D O S

165 22 7
                                    

"Ciertos temas..."


La luz del sol era un signo de esperanza para cualquier psicopata que se despertara a la seis de la mañana con un buen humor.

O al menos eso pensó Min Yoongi cuando despertó esa mañana. Envuelto en sus sábanas blancas. La brisa entraba por las grandes ventanas, se había olvidado de cerrarlas.

Bueno, no prestó mucha atención a eso cuando se escabulló en la habitación de Hyejin.

Apenas el recuerdo de su prometida llegó a su mente, giró su cabeza había el otro lado y ahí estaba ella. Durmiendo con tranquilidad cubierta de igual forma con la tela. Sus ojos cerrados descansando con indudable armonía, sus labios entreabiertos y cabello desordenado. Era un desastre, un desastre muy bonito.

Suspiró y se acomodó mejor en la cama antes de sentarse en ella, tocando el frío piso con sus pies. Al instante un escalofrío recorrió su columna y se enderezó con molestia, odiaba las mañanas tan frías. Sabía que se debía al invierno, y aún si era su estación favorita, días como estos eran sus agonías.

-¿Despierto ya?

Dijo una voz ronca y recién despierta. Volvió hacia ella y lo primero que vio fue su expresión somnolienta con una cálida sonrisa.

-Siempre.

La sonrisa fue devuelta y se paró de la cama, buscando su ropa mientras frotaba sus brazos con sus manos.

-Ah, mi padre te va a matar si entera que me visitas a las dos de la mañana.

Rió.

-Hm, no creo que tenga el descaro de desterrar al mejor partido para su hijita.

Fue el turno de ella de reír.

-Eres muy descarado, demasiado egocéntrico. No estoy segura si de verdad quiero a alguien así de esposo.

Al fin encontró su camisa en el suelo y se la puso mientras la veía restregar sus ojos bostezando.

-Tu papá no tiene ninguna razón para enojarse conmigo, le daré buenos nietos.
Hyejin soltó una carcajada.

-Eres un sin vergüenza.

Yoongi siguió vistiendose con la ropa que encontraba hasta que finalmente vio sus zapatos. Se acercó a la cama y se sentó en ella para ponerse su calzado. Al instante un peso se hundió en el colchón cerca de él, y unos brazos lo rodearon. El cálido aliento en su nuca fue agradable, más los pechos que se presionaban en su espalda.

-Cuando volvamos a Ilsan no tendremos que escabullirnos en la madrugada, lo sabes.

Se volvió hacia ella y sonrió con calidez. Se abstuvo de mencionar algo más, tan solo le dió un breve beso y salió por la puerta en silencio.

La mujer apretó los labios y los acarició a medida que volvía a hundirse en la cama, fueron breves los minutos que vio hacia la ventana con una expresión neutra, antes de suspirar cansada y tratar de dormir otra vez.

La mujer apretó los labios y los acarició a medida que volvía a hundirse en la cama, fueron breves los minutos que vio hacia la ventana con una expresión neutra, antes de suspirar cansada y tratar de dormir otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Despertó esa mañana con un humor distinto Kim SeokJin. La ventana estaba cerrada pero las cortinas estaban abiertas, dejando entrar la luz de un sol mañanero. No era tan pesimista, pero veía a futuro que ese día sería agotador.

Vio su alarma. Estaba a cinco minutos antes de que sonara. Suspiró y se levantó de su cama sin apuro alguno. Se dió una ducha y bajó siguiendo el hilo de un buen olor, un cálido desayuno hecho por su esposa que se escontraba en la cocina.

Lee SooYoung era una mujer de belleza discreta y muy disciplinada, adoraba los picnics y los pays de manzana.

SeokJin sonrió mientras caminaba a la sala de estar luego de verla. Tenía el cabello suelto y tarareaba una canción retro que sonaba en la radio.

-¿SeokJin?

Paró su caminar y giró a verla. Ella había apagado la radio mientras se se asomaba para observarlo con ojos curiosos.

-Buenos días-dijo con una sonrisa apenada.

-¿Por qué estás despierto tan temprano?

-Siempre puntual-caminó hasta ella y besó su frente.

-Falta una hora y media para que vayas al trabajo, ve a descansar-mencionó con un atisbo de preocupación.

-Oh, olvidé decirtelo, hablaré de unos temas con mis hermanos antes de ir a la empresa.

De pronto un brillo en sus ojos se fue tan rápido como apareció. SeokJin se tensó, pero supo disimularlo.

Cómo la mayoría de la veces.

-¿Tus hermanos vendrán? ¿Por qué no me lo dijiste?

"¿Por qué? ¿Querías verte más linda para uno de ellos?"

Tiró ese pensamiento de su cabeza y a cambio le sonrió cálidamente.

Cómo siempre.

-No es importante. Será breve-se dirigió nuevamente a la sala-Aprovecharé a que me lleven un su auto ya que el mío está en el taller.

Abrió la puerta principal y vio en su alfombra el periódico del día, lo tomó y lo leyó brevemente, segundos después, el sonido de un auto llamó su atención y sonrió. Dos maceratis negros se estacionaron, y de ambos salieron dos hombres en traje,radiantes y con sonrisas burlonas.

-Pareces un anciano-Taehyung llegó hasta él en un caminar chiflado y tomó sus mejillas en juego-No me digas que también tomas café mientras lees.

SeokJin giró sus ojos en molestia fingida.

-Ah, cállate, niñato.

SeokJin lo golpeó en el brazo y los tres rieron a la vez.

-Sus bromas agrias son el mejor desayuno.

Segundos después, los Kim entraron en el hogar del mayor, con el olor de un buen desayuno, y la calidez característica del lugar.

SooYoung apareció brevemente, con una sonrisa radiante decorando su bonito rostro. Arregló rápidamente su cabello y se acercó. Sus ojos brillaron de forma inconsiente, acto que SeokJin notó, sin embargo, solo apretó sus dientes entre sí.

Siempre.

-Taehyung, un placer verte-él giró hasta ella y sonrió de igual forma.

-Oh, igualmente, SooYoung.

Saludó, y luego siguió viendo las paredes de la casa, estaban decoradas con nuevos cuadros.

-Igual para ti, Nam. Siempre es bueno ver a la familia.

Ambos se saludaron. Y SeokJin los invitó a sentarse.

El tema corrió con naturalidad y rápidamente sacaron una conclusión. Incluso Lee estuvo incluida.

SeokJin se despidió de ella después del desayuno, pero no habló en el camino a la empresa. Pensativo.





JONQUILLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora