ᴊᴜꜱᴛɪᴄɪᴀ 【xɪxɪᴀɴ-ᴢʜᴀɴᴄʜᴇɴɢ】

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 8: ᴘᴛ1

⧼ᴜɴᴀ ꜱᴇᴍᴀɴᴀ ᴅᴇꜱᴘᴜᴇꜱ⧽
⧼ʏɪʟɪɴɢ⧽

Wuxian sabía que le debía demasiado a la pequeña rama familiar de los Wen. Ellos le habían adoptado sin problemas cuando Huaisang le trajo a Yiling para esconderlo y le habían tratado como uno más de la familia. Se sentía en deuda con ellos, a pesar de que los Wen le dijeran que no les debía nada. Y es que en estos días que había convivido con ellos, le hicieron sentir que era parte de un hogar y una verdadera familia.

Incluso en ese tiempo que estuvo con ellos se había apegado demasiado al pequeño niño de tres años que siempre andaba con la abuela Wen. Es más, hasta había pensado en adoptarlo. Pero A-Qing, la hermana de Wen Ning, le había dicho que ni siquiera podía cuidar de sí mismo como para pensar cuidar de un infante. Ella tenía razón, pero ahora que se iba a casar y formar una familia con Xichen podrían adoptarlo ¿no?

Esto último le llevó a pensar... ¿Xichen querría adoptar niños o solo quería que fueran ellos dos? ¿O tal vez querría hijos de su sangre? Habían varias parejas de cultivadores hombres que buscaban a chicas dispuestas a llevar a sus hijos en su vientre y que luego se los entregaban a cambio de lujos. Tal vez Xichen quisiera algo como eso también. ¿O habría otra forma? Debería preguntarle a Wen Qing más tarde.

Guardó sus pensamientos para más tarde cuando viera a la susodicha. Por ahora se concentraría en recolectar duraznos para la familia. Tomó una de las puntas de su Hanfu y comenzó a poner las frutas allí para llevarlas con más tranquilidad. Una vez terminó con su tarea, volvió a ir a la residencia de los Wen. Al llegar les vio a todos esperando reunidos, comenzó a repartir los duraznos con una sonrisa.

- Abuela... Ya que A-Yuan está en crecimiento, debe comer más frutas y verduras que todos aquí. —Dijo Wuxian con una sonrisa, se agachó entregándole tres duraznos a la anciana familiar de los Wen que lo habían cuidado todo este tiempo que había decidido alejarse de los Jiang—. Déjelo comer cuanto quiera.

- Mira lo que Xian-gege trajo para ti, A-Yuan. —Dijo la anciana feliz sosteniendo los duraznos y mostrándoselo al niño de tres años que sostenía en brazos.

A-Yuan era tan inocente que abrió sus ojitos con sorpresa al ver que podría comerse esas tres frutas el solito, y luego desvió su vista a Wuxian diciendo:— Gracias. —Balbuceo con su voz adorable de niño y con dificultades al pronunciar.

- No es nada, mi pequeño A-Yuan. —Dijo el loto rojo acercándose a acariciar el cabello del niño, luego se volteó en el lugar acercándose al Tío Cuarto—. Tío...

- ¿Si?

- ¿Podría repartir estos duraznos entre todos los presentes, por favor? —Preguntó Wuxian entregándole los duraznos restantes al Tío Cuarto para que comenzara a repartirlos—. ¡Atención todos! Quiero que sepan que aunque me vaya a casar y probablemente deba ir a vivir con mi prometido, les agradeceré siempre el haberme recibido. Gracias a todos por haberme abierto las puertas como si fuera parte de su familia.

Varios de los presentes negaron con una sonrisa, pues no era necesario que Wuxian diera las gracias por ello. A pesar de que ellos no eran de la rama familiar adinerada de los Wen, ellos habían aceptado a Wuxian como uno de los suyos y le compartieron todo lo que pudieron darle. Además el Jiang siempre estaba tratando de ayudar en lo que podía para ser una ayuda y no convertirse en una carga más.

- Y A-Yuan... —Llamó la atención del pequeño con su llamado—. Deberás venir a visitarme cuando viva y me establezca con Xichen, ¿de acuerdo?

El pequeño solo miró con una sonrisa que mostraba todos sus dientes y achicaba más sus ojitos, tal como A-Xian solía hacer cuando estaba con su hermana Yanli. De hecho la extrañaba, ¿qué sería de ella? ¿Estaría preocupada por él? Sabía que se habían despedido pero para este tiempo ya debería haber regresado, pero aquí seguía. Tampoco les había dado ninguna señal de vida, así que suponía que estaba preocupada.