al embarazo nuevo, por Esme. Sola en la oficina de la doctora eso es todo en lo que puedo pensar.

—¿Señorita Luthor? —aparto la mirada de una joven visiblemente nerviosa que esta sentada junto a su entusiasmado novio que hacia una cara familiar. Se asoma por una de las puertas con una sonrisa cálida que devuelvo con una felicidad similar antes de pararme y caminar con ella. Me pregunto si Alex compartiría un entusiasmo igual al del joven de allá fuera. —Un gusto verte de nuevo, ¿como va todo? —empieza la doctora Teschmacher.

—Muy bien, gracias. ¿Y tu? Han pasado cinco años desde que nos vimos por última vez.

—Sigo en una profesión que amo, así que no me quejo. —responde con una leve risita. Ella siempre ha amado su trabajo. —Bueno, vamos a ello. Este es tu segundo embarazo, cinco años de diferencia. ¿Hay algo que ya sientes que es diferente del primero?

—Esta vez no he tenido náuseas mañaneras, afortunadamente. Pero estoy de mal humor todo el tiempo y mucho más sensible, con todo, comparado a mi primer embarazo. También continuó teniendo mi periodo, así que esperaba que pudieras revisar eso y decirme que no tengo nada de que preocuparme.

—Seguir teniendo tu periodo durante el embarazo es poco común, pero no imposible. Tampoco va a durar mucho, tal vez solo el primer par de meses. Acuéstate aquí, vamos a revisarte. —instruye la Dra Teschmacher, señalando la mesa de examen.

Después de varias pruebas bastante incómodas para asegurarnos de que no tengo que preocuparme por el sangrado, me da instrucciones de bajarme el jean a la cadera y subirme la blusa sobre el pecho. Tenso el abdomen anticipando el gel frío.

The Donor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora