2.

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La llegada del tercer mes en el embarazo del Soyama fue ligeramente caótico, ya que se llevaron una gran sorpresa...

El comportamiento de Akaza era demasiado cambiante. Lloraba por cualquier cosa, estaba insoportable, andaba súper celoso, y lo peor, cachondo.

Sí, por más que estuviera preñado, quería sexo. Quería que Kyōjurō lo follara violentamente, como lo había hecho antes. Obviamente, el Rengoku se negaba rotundamente a hacer esto, ya que quería proteger al cachorro. Pero claramente, también tenía ciertos impulsos por culpa de su omega. Lo más extraño para Kyōjurō fue ver las facetas de Akaza dormido. Mientras el menor dormía plácidamente encima suyo, gimoteaba y se retocia.

Sí, tenía sueños húmedos con él. Esto provocaba que el Rengoku deseara tomarlo nuevamente, pero le era imposible. Él era responsable con el cachorro.

El único momento donde él y Akaza podían estar juntos era de noche. De ahí en fuera, ambos estaban en sus cosas.

Las inseguridades de Akaza eran cada vez más notorias. Esto comenzó en una mañana de domingo normal, donde Kyōjurō preparaba el desayuno y el omega se daba una pequeña ducha. Hasta que...

-¡POR UN DEMONIO, ESTO NO ESTÁ PASANDO!- los chillidos y sollozos del Soyama alertaron a su pareja, quién dejó todo a medio hacer y corrió al baño.

-¿Qué sucede?- los lamentos del omega cesaron al escuchar a Kyōjurō- Dulzura, ¿todo bien? ¿Qué te paso?

-¡No, todo está mal!- chilló Akaza, lloriqueando agudamente.

-Abre la puerta- ordenó el alfa.

-Prometeme no reírte- condicionó el Soyama.

-Vamos cariño, no lo haré.

Al cabo de unos segundos, la puerta de abrió, dejando ver una tierna imagen del omega.

Su carita estaba enrojecida, tenía los jeans puestos, a punto de reventar y luego... Su camisa no cerraba. Su pancita estaba creciendo, cambiando sus trabajados abdominales por aquel bulto "repugnante", como lo llamaba el Soyama.

-Dios...

-No te rías... Me veo horrible y gordo- sollozo el omega, abrazando al más alto.

-Te ves hermoso. El hecho de que estés llevando una vida en tu interior te hace un ser tan magnífico... No te avergüences de esto, corazón.- Kyōjurō acarició con suavidad sus cabellos, besando su frente y acariciando su vientre con la mano libre.

Las pálidas mejillas de Akaza ardieron, ¿como eso lo hacía hermoso...? Se veía mal, no, Dōma se burlaría de él. Pero Kyōjurō lo hacía sentir tan bien con respecto a eso...

-Te amo, alfa- El Soyama sólo lo llamaba así cuando era algo muy especial o malo, por lo que una radiante sonrisa se formó en el rostro del mayor.

-Yo igual.

-Kyōjurō....

-¿Dime?

-Huele a quemado- Akaza reprimió una carcajada al percibir el olor a quemado.

-¡Las tostadas, maldita sea!- Kyōjurō salió corriendo hacia la cocina, a sacar los restos quemados de las tajadas de pan.

-¡Nada de groserías!- lo reprendió Akaza, a pesar de que este maldecia por cualquier cosa que sucedia y que los insultos de Kyōjurō era básicamente "patán" y "demonios"

-¡Lo siento!

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Luego de un desayuno a base de jugo de naranja y huevo con restos de pan quemado (que sólo Kyōjurō comió), la pareja salió a dar una vuelta y luego a la mensual revisión del bebé.

Dichas salidas eran lo único que podían hacer en los fines de semana, para estar juntos. Era una de las cosas que mantenía feliz al omega y lo hacía mantenerse neutral, sin muchos cambios extras a los que ya tenía.
Kyōjurō había notado cambios en el apetito de "su niño", comía el doble de lo que usualmente comía, lo cual compensaba la pérdida en los episodios de vómito. Además, Akaza usaba solo su ropa (ya que Kyōjurō era más alto y robusto que el omega, lo que ayudaba a esconder su abultado estómago, que le generaba múltiples inseguridades. Su terror era recibir burlas, pero después de todo, estaba acostumbrado a ver omegas preñados.

-Dulzura, ¿sucede algo?- el Rengoku miró a su pareja, total concentrado en una tienda de artículos para bebés.

-Esa carriola está bastante linda- en sus ojos dorados, un brillo inusual se asomó. Estaba ilusionado con su hijo, estaba deseando criarlo a aquel bebé junto a su pareja... Aunque detestaba el asunto de la panza.

-Debemos ir con la doctora, en 15 minutos es la cita- recordó Kyōjurō, besandolo de forma tierna en la mejilla.

-Bieeen, pero quiero una de verdad~- pidió un beso a su pareja, el cual fue concedido de manera inmediata.

Luego de una caminata hacia el consultorio, risas y un par de batidos, llegaron al consultorio. Kyōjurō tomó las manos de su esposo, con notorio nerviosismo.

-

Esto es importante... Hoy sabremos el género de nuestro hijo.

-Lo sé Kyo... Pero igual tengo miedo- el Soyama sonrió con nerviosismo, mientras entraban de una vez al consultorio, los dulces ojos del omega se posaron en los de su amado- Quiero que sea niña.

-¿¡NIÑA!? ¡Mejor un niño!

-¡Ya somos hombres, no necesitamos otro! Una niña será mejor- contradijo Akaza, mirándolo incrédulo.

-Ay... Con tal de que el bebé este sano, seré feliz- suspiro Kyōjurō, mientras tomaba asiento.

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El descubierto abdomen de Akaza estaba frío, a causa del líquido especial que le habían puesto para hacer el ultrasonido.

Kyōjurō no paraba de mover sus piernas, se sentía demasiado ansioso.

-Hmmm, ¡oh! Aquí está- dijo Shinobu y ambos clavaron la mirada en el monitor-¿Es lo que creo que es?

-¿El que?- Akaza tembló de forma violenta, temiendo una mala noticia.

-Parece... No, espera...- dijo la Kocho, clavando su mirada en el monitor, moviendo el aparato sobre el estómago del omega- Efectivamente, están esperando mellizos.. ¿O gemelos?

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925 palabras- que poquito unu

No tenía inspiración y no quería narrar mucho y pues, por eso quedo horrible XD

Lo hice corto para no abandonar la historia, ya en el otro lo hago más largo.

Abro debate, ¿niño, niña o ambos? ¿Que prefieren? :›

Bueno en fin, espero que lo disfruten ^^

Atte: C0L0R_KOYUKI

✧─── ・ 。゚★: *. ✦ Αɾҽ Ɯҽ ɾҽαԃყ Ƚσ Ⴆҽ Ραɾҽɳƚʂ? ✦ .* :★. ───✧ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora