C I N C O

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"...ni tout bien une bénédiction"

6 meses después.

Glascow seguía igual de encantadora para alguien tan aventurero cómo Namjoon. Y lo era igual para Taehyung, solo que siendo sarcástico.

No detestaba el frío. El invierno era realmente su estación preferida, pero Escocia tenía cierto toque opaco que no lo motivaba realmente a entusiasmarse cómo su hermano mayor.

SeokJin era más indiferente que cualquiera de los dos. Si habían llegado a Europa era por fines laborales, no tenía realmente tanto tiempo para concentrarse en gustos turísticos.

Eso lo hacía un poco aburrido, sí, pero no por ser el mayor de los tres.

Quería seguir creyendo aquello.

Bajaron del avión pacientemente esperando en la cola, y una azafata los acompañó al interior del aeropuerto.

Jung Hoseok no tenía un día tan interesante. Su chófer llevaba treinta minutos y diecisiete segundos atrasado. Había contado el número de vasos del dispensador de agua a unos metros de distancia de él. Memorizó los pasos que recorría el hombre que limpiaba unas ventanas cerca y con mucha atención se dió cuenta de cuál era el nombre de la mujer que se encargaba de la columna en frente de la cabina.

Min había llegado a la par con el joven Jeon un par de minutos después, en direcciones contrarias, gracias al cielo.

Yoongi odiaba viajar porque fácilmente se mareaba, pero está vez su mente estuvo más ocupada en que había discutido con su prometida antes de salir de casa. Jeon por su parte también discutió con una mujer, solo que llamada "mamá".

Aún si sus empresas no eran socias y tenían cierta tendencia enemiga, su suerte con las mujeres los relacionaba inevitablemente.

El camino de todos siguió y siguió como el destino en un ambiente normal, no obstante el mencionado era un chiflado y le gustaban las situaciones incómodas. Los hermanos Kim, Jung, Min y Jeon se encontraron en el mismo punto del aeropuerto, formando un círculo irregular, con los pies apuntando al centro de este.

Hoseok solo refunfuñó para sí mismo antes de girar los ojos y seguir revisando su teléfono. Los hermanos Kim se miraron brevemente en silencio. Min y Jeon no hicieron nada distinto. Era irónico, pero nadie se atrevió a decir nada más, un par de miradas neutras y luego seguir su camino.

Aún si querían evitarse, eran el circo de la coincidencia, que reía viendo sus caras largas por encontrarse luego de unos años y unos cuantos problemas. Justo ahora, con los seis hombres sentados en la misma mesa.

La ventaja de los hermanos, era que al ser cercanos podían tener una conversación ajena al resto para evitar el contacto visual o verbal con cualquiera. Sin embargo para los otros tres no fue lo mismo.

Luego de un silencio más incómodo que el propio término, y un par de rondas de evitar un cruce de miradas, la manija de la puerta tomó protagonismo al mostrar ser manipulada. Al instante, todos los presentes estaban de pie, alzando el pecho mostrando respeto.

El elegante y firme sonido de los pasos se hizo presente cuando la puerta fue abierta y un cuerpo hizo su aparición.
No era Alexander Park.

Era un hombre algo bajo y un bigote curioso. Tenía el cabello peinado hacia un lado y una sonrisa discreta que solo el que era observador podía notar.

-Tomen asiento, caballeros-estiró sus manos señalando las sillas como si fuesen algo nuevo, y en medio de cierta confusión los demás siguieron la orden.

JONQUILLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora