Capítulo 10.

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            BENEEKool
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                        Familia.

No me gustaba estar rodeado de muchas personas.

Si bién era introvertido, no era lo que se suponía ser 'timido'. Si tenía que hablar en publico lo hacía, no había mucho problema de fondo ahí.

El problema surgía cuándo estaba en un ambiente con más de tres personas y el tema de discusión no me interesaban en lo más minimo.

—...no sé que diablos le pasó pero de un momento a otro comenzó a gritarme que era un imbécil y que la había usado. ¡Pero fue ella quién me escribió primero!—dijo uno de los titulares a todos en la mesa.

Mentalmente rodé los ojos.

No quiero dar la imágen de alguién insensible, para nada.

Pero aquella cuestión era simple de resolver.

Si desde un inicio el tipo le dejó las cosas en claro y la chica se había creado falsas expectativas, pues era su problema.

—Solo por el bién de la conversación y para aportar algo, ¿a quién te tiraste? Siempre si se puede saber.—saltó Usik, mostrando una expresión bastante interesada.

—¿Y a tí quién te invitó?

—Que te impo-

—¿Donde está Nicholas? Usualmente viene a comer con nosotros.—preguntó uno de los titulares, refiriéndose a Nicholas Piras.

Si mal no recuerdo su nombre era Martín.

Era un buen tipo en general. Nunca hablaba de más y su acento latino se me hacia algo gracioso.

Aúnque si el de mi tía lo es más.

Kiar me guiñó el ojo desde el otro lado de la mesa, intuyendo que me estaba aburriendo.

Bueno, al parecer él también lo estaba porque se la pasaba mandando mensajes en su celular a no sé quién.

El arrepentimiento no tardó en hacerce presente; maldición, si casí nunca almorzaba con los del equipo era por algo.

Pero fue un impulso y lo hice, más aún porque estaría junto a Biel.

Aunque bueno, no precisamente junto ya que el rubio no se despegaba por nada del mundo de Nikke.

Un sentimiento extraño afloró en mí, viendo la escenita de ellos dos riendose de no sé que diablos y ajenos a los demás.

Mordí amargamente mi pan de leche, saboreando un sabor dulce en contraste con la acidez en mi rostro.

—Iner, habla un poco con nosotros. Te la has pasado todo el rato callado.—escuché decir a alguién, llamando la atención de los demás.

Incluido la de Biel.

¿Qué digo?

Sí, es verdad. No has dicho nada.—informó Eric, uno de los titulares, posando su brazo sobre mi hombro derecho.—Anda, dí algo compañero.

Cambié mi expresión, atinando a un semblante más amigable.

—Me gusta más escuchar que hablar.

Y era cierto.

Yo era el tipo de persona a la cuál podías contar una historia de más de una hora y estaría ahí, en silencio y atento a todo.

| Regalame Una Sonrisa | BL +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora